martes, 1 de diciembre de 2009

Editorial: Balance de fin de año







Se supone que el balance de fin de año debería cerrar el último día de diciembre o a principios de enero del siguiente año. Pero, dado que escribo desde el Perú, país situado "en el extremo occidente", a decir de nuestro escritor Rodolfo Hinostroza, los balances aquí ya están cerrados prácticamente desde que comenzó el año.


No podemos quejarnos: se publicó fantasía y ciencia ficción en el Perú. No a los niveles que - con envidia - podemos observar en otros países hispanohablantes, pero si suficiente como para considerar que lo fantástico en nuestras letras es ya una presencia, que aunque no deja de ser minoritaria y de reducida repercusión en otros medios - que ya empiezan a verse como tradicionales -, existe y tiende a reproducirse.


Tan sólo en letras, tenemos que en 2009 se han reeditado El milagro de los milagros de Zózimo Roberto Morillo y Los cristales de Vuhrán: El Athyrant. Las novedades serían El heraldo en el muelle de Hans Rothgiesser y El misterio de la loma amarilla de José Guich (a presentarse en la Feria del Libro el domingo 6 de diciembre de 2009).


En el campo de las revistas en papel, sigue dando la cara la revista Argonautas, dirigida por Carlos Enrique Saldívar Rosas, cuyo número 4, dedicado a la memoria del inolvidable José B. Adolph, será presentado en la Feria del Libro el . Este volumen incluye nada menos que un cuento inédito del mismísimo Adolph, Virgo intacta. La segunda presentación se realizará en la Feria Internacional de Libro Ricardo Palma (Vértice del Museo de La Nación, cruce de Av. Javier Prado con Av. Aviación). El día 7 de diciembre a las 7 p.m. (hora en punto). Auditorio Julio Ramón Ribeyro.

Y, last but not least, Velero 25 y Ciencia Ficción Perú continúan su labor de difundir la ciencia ficción, la fantasía y el terror en el Perú y urbi et orbi.


Con estos regalos, sólo queda decir: FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2010.

Daniel Salvo

Aventuras de un niño caído del cielo (Adriana Alarco de Zadra)




Entretenimiento y didactismo no suelen hacer buenas migas, pero los libros para niños de Adriana Alarco de Zadra son una excepción. Siendo el primero de una serie de cuatro volúmenes, Aventuras de un niño caído del cielo nos narra las aventuras de un niño extraterrestre, provisto de alas, que visita nuestro mundo y recorre algunos ámbitos de nuestra geografía, como el fondo del mar, la selva, el desierto; de los cuales se destaca la flora y fauna. Como lo expresa la propia autora, en la introducción al mismo:

Cuando el doctor Santiago E. Antúnez de Mayolo me solicitó escribir 52 cuentos infantiles, uno para cada semana del año, pensé que no podía cumplir con dicho requerimiento en breve plazo. Sin embargo, cada experiencia diaria puede ser objeto de un cuento diferente. Recogiendo ideas y jugando con mis nietos, he terminado de escribir estos cuentos con mucho cariño, para que los niños disfruten mientras aprenden. Por lo tanto, tengo el gusto de presentarles los primeros trece cuentos de la colección: El Cuento Semanal para Niños. Estos relatos de las Aventuras de un Niño Caído del Cielo, tratan sobre Gerónimo, quien fue barrido de su planeta por una lluvia de meteoritos. Es un niño alado con poderes extraordinarios. Además, es sensible para con todos los que lo rodean, curioso, matemático y poeta. Espera encontrar a otros seres como él por los alrededores y va recorriendo el territorio. Paso a paso se acerca al océano, conoce a varios animalitos de la región y visita a la sirena Delfina que vive en el mar.


Va a los pueblos y lagunas de la región costera, conociendo personas interesantes y observando la vida que se desarrolla en los campos. Prosigue su recorrido hacia las tierras altas de los Andes, pasando por el país de los números y la casa de los espejos para descubrir pueblos olvidados, volcanes apagados que alojan dragones y cuevas de lechuzas en las laderas de las montañas.


Encuentra a otros compañeros alados y hace amistad con una serie de personajes que viven en distintas regiones. Atraviesa la cordillera andina y, en el camino, conoce a varios animales burlones. Llega a la selva amazónica con sus bosques de todos los colores y sus ciudades tan perdidas que nadie las encuentra ni en el mapa.

Espero que estos cuentos entretengan tanto a los niños pequeños como a los más grandes, así como también a los adultos que los leen a quienes aún no han aprendido las letras. (Adriana Alarco de Zadra).





Aventuras de un niño caído del cielo es el primero de una serie de libros con temática muy vinculada a la ciencia ficción y a la fantasía. El tipo de lectura que educa y entretiene sin caer en la ñoñería.




Daniel Salvo


La ciudad de los nictálopes (Tanya Tynjälä)




Hay, entre las innumerables clasificaciones que existen para la ciencia ficción y la fantasía, una que es denominada science-fantasy, que podría definirse, para ser breves, como un tipo de ciencia ficción que admite elementos sobrenaturales o fantásticos. Pensemos en las entregas de Hellboy, con su tecnología inconcebible que sirve para abrir las puertas del infierno. O los motores que funcionan a magia que describe el escritor inglés China Mieville en su universo de Bas - Lag. O en la saga de Star Wars, con sus caballeros jedi que rescatan princesas y se enfrentan a villanos con poderes inimaginables, secundados por robots y viajando entre las estrellas en naves que se desplazan a velocidades mayores a la de la luz...


Jugando con todos estos elementos, además de una acerba crítica a la rigidez y falta de imaginación de ciertas maneras de educar, la escritora peruana radicada en Finlandia Tanya Tynjälä nos ofrece una fábula futurista de sabor agridulce, en la que la comodidad sosa de una sociedad que pretende satisfacer todas las necesidades de sus ciudadanos no logra acallar las ansias de algunos por algo tan elemental como la libertad y el riesgo. Tal es el argumento central de La ciudad de los nictálopes, donde una niña con el gen del inconformismo desarrolla auténticas alas, que en la Ciudad Viviente N° 4 (una arcología regida por máquinas, encerrada en una cúpula de plástico para evitar el calor y la suciedad del exterior) evidencian una enfermedad que la convierten en parte de los marginados, seres tenidos por réprobos de una sociedad que les ofrece todo lo que necesitan para vivir... excepto libertad. Wriixka deberá ocultar lo más posible estas alas, que no sólo la convierten en diferente, sino que podrían llevarla a la ciudad de los nictálopes, que se le revela en sueños como un lugar donde las personas, aladas como ella, conviven en paz con la naturaleza y pueden hacer lo que quieran con sus vidas. Pero las cosas no son tán fáciles: la madre de Wriixka sospecha de los arranques de libertad de su hija, de quien desea un destino tan conformista y mediocre como el de ella, y vigila atentamente el comportamiento de esta. No en vano se nos informa que, en un principio, cortó las alas nada menos de que su marido y padre de Wriixka, el triste y abatido Triin, quien aún sueña con alguien que voló primero que él a la ciudad de los nictálopes, una mujer alada que voló hacia la luz que él nunca podrá alcanzar.


Pero no se crea que estamos ante una obra simple. Las descripciones de los diversos espacios de la Ciudad Viviente N° 4, producto de la planificación de cerebros sin cuerpos, son un auténtico placer para los amantes de la ciencia ficción. Desde las habitaciones de sus moradores, llenas de lujos y comodidades que ocultan en realidad férreos instrumentos de control, hasta los espacios públicos, que parecen urdidos por geómetra colosal y enloquecido. Diversos artilugios y dispositivos, además del siniestro secreto que se oculta tras la llamada regeneración, nos ofrecen una ciudad que podría ser pronto la nuestra, un emporio de chillonas diversiones que en realidad ocultan peligros y amenazas, escapismos que ocultan la más férrea de las cadenas.


Este es un libro que me habría encantado leer cuando tenía once años. Si bien considero que puede leerse con placer a cualquier edad, se enfoca a una etapa en la vida que todos hemos pasado (que, por cierto, no está exenta de un sutil erotismo), cuando empezamos a cuestionar nuestro entorno, cuando empezamos a analizar lo que hasta ese momento nos parece familiar y perenne, como es la familia, la sociedad, los valores, lo que se espera de nosotros y lo que realmente queremos hacer con nuestras vidas. Un libro para madurar, y para recordar que nunca es tarde para que nos crezcan alas.


La edición de La ciudad de los nictálopes cuenta con las hermosas ilustraciones de Sheila Alvarado, quien logra captar tanto la atmósfera entre impóluta y amenazante de la ciudad como la sugerente belleza de una niña que va dejando atrás la infancia.

Daniel Salvo

La guerra de Mostark (Santiago Roncagliolo)




Mostark es una vieja estrella que se ha convertido en un planeta habitable. En el futuro, cuando la Tierra se enfríe, familias enteras de humanos decidirán probar suerte en Mostark, emigrando en búsqueda de pastos para los tribions, animales genéticamente modificados que son una suerte de cruce entre res y felino. Pero Mostark no está deshabitado: varias razas inteligentes lo pueblan, razas que han convivido pacíficamente hasta la llegada de los Dinath, crueles, ávidos de poder y deseosos de esclavizar a otras razas.


Este afán de poder carece de límites. Usando un cristal de poder, los Dinath absorberán la esencia vital de la mayoría de los seres vivientes que moran en Mostark, entre ellos, los padres de los pequeños protagonistas, Dan y Raisa, a quienes luego se unirá el Brgam Wizzio, perteneciente a una de las razas originarias de Mostark inteligente, peludo y bonachón. Los tres tienen clara su misión: quitarle a los Dinath el cristal de poder. En fin, como una caravana del valor, nuestros tres amigos partirán en búsqueda del cristal, aunque ello implique enfrentarse a una raza de feroces y crueles guerreros.


Curioso libro en la carrera del escritor Santiago Roncagliolo, dirigido ex profeso a menores de edad, tal y como rezan las instrucciones de la carátula del libro (¿qué será un maxilector?). La aventura es trepidante, pues avanza sin dilaciones desde el aterrizaje en Mostark hasta el enfrentamiento con los Dinath, sin dejar respiro al joven lector. Hay quizá un regodeo en lo que se asume es el "mundo infantil", con la sempiterna rivalidad fraternal que esconde en el fondo un lazo indisoluble, así como la brecha generacional entre padres e hijos que lleva a la misma conclusión: la familia es la familia, y si están todos unidos, las cosas siempre saldrán bien.


Se hace difícil criticar un libro dirigido a los niños, pero no puede negarse que la trama se hace predecible desde los primeros capítulos, así como el tipo de relaciones que van a producirse entre los personajes, diálogos incluidos. Un poco más de tensión y originalidad habrían dado lugar a gran aventura.


Daniel Salvo










No más duendes


(Gremlins, go home!)


Gordon R. Dickson & Ben Bova


Editorial Lidium, 1975.




Viendo la portada de este libro, uno jamás podría imaginarse que está frente a una de las obras mejor escritas sobre los duendes, los niños, la amistad, la ecología, la maduración como ser humano, y un largo etcétera.


Y bueno, es que cuando a uno le comentan acerca de libros o películas “para niños”, pues como que se pone sobre aviso, pensando (en mi triste infancia, al menos) en esperpentos como las películas de Joselito u otras donde los niños son empalagosamente dulces, buenos, lindos y estúpidos. Todo ello, enmarcado en una también estúpida historia, (¿recuerdan las películas de Los Parchis?). Todo horrible, como esas tías que te abrazan hasta ahogarte mientras te dicen “papito”. Creo que en la actualidad las cosas son diferentes, pero hubo una época en la cual los propios niños han debido odiar las películas o libros que (quizá con las mejores intenciones) han hecho los adultos para ellos. Y si los niños no aprecian algo (son unos críticos terribles, vaya), imagínense a un adulto tragándose dos horas de las aventuras de Joselito...


En esas épocas, qué no hubiera dado yo por leer esta novela. Igual la he disfrutado ahora que estoy en base cuatro, pero imagino que para un menor debe ser una experiencia de esas que te enganchan con la lectura para siempre. Como leer “Tom Sawyer”, por ejemplo.


“No más duendes” es la historia de Rolf Gunnarson, un niño cuyo padre está a cargo del lanzamiento del primer cohete a Marte desde Cabo Kennedy. Debido a la intensa actividad desplegada por su padre, Rolf se siente un poco relegado (a su vez, su madre parece cuidar más de su hermana pequeña que de Rolf), considerando además que sus preocupaciones ecológicas tienen más importancia para la humanidad que los viajes espaciales.


Un día, dando un paseo en bicicleta junto con su perro Shep, sufre una caída de esas que te hacen ver estrellas. Cuando se recupera, se da con la sorpresa de que su perro está hablando (discutiendo sería la palabra) … ¡con un duende!


Un duende arquetípico (desde el punto de vista anglosajón) llamado Baneen, que mide unos treinta centímetros, tiene orejas puntiagudas, cejas blancas, viste de verde, flota en el aire y habla con acento irlandés. Por cierto, el perro, cuyo nombre completo es Mister Sheperton, se convierte en un personaje secundario de lujo. Además, habla con un pomposo acento inglés…¿Qué ha ocurrido? Algo de polvo de duende (no pregunten que es) ha caído sobre Rolf Gunnarson, de modo que ahora puede percibir el mundo de los duendes y de los animales parlantes, usualmente oculto a los sentidos de los seres humanos. Tras la sorpresa inicial, Rolf entrará en conversación con Baneen, quien le contará el secreto de su existencia: los duendes son seres extraterrestres provenientes del reseco y polvoriento (así les gusta a ellos) planeta Duendia, varados en la Tierra debido a un desperfecto en un vuelo espacial emprendido hace miles (¿o millones? los duendes son inmortales) de años. Deseosos de volver a su mundo original, o al menos ir a un planeta sin tanta humedad como la Tierra (el agua reduce los poderes de los duendes a un tercio de su capacidad), quieren que Rolf los ayude a construir una nueva nave espacial que les permita aprovechar el impulso del cohete que será lanzado a Marte. Para ello, Rolf deberá conseguirles, entre otras cosas, materiales que se encuentran en cualquier ferretería, a las cuales los duendes no pueden acercarse, pues el hierro también les causa daño. La nave de los duendes, cuyos principios obedecen a una física casi lovecraftiana, será construida por O’Rigami, un duende que habla con acento japonés (aunque en la traducción se lee como chino) que, según sus palabras, es el genuino acento de un duende tratando de hablar español (o inglés, con tanta traducción ya me perdí). Por cierto, Baneen dice lo mismo respecto a su acento irlandés. Al igual que los duendes que tienen acentos romaní, francés y de cualquier idioma que se hable en el mundo. Supuestamente, los humanos adquirimos “nuestros” acentos de los duendes que moraban entre nosotros…


A cambio de su ayuda, los duendes le ofrecen a Rolf el Gran Deseo, es decir, que Rolf pueda pedir a los duendes cualquier cosa, y éstos se la concederán. Y el gran deseo de Rolf no es otro que la limpieza del mundo, el fin de la contaminación mundial. No pide poco, por cierto. La tarea de Rolf, consistente en conseguir algunas herramientas y colocar la nave de los duendes junto al cohete espacial a ser lanzado por su padre, parece sencilla...


Excepto que las cosas no son siempre fáciles. Pese a los poderes y la ayuda de los duendes, Rolf tendrá que pedir ayuda de alguien más, una niña llamada Rita Amaro, cuyo padre está encargada de la vigilancia del cohete que será lanzado a Marte. Ambos niños se gustan, pero tratan de ocultar sus sentimientos, lo cual será imposible debido a las hilarantes observaciones hechas tanto por los duendes como por Mister Sheperton.


En su trato con los duendes, Rolf descubrirá cosas como el verdadero origen de la leyenda del Rey Arturo, la verdadera razón por la cual los duendes abandonaron su planeta y por qué desean volver al mismo… así como la importancia de la amistad, el compañerismo y esos valores didácticos que en cualquier otra circunstancia sonarían como aburridísimas lecciones o moralejas, pero en esta novela – que también podría leer como una novela “de aprendizaje”, puesto que Rolf se convierte en un chico realmente maduro al final de la misma – se nos presentan como experiencias llenas de emoción y sentido de la aventura.


Seres extraterrestres, viajes espaciales, perros que hablan… la aventura que cualquier niño quisiera tener. Y cualquier adulto cuyo corazón no esté carcomido. Realmente, apta para todos.
Daniel Salvo

lunes, 2 de noviembre de 2009

Editorial: ¿Mezcla o falta de creatividad?




Desde otros lares llegan noticias interesantes en el campo de las publicaciones de ciencia ficción, fantasía y terror. Entre ellas, que al reciente boom de novelas de vampiros adolescentes, seguido del más discreto de los zombies, se barrunta una nueva modalidad: la reescritura de clásicos literarios en clave de fantasía, terror o ciencia ficción. Así, está pronta a distribuirse la intrigante Orgullo y prejuicio y zombis, de Seth Grahame Smith, "una versión ampliada del clásico de Jane Austen". Grahame Smith ya está redactando otra novela en la cual Abraham Lincoln resulta ser, además de abolicionista, un competente caza-vampiros.
Las historias en las que se mezclan personajes o escenarios ficcionales pertenecientes a otros autores con los de nueva cosecha, no son desconocidas en los predios de lo fantástico. Al contrario, ¿quién no se ha emocionado con películas como Drácula vs. Frankenstein (con el considerado el peor Drácula del cine, el actor Zandor Vorkov), o sin ir más lejos, con el cómic La liga de los caballeros extraordinarios? No confundirse con el pastiche, que es una forma de homenaje al escribir "a la manera de", como es el caso del escritor español Rodolfo Martínez, encargado de dar nueva vida a Sherlock Holmes.
Pero - siempre hay un pero-, tal parece que la cosa podría exceder un poco la sana expectativa del público lector de volver a leer las aventuras - o desventuras - de sus personajes favoritos.
Y el grito de alerta fue dado - cuándo no - hace tiempo desde la ciencia ficción, en el hermoso y triste relato Treinta días tenía setiembre de Robert F. Young, en el cual un melancólico y frustrado padre de familia del futuro añora los días de su infancia, en los que pudo asistira a una "escuela de verdad" - en vez de las clases por televisión que siguen sus hijos - y disfrutar de las clases impartidas por encantadoras maestras-robot. La nostalgia del protagonista lo lleva a adquirir una maestra-robot de segunda mano, con el pretexto de que ayude a su hijo en sus tareas escolares y a su antipática esposa en las labores domésticas. Pero lo que el ansía en realidad es volver a los felices días de antaño, lo que logrará al fin, aunque no de la manera que esperaba.
En dicho relato, además de una sombría predicción acerca de la calidad de las relaciones humanas del futuro, se nos ofrece un atisbo de las "nuevas" formas de entretenimiento del morador de las ciudades: televisores inmensos en los que se propalan westerns. Pero no cualquier tipo de western: son versiones actualizadas de Romeo y Julieta, Macbeth, Antígona y otros clásicos, lo cual provoca las iras de la maestra-robot, acostumbrada a los textos originales. Sus críticas hacia estas nuevas versiones de las obras shakesperianas o las tragedias griegas apuntan tanto al nivel de producción de las mismas, que se adivina bastante ínfimo, como a lo que posiblemente angustiaba al autor: la pérdida de la creatividad. De paso, el autor nos previene acerca de la clase de productos que pueden resultar de un arte vendido al capital
De modo que vale la pena preguntarse si estamos ante un nuevo tipo de arte, la revisitación de los clásicos, o si méramente estamos ante una horda de saqueadores de ideas, como esos "cantantes" que no tienen otra manera de presentarse que resucitando algún tema del recuerdo. Aunque claro, quien nos dice que Orgullo y prejuicio y zombis resulta siendo mejor que la "original"... Entre nuestros escritores, Ivan Thays tiene una opinión bastante curiosa al respecto.
Y ya puestos, Edmundo Paz Soldán se pregunta, con mucho humor:

Me imagino que, en el futuro, habrá varios adolescentes confundidos: "¿Orgullo y Prejuicio? ¿No es la novela con zombies? La tal Austen, una precursora de George Romero". A prepararse, porque esta moda sólo acaba de comenzar. Después de los zombis, seguro que vendrán otras novelas con criaturas de muy mala reputación: La ciudad y los perros con vampiros, Pedro Páramo con hombres lobo (¿pero, Rulfo no la escribió ya con zombis?)... Se acercan días interesantes para la gran literatura.


Pues sí: algunos ya estamos escribiendo Un mundo feliz para Julius y La tía Julia y el Terminator.
Daniel Salvo

Revista NM N° 4 (VV.AA.)




Se afianza la producción hispanoamericana con esta cuarta entrega de NM, correspondiente a mayo de 2007, con una más que sugerente portada y un contenido que no tiene desperdicio. Al menos, a mí me lo parece.



Editorial:


Donde Santiago Oviedo se explaya en su felicidad por los resultados obtenidos con NM.



Desplazamiento (Fabio Ferreras):


Relato que homenajea, desde un planteamiento propio de la ciencia ficción, al cuento Continuidad de los parques de Julio Cortázar. Un niño cuya curiosidad le ocasiona un percance con la electricidad. Un conflicto con el padre. Muchos años después, el mismo niño, adulto ya y acaso consciente de su decadencia, vuelve a tener un incidente con la electricidad, que le devuelve la percepción de un momento olvidado en el tiempo. Pero, ¿ese momento realmente pertenece al pasado? ¿O pertenecía al futuro, convertido en presente? Y en todo caso, ¿el momento le pertenecía al protagonista, o a alguien más? El ambiguo final acrecienta el desasosiego del lector, incapaz de llegar a una solución concreta.



No lo hago por el sabor (Sue Giacomán Vargas):


La lucha entre los que sueñan con un mundo de libertades contra los que desean un mundo de control totalitario, en nombre de la seguridad (en este caso, en nombre de la salud), parece que nunca tendrá fin. Esta vez, la sociedad del futuro prohibe a los ciudadanos la búsqueda de un placer mas bien inocuo: la degustación de alimentos naturales. Por absurdo que suene, por que así es el malsano deseo de controlar al otro, de dominarlo totálmente, de ejercer nuestro poder sobre él: impedir que pueda satisfacer sus anhelos más simples. La habilidad de la autora convierte lo absurdo en verosímil... e inquietante, si prestamos un poco de atención a lo que ya viene sucediendo en el mundo.



El criadero (Fernando Bomsenbiante):


Un grato ejemplo de cuento con vuelta de tuerca final, de esas que trastocan por completo todo lo que aparenta ser la historia de un buen negocio, de una empresa que marcha viento en popa merced a la explotación de un tipo muy peculiar de animales. Pero como dicen, al final nadie sabe para quien trabaja.



La araña tiene patas cortas (Hernán Dominguez Nimo):


El relato más largo de la presente edición, y el más amargo. En un futuro indefinible, los ácaros y otras variedades de arácnidos han mutado hacia una especie capaz de controlar la mente humana, lo que los ha convertido en enemigos nuestros. La humanidad adopta medidas draconianas para combatirlos, evitando su contacto y eliminando sin misericordia a los infelices que han sido "contaminados" por los araña (así los llaman en el relato), esto es, aquellos de cuyas mentes se ha apoderado el enemigo. Al protagonista se le encarga la más ingrata misión: acabar con la vida de una contaminada, nada menos que la mujer que alguna vez amó y acaso sigue amando. El encuentro final con la supuesta víctima (supuesta en más de un sentido), nos ofrece más de un cuestionamiento a nuestras ideas respecto a qué es bueno y qué es malo, y sobre todo, a la naturaleza de eso que llamamos amor.


Otra Babel (Gonzalo Geller):


Una deliciosa fantasía bíblica que habría merecido el aplauso de Ted Chiang. En el futuro remoto o en el pasado mítico, no hay una sino muchas torres que apuntan al cielo, mientras que en la tierra hay cada vez más incomprensión. Misma incomprensión que puede llegar a lo alto de las torres...



Hilos conductores (Eduardo M. Laens Aguiar):


La figura de Nikola Tesla, inventor de mil y un ingenios eléctricos, además de gran idealista (como lo prueba su idea, no del todo impracticable, de un transmisor mundial de energía eléctrica inalámbrica, aprovechable desde cualquier punto del globo), viene despertando un interés cada vez mayor. El relato, que bien podría ser una estampa de los últimos días del inventor, en una apacible sesión de pesca, nos muestra cómo la incomprensión y la ambición humana siempre parecen ponerse de acuerdo en contra de los más nobles y puros ideales.



Contacto fallido (José C. Canalda):


Un relato de antología, tanto por la manera en que está narrado como por las manera en que desarrolla la idea central. El tan ansiado primer contacto con inteligencias extraterrestres al fin se ha producido. Una nave de origen alienígena está transmitiendo señales a nuestro planeta, si bien de naturaleza incomprensible. Los humanos delegados para efectuar este primer contacto siguen los protocolos del caso, bastante previsibles: mostrar a los visitantes los logros más elevados de la ciencia y el arte humanos. Pero, ¿qué ocurriría si alguien se saliera del protocolo, y decidiera mostrar a los extraterrestres cómo somos realmente los seres humanos? Es lo que sucede en este magistral cuento, que con mucho humor, nos enfrenta a lo que generalmente queremos evitar reconocer en nosotros mismos, como son nuestras flaquezas y debilidades. No somos perfectos, pareciera ser la moraleja de la historia. Para poder establecer un contacto real con los otros, debemos primero aceptarnos a nosotros mismos.


En algún lugar del tiempo (Richard Matheson)


A inicios de la década de los años ochenta, Christopher Reeve y Jane Seymour protagonizaron la versión fílmica de ésta novela, que entre nosotros se distribuyó con el hermoso título de Pídele al tiempo que vuelva. La película es un clásico de esos que merece la pena verse cada cierto tiempo.
La trama es la siguiente: Richard Collier, un guionista de cierto renombre, se enamora del retrato de una actriz recientemente fallecida. Se obsesiona con la posibilidad de viajar en el tiempo a las épocas de juventud y esplendor de la actriz, lo cual logra gracias a una técnica más filosófica que científica, si cabe la distinción. Es pues, una historia romántica de viajes en el tiempo. Parece la onda actual: vampiros enamorados, luego zombis...
Excepto que la novela que dio origen a la película es muy anterior a las actuales muestras de romanticismo posmoderno. Escrita en 1975, se publicó en ese entonces como Bid time return (Pide al tiempo que vuelva), pero tras el éxito de la película, que en USA se distribuyó como Somewhere in time (En algún lugar del tiempo), pasó a reeditarse con dicho título.
La novela no difiere mucho de la película, y cuesta imaginarse a Richard Collier o a Elise Mckenna con otros rostros que no sean los de Christopher Reeve o Jane Seymour. Claro que el texto escrito permite una mayor amplitud de opciones y detalles, que incluso llevan al lector a preguntarse si, en el contexto de la novela, las cosas ocurrieron tal y como se narran o se trata del delirio de un enfermo terminal, lo cual, a su vez, permite una vuelta de tuerca en cuanto al método utilizado para viajar en el tiempo, descrito con lujo de detalles por el protagonista, puesto que la novela intercala partes del diario de Richard Collier.
Además de la intriga romántica (¿logrará Richard enamorar a Elise, por quien ha viajado nada menos que en el tiempo?), está el interés que despierta en el lector la experiencia de encontrarse en un ambiente realmente distinto al nuestro, que nunca deja de ser ajeno (o alienígena, si se quiere) a nuestra forma de percibir las cosas. Matheson logra transmitir esa sensación con maestría, al tiempo que crea otro obstáculo para nuestro héroe: parece ser que el desplazamiento temporal logrado se sustenta en mecanismos muy sutiles, al punto que éste se ve constantemente amenazado por la posibilidad de retornar a su propio tiempo, lo que representaría una catástrofe para sus propósitos.
Ya sea la novela o la película, En algún lugar del tiempo nos ofrece una historia que nos habla acerca de nuestras posibilidades y nuestras limitaciones cuando se trata de alcanzar eso que llamamos amor, y que aún cuando podamos encontrar realmente a esa persona, esto no es ninguna garantía de un final feliz.
Según Matheson , "En algún lugar del tiempo es la historia de un amor que trasciende el tiempo, mientras que Más allá de los sueños es la historia de un amor que trasciende la muerte... Pienso que ambas representan lo mejor que he escrito en forma de novela."

domingo, 1 de noviembre de 2009

Cuento: Propaganda para ancianos o gente descartable (Luis Antonio Bolaños de la Cruz)

Propaganda para ancianos o gente descartable


Luis Antonio Bolaños de la Cruz


Basado en las sensaciones de obsolescencia que con frecuencia me devastan en el último par de años, y tras la lectura de un poema de Adriana Alarco, he trazado una prospectiva tecnológica, la he colisionado con mi inminente conmoción por ingresar a mi séptima década y luego cosido a través de dioramas de algunos de mis artistas favoritos y reflexiones de vejete.

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Discurso aleccionador para publicitar dermomemorias reservadas a cuerpos de recambio o para aquellos que han acumulado excesivas existencias (Lectura promocional de holotanque mòvil con velocidad de difusión reducida - tiempo máximo: 30 segundos)


Una voz cascada y cansina empieza: Describiré como me siento y usted podrá aconsejarme: Imagen de un torso fornido cruzado por volutas violetas que colisionan contra él y lo lesionan, se cubre de equimosis, cardenales y manchas lívidas, un cierto deterioro es palpable, transita raudo a resto arqueológico de la época grecorromana, descascarillado y deslucido.

Otra voz clara y precisa enumera: Reescribo mi memoria una y otra vez, altero los recuerdos, avanzo como un jabalí hozando en el humus o cual proboscídeo desbrozando ramajes, y es evidente que dejo una huella sobre mis propios surcos cerebrales y mi propia selva de reminiscencias. (Como reforzamiento hábitats del pleistoceno son reproducidos)






Hay intentos de mis avatares, remanentes del último tratamiento antienvejecimiento, por evitar que segmentos seleccionados que acumularon momentos de especial nobleza y belleza sean devastados, en ocasiones logran salvarlos, en otras son derrotados por esas otras fases de mi mismo encarnadas en los cuerpos macizos y devastadores de la pre-demencia senil, aquellos que se amparan quedan como relictos o museos hasta el próximo período de devastación que igual puede demolerlos, no hay garantías de permanencia por acumulación de tiempo. Imagen: Gráciles y enjutos arqueros elfos volando en grifos se enfrentan a macrorobots provistos de láseres.

A pesar de los nanocomponentes insertados mediante terapias de mantenimiento en las circunvoluciones cerebrales para salvaguardarlas, como los períodos de repetición de las incesantes modificaciones son arrítmicos –cual subproductos de la acumulación de peripecias y anomalías del devenir y de la deriva existencial-, decaen en sus predicciones y acciones para preservar la salud, así que no se puede confiar en permanencias ni robusteces. Por eso, hasta el mismo terreno de la retentiva se perturba con frecuencia y declina o se desintegra. Mientras suenan las frases gráficos de Judson Huss se suceden: Alfa & Omega, Historia Natural, Monumento, Palabra, Ultimo Pájaro, Vals de los Fósiles.












En ocasiones, una vibración o un grito que llegan -generados por el aparente vacío social en que moramos, con frecuencia abandonados, o de la ira que nos embarga por la impotencia ante las crueldades de su estructura-, pueden desmantelar vastas llanuras de evocaciones o hacer desplomarse laderas completas de remembranzas, entre las ruinas destellan esquirlas aún reconocibles de lo que se pierde, pero la hemorragia es tan vasta, el desangrarse tan agotador, que aceptamos un pacto con lo intrascendente, una alianza con lo letal… y seguimos adelante, mezclando los niveles, amalgamando las dimensiones, licuefaccionando lo que atesoramos y removiendo detritus, para poder armar nuevos diagramas y acumular otros tesoros que vibren en resonancia con los extraviados en los meandros infinitos del pasado, apenas de tenue identificación. Acompañan al texto composiciones escherianas con mínimas variaciones: volcán que emerge del océano desde un àngulo y un eclipse que avanza en diagonal desde el contrario, en un extremo el eclipse se traga la lava, en el otro la erupción barre con el proceso de ocultamiento.









Y a nuestro pesar, siempre grávidos, explotando en virulentas derivaciones, creando a pesar de negligencias y perezas ocasionales, formidables alternativas que apenas vislumbradas se hunden en astillas multicolores de las cuales brotan rimeros de imágenes dignas de encomio y preñadas de referencias múltiples. Contextos borrosos o luminosos, pléyades de ganchos reversibles en cada situación, y cuando creemos organizar una pared o sección comprendemos en un lampo doloroso que apenas si hemos mordido la superficie de la comprensión o empezado una ingente tarea de subversión permanente que advierte que más útil será lo levantado entre más raudos lo arrasemos. Imagen: Flores de loto crecen unas sobre otras devorándose en mutua orgía, cambiando de colores, siempre refulgentes.

Nos movemos entre rutilantes vómitos repletos de artefactos de geometría difusa, láminas evanescentes de figuras, vislumbres de pubis y campanas y otros instrumentos musicales, de salpicaduras de babas fisiológicas, y las cascadas atruenan las bóvedas de almacenamiento y aunque sabemos que tienen límites nunca se atiborran gracias al proceso de transmutación, y aquello que era colosal se hace diminuto y viceversa, a las iluminaciones trascendentes que nos inundan de explicaciones se suceden los cercenamientos fecundos, aquellos donde cada gota de sangre origina una flor-mujer, un insecto metálico, un caparazón de nautilus, un tafanario glorioso, un fractal reverberante: vocablos desfilan acompañadas de dibujos de Flower Fairy (Boris Vallejo), langostas de Tim White, gasterópodos de Michael Wheelan, nalgatorios de Serpieri, mandalas…



















Y entonces percibimos la claridad perforada por el choque emocional, la amnesia como el poderoso dorso por donde corre tumultuoso el torrente cotidiano de aconteceres, las cadenas de olvidos que se envuelven cada vez más abarcadoras sobre los estalactitas donde anclan los mecanismos de las remembranzas , van drenando al alma de sus significados, de las asociaciones libres y de las sujetas a contexto y nos empujan al borde de la anoxia espiritual… y como duele cuando en el periplo postrero podemos retornar por un segundo a la saciedad de los momentos plenos. Imagen: Una catedral inmensa visionada a la manera de Jacek Yerka como una concha de caracol plagada de orificios, a través de los cuales ingresan y se dispersas nubes de origamis con forma de manos aladas.







Una voz sedosa y con matices seductores culmina: Claro que existen soluciones: embuta suficientes biomemorias adicionales en su dermis, conéctelas entre si y con su sistema nervioso central y tendrá la posibilidad de gozar de la experiencia más enriquecedora que jamás haya sentido superando esa sensación de vejez que lo atosiga. Imagen: Logo de la empresa con el costo e icono de transferencia para entrega e inserción inmediata mientras usted se desplaza.

Reflexión Molecular sobre la interfase entre mainstream y género de CF (Luis Antonio Bolaños de la Cruz)


Diversos artículos a lo largo de los dos últimos lustros (recuerdo por ejemplo, uno de Niño de Guzmán) me ha suscitado diversas emociones, indignación pero también lástima, por eso deseo empezar con un tándem que vincula mis dos definiciones más queridas de CF:

“Es la rama de la literatura fantástica que se dedica a especular sobre las variables fundamentales que caracterizan a la humanidad –y sus anexos- en todo tiempo y lugar” (la clave aquí es fantástica, no tecnológica) y

“La CF es el género o subconjunto literario que al funcionar como agujero negro da cuenta de los demás subconjuntos literarios y del conjunto mayor o mainstream” (la clave aquí va de inclusión a adsorción, ya que apenas desde cualquier otro género o del mainstream pueden abordarse esos temas anteriores que son el fundamento de todo relato de CF).

Es más, parece que los acercamientos referidos a la segunda definición, convierten a los textos que abordan su interpretación en verdaderos objetos en el borde del anillo de Schwarszchild de un “black hole”, o sea que caen o son atraídos dentro de la CF, lo cual provoca no poco desconcierto en aquellos críticos que relegan o ningunean a un género, tan complejo que es capaz de realizar semejante artificio y embutirse lo que se acerca sin contemplaciones. De allí la proposición de subconjunto que da cuenta, en palabras de Douglas Adams, de “la vida, el universo y todo lo demás”

Lo cual significa por un costado, que la CF es profundamente humanista (percibida desde la vertiente fantástica por las preocupaciones esenciales que promueve), y por otro lado que cualquier relato que se aproxime a su anillo temático de Schwarszchild es devorado irremediablemente por ella –recordar que una vez encajado le ocurrirá lo mismo que le sucede a cualquier materia, energía o información en el interior de un agujero negro: será incapaz de abandonarlo- y eso a pesar de los plumajes erizados, las negaciones a porfía, las doctas disertaciones sobre la trascendencia y la incapacidad de numerosos críticos para asumir que un género despreciado por su vinculación inicial con los pulps, pero denominado a la posteriori como “literatura culta para masas”, pueda esgrimir esas características.

Por eso recurren al ajado argumento que sostiene que cualquier obra de un escritor de mainstream no puede ser CF… porque la trasciende. Ante semejante contumacia no queda más que carcajearse cuando leemos a Philip Roth y su ucronía (que por cierto no es descubrimiento de él como se atrevió a decir algún crítico despistado) o a Ishiguro y su novela “Nunca me abandones”, tan parecida a una novela de Michael Marshall Smith (Clones) o al film “La Isla”. En este punto recuerdo la provocadora frase de Michel Houellebecq rubricando que lo único trascendente de la literatura del Siglo XX es la ciencia ficción.

Y ahora ocurre igual con el ganador del Pulitzer Cormac McCarthy y “La Carretera”, espléndida y brutal novela de CF, que ha originado un diluvio de comentarios elogiosos en blogs, revistas y periódicos, donde por lo general la tildan de postapocalíptica, pero eluden señalarla como perteneciente al género (alguno vergonzante dirá que es cercana); no obstante para los aficionados no existe motivo de engaño, les recuerda tantas y diversas peripecias descritas por David Brin (El Cartero), Robert McCammon (Canto del Cisne), Stephen King (Apocalipsis), Sonya Dorman (Corre, corre, corre, dijo el pájaro), Plop, un auténtico descenso a los infiernos debido a la pluma de Rafael Pinedo, o Richard Corben (Mundo Mutante) o las diferentes series de aventuras postcatástrofe (ambiental o atómica o cualquier otra causa) que las historietas argentinas de Columba y Skorpyo se esforzaron por esparcir en América del Sur. Quizás la diferencia fundamental estriba en el estilo, breve, compacto, èpico y casi poético de la triste novela, y no en la lacerante, áspera, sin resquicio para la esperanza, terrible acontecimiento que nos despliega, y que tan común es a ese tópico particular de la CF. Y es que tenían que leerlo proveniente de un autor “normal” para reventarle cohetes y prodigarse en elogios.

Parafraseando a Harry Harrison repito para comparar: que una vez veías al cowboy cabalgando hacia el sol rojo de un atardecer o seguías los incidentes que franqueaba el antihéroe de una novela negra para solucionar un crimen, las habías -en cierto modo- leído todas, pero la infinita gama temática de la CF que se expande como la galaxia o que siguiendo con el icono del “agujero negro”, interactúa dinámica con su entorno literario: tragando lo que colinde o se acerque, girando sobre si misma para morderse la cola y/o parodiarse, vibrando e insertándose en otros soportes (historietas, comics, películas, música, teatro, modas) con un talante peculiar: por sus características genera una distorsión extrema en tiempo y espacio; y encima, va creando la masa crítica que permite prepararse para la novedad, medida por la fuerza gravitatoria que ejerce en la humanidad (en el listado de los filmes más vistos -y tomando en consideración que el cine es el arte del siglo XX como decía Lenin- la mayoría son pertenecen al género y ni se diga de la tecnología que usamos en la actualidad, soñada o propuesta en sus textos desde el siglo XIX)

Hay que aceptar que se requiere otra percepción, al ser una creación que se encuentra al borde del conocimiento, con frecuencia quienes la desprecian confunden las herramientas de la CF con su corpus intelectual y por ello piensan o quieren pensar que sólo la “space opera” o la CF tecnológica corresponden a su campo, cercenando àreas vitales para completar una imprescindible reflexión global, por eso coloco de inmediato dos ejemplos:

1. El comentario que aparece en: http://www.lamaquinadeltiempo.com/libsem.htm sobre la obra de Diego Huberman “Baigorri hacia llover”, delicioso en sus implicaciones para lo que ilustro:

“A mediados de 1938, Juan Baigorri Velar declaró haber creado una máquina que hacía llover. Envuelto en una áspera polémica con las autoridades y convertido en una celebridad, Baigorri no dudó en prometer una lluvia que caería sobre la Ciudad de Buenos Aires el 3 de enero de 1939. Este libro constituye la primera investigación exhaustiva acerca del hombre, su máquina que pocos vieron y lo que hizo con ella. Su historia personal también es enigmática. Pese a lo que cuentan las fuentes tradicionales, Baigorri no era argentino, no fue alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires, su padre no fue amigo del Presidente Julio A. Roca y no tuvo uno sino varios hijos. Tampoco disfrutó de un único matrimonio y poco se sabe sobre la autenticidad de su título de Ingeniero, posiblemente obtenido en Italia. Baigorri hacía llover es la primera respuesta al misterio de un personaje que fue ovacionado por una muchedumbre reunida a las puertas de su casa en el barrio porteño de Villa LUTO y que sólo se expresaba a través de los truenos, los relámpagos y la lluvia que, según decía, él mismo fabricaba”.

Es fantástica a la manera de la CF, ya que cuando se trata de fantasía a secas no existen vinculaciones con la ciencia o la tecnología sino con la magia y los encantamientos, no obstante Clarke nos explicaba que “una tecnología moderna podría parecer magia para un visitante del pasado”, por eso con recurrente frecuencia surgen escritores que se manifiestan como un equilibrista sobre el lomo de dos caballos, verbigracia Gemmel, que demuestran lo inútil de las categorías rígidas cuando sus novelas en apariencia de fantasía devienen en lecturas con rugosidades topológicas tan aproximadas y semejantes a la CF partiendo desde un material característica de la fantasía, que pueden ser un excelente demostración de la existencia de campos Moebius: Aquellos que tienen una cara en una dimensión y la otra cara en otra dimensión, de tal manera que si lo atravieso penetrando en la Europa del siglo XXI puedo aparecer en la reseca y rojiza llanura del Marte de ER Burroughs o cualquier otro lugar que se nos ocurra.

2. La novela de JG Ballard “El día de la creación”, CF sociológica, que ilustra subrepticiamente una “love story” tan irritante como Lolita y pedofìlica avant la lettre, pero que lo hace a la manera de la CF: un misterioso río brota del macizo montañoso y durante un lapso reconvierte el paisaje y trastrueca los ecosistemas, transformando el desierto en pantano y remodelando la existencia de los habitantes de sus riberas, de inmediato surgen las correspondientes organizaciones sociales que responden a ese planteamiento hidrogeológico, en consonancia con los planteamientos de Jared Diamond, donde una determinada concordancia o desencuentro entre cultura y ecología estipula el éxito o fracaso de la experiencia de esa etnia, así que por mucho que lo intenten someter (aquellos que desprecian el género) a las medidas y maneras del mainstream, se les escabulle, les siembra de enfebrecidas disquisiciones y de meándricas rutas acuáticas (en “El Dìa de la Creación”) el recorrido que fatigan aquellos críticos que se aproximan con sus cintas de medir, su tests de cociente de normalidad, su demolición de la imaginación no parametrada.

Ilusos, no sólo de CF vive la humanidad, pero es el equivalente a una droga, sin ella extravía un segmento considerable de su capacidad para ensoñar, adaptarse y persistir en un andamiaje de crueldad inmisericorde, que mora en el cortoplacismo depredador y en ocasiones parece dejar como únicas salidas, el suicidio físico o ético, la indiferencia cínica, la cirrosis hepática o el paraíso de las substancias modificadoras de la conciencia y la conducta, la disolución de lo que nos convierte en humanos, justo el tema central de la CF.

Continuemos con el ejemplo: Es probable que los interpelados clasifiquen en fantástico a la obra de Huberman y como mainstream con algunos elementos fantásticos a la de Ballard, pero eso es hilar demasiado fino con el agravante de extraviar el hilo, retomémosle agregando a Umberto Eco y sus formidables “El nombre de la rosa”, “El péndulo de Foucault” y la “Reina Moana” (este último una reivindicación del comic de aventura y fantasía en general,) así como el libro de Junot Díaz “La breve y maravillosa vida de Oscar Wao” que se exhibe como una reivindicación del comic de CF y Fantasía, de los frikis de la CF -representados con acierto -según me señaló Daniel Salvo y pude degustar- en “Big Bang Theory”-, la excelente “Aventuras de Kavalier y Clay” de Michael Chabon que riza el rizo sobre el género sin caer de modo rotundo en él, pero aportando una visión fresca y potente de esa interfase merced al Golem.

Ninguna de las cuales es CF a la usanza, pero demuestran como partiendo del género y sus áreas aledañas se puede escribir mainstream con un peculiar sabor a CF, a pesar de que en la obra de Junot, la idea de que el dictador Trujillo aparezca como alienígena planea por sus páginas, recordemos que “una nave espacial no convierte ipso facto al escrito que la recorre en CF” ni tampoco un alienígena. Lo que se nota en ambos libros y en los posteriores propuestos, es un acendrado amor por el género de nuestras preferencias, un respeto por su contenido y su forma, una disposición a comprender e incorporar.

Ya que de eso se trata: de converger en la búsqueda de formas expresivas donde colisionen y se mezclen, en una vorágine postmoderna, los distintos períodos históricos de la humanidad, para poder interpelarlos en este momento de la tormenta que nos devasta (como susurraría el difunto Zelazny) y que arrecia año tras año, por eso culminamos afirmando que moramos un mundo en gran parte -y quizás sea el más significativo pensamiento de mi breve reflexión- construido por la CF, lástima que haya sido a imagen y semejanza de la sección de desastres y pesadillas atroces y no la de utopías amables penetradas de dignidad.

Luis Antonio Bolaños de la Cruz

El hombre ilustrado (Ray Bradbury)


Este genial conjunto de relatos del maestro Ray Bradbury hace que uno se pregunte, una vez concluida su lectura: ¿dónde estaba yo cuando se publicó esto? Por que no hablamos de un libro de factura reciente. La primera edición en inglés data nada menos que de 1951, . Un breve comentario de cada uno de los cuentos puede leerse aquí, aunque contienen alguno que otro dato demasiado revelador.
Los cuentos de El hombre ilustrado, si bien diferentes en cuanto a temática, están contenidos en otro "libro" de carácter un tanto macabro: se trata de tatuajes que cubren la piel de un vagabundo, cada uno de los cuales está vinculado a una historia, que puede transcurrir en el presente o en el futuro, en nuestro mundo o en otros...
Y vaya que el maestro Bradbury se entrega por completo en cada uno de estos cuentos. Practicamente ninguno tiene desperdicio, tanto por su trama como por sus personajes y temáticas. Los cuentos nos dicen cosas no siempre agradables de oir (o leer) sobre la realidad virtual, el fracaso de una misión espacial, la colonización de otros planetas, los efectos de una guerra nuclear, la soledad de un astronautas la búsqueda de la redención... Difícilmente puede hallarse una conjunción tan hermosa de lirismo y ciencia ficción como la que se nos ofrece en este libro.
Si bien es difícil elegir al "mejor" cuento de la selección, recomendaría para cualquier antología
Caleidoscopio, donde un astronauta, que ha llevado una vida signada por el egoismo, la amargura y la mezquindad, obtiene una oportunidad de redimirse - en un sentido incluso cristiano del término - de esa vida precisamente al final de la misma, y en el contexto más increíble que pueda darse, como es su caída libre en la atmósfera de la Tierra, luego de que su nave explotara en el espacio.
Otro cuento memorable es
El hombre, en el que una nave estelar arriba a un planeta que acaba de ser "visitado" por un hombre santo y sabio, un mesías que puede o no ser alguien a quien ellos también buscan. Y acaso el más lúgubre, a pesar de su belleza, sea El hombre del cohete, que nos muestra el drama de un astronauta en perpetua indecisión entre su carrera y su familia, naturalmente ansiosa por tenerlo con ellos.

El hombre ilustrado fue llevada al cine, con dispares resultados, en 1969. Se planea un remake a cargo de Zack Snyder.

jueves, 1 de octubre de 2009

Editorial: 500 millones en español

En estos últimos meses, la aparición de blogs, facebooks y twitters relativos a la ciencia ficción, ya sea de creadores o comentarias, se ha vuelto tan prolífica que ya es imposible enumerarlos todos en un solo lugar. Y día por día, alguien más se anima a abrir un sitio o blog dedicado al tema.
De un lado, se siente por dentro una gran satisfacción por que así sea. Ya no podemos volver a los tiempos en los que se decía la ciencia ficción es un género poco transitado por nuestras letras, la literatura fantástica es rara entre nosotros y demás clichés. Y quien crea que no, no tienes más que escribir CIENCIA FICCION en cualquier motor de búsqueda (Google, Bing, etc.) y verá lo que ocurre.
Claro, hay quien dirá son sólo blogs, páginas webs, ningún trabajo serio se ha publicado sobre el tema. Yo me pregunto: ¿un blog es menos serio que un libro? ¿un blogger menos serio que un summa cum laude? ¿Qué ocurre entonces cuando la información aparecida originalmente en la internet pasa al formato de texto escrito? ¿Recién adquiere carta de ciudadanía? No caigamos en la broma que nos ofrece El principito, cuando nos dice que un astrónomo recién fue tomado en cuenta cuando cambió de ropajes...
Además, hay algo que parece querer obviarse: los blogs, facebooks, twitters y páginas web no nacen solos, por generación espontánea. Detrás de ellos están personas, aquí en Perú y en México o España, que son lectores, amateurs, comentaristas, autores, ilustradores, etc., cuya actividad en la red gira en torno a la ciencia ficción. ¿Podemos seguir hablando todavía de géneros marginales, de mera afición? ¿O es que la ciencia ficción desde hace mucho ha tenido algo que decirnos incluso a nosotros, los hispanos (con todas sus mezclas)?
Por supuesto, y en buena hora, lo hispano (tan diferente de lo anglosajón) se mueve al ritmo de su propia idiosincrasia: hay mucho desorden en la red, se sigue prefiriendo lo anglosajón a lo propio, la ciencia ficción de un país suele ignorar a la del vecino, no sabemos qué hacer con Brasil... Qué puedo decir, gracias a la internet los nuevos autores que me interesan se apellidan Baradit, Meier, Boullosa, Paz Soldán, Aguilera, Gardini, Adolph, Güich... y las revistas que no me pierdo están escritas en español, y tienen nombres como Rescepto, La langosta se ha posteado, BEM, Axxón, El sitio, Guaican Literario, Literatura Prospectiva, La Casa de Jarjacha, Velero 25, NM, Artifex... Y quien sabe cuántos más habrá por ahí.
Dentro de tantos factores que pueden contribuir a cohesionar al mundo hispanoparlante, encontramos también esta eclosión del género, con sus particulares trayectorias y sus autores locales, pero siempre unidos en el mismo espíritu de exploración de lo fantástico, lo maravilloso y lo conjetural (como diría Sergio Gaut vel Hartman).
Con ese mismo espíritu, exploremos (sin depredar, sin esclavizar, sin sojuzgar) el Nuevo Mundo que nos ha dado la internet.

Daniel Salvo

Reseña: Artifex Cuarta Época, N° 1


Revista Artifex N° 1
Cuarta Época, julio 2008


Editorial
Una breve pero sustanciosa historia de los avatares de la revista Artifex, desde sus inicios en papel hastas su encarnación actual.

El hombre de la basura (Carlos Martínez Córdova)
Por experiencia propia, concuerdo con la premisa principal de este relato de terror: pueblo chico, infierno grande. Y nada más cierto que la afirmación de Sigmund Freud: el niño es un perverso polimorfo. Pongamos niños de siete años en un salón de clases de una escuela rural, y ya tenemos una atmósfera aterradora que, paradójicamente, sólo puede percibir la protagonista del relato, una maestra de escuela. Las transformaciones de los niños - transformaciones normales en todo niño, por cierto - son presentadas por el autor como escenas horripilantes per se, y hace que uno comience a mirar sospechosamente incluso a sus propios hijos.
Hasta ahí el haber. En el debe, quizá el relato hubiera mejorado mucho podándole por lo menos un tercio de su extensión, y bien podría haber prescindido de ciertas situaciones, incluso aquella que parece ser el misterio principal del cuento pero que luego queda en el aire, un recurso que si bien ayuda a llegar a un final sorpresivo bastante digno, deja en el lector una sensación de haber perdido el tiempo leyendo.
Con todo, deja un sabor de boca bastante bueno aunque agridulce para quienes pasamos parte de nuestra infancia en puebluchos miserables como el descrito, preguntándonos cómo es que hemos sobrevivido al terror que provocan la mezquindad, la hipocresía y la envidia de los que se quedaron.

Marcas, señales (Sergio Gaut vel Hartman)
El futuro ya no es lo que era, parece querer decirnos el autor. Una misión tripulada a Marte es, desde el punto de vista de los medios de comunicación y de los intereses detrás de los mismos, la nueva gran aventura de la humanidad. Pero para los protagonistas del relato, esta misión es el punto de partida para una serie de angustiantes reflexiones sobre el verdadero efecto de Marte en la humanidad, desde la antigüedad hasta nuestros días. Hay algunos nuevos juguetes tecnológicos en este futuro, pero no los suficientes para abolir las miserias habituales de la humanidad. La idea de Marte que nos ofrece Hartman es, aunque no benévola, hipnótica y plena de connotaciones, al punto que el relato bien pudo haberse cerrado con alguna de las afirmaciones de los protagonistas, quedando como una innovadora muestra de narrativa conjetural. El giro posterior de los acontecimientos, si bien intrigante, no está al mismo nivel de la primera parte.

La penúltima estación (Victor Miguel Gallardo Barragán)

Un relato digno de una antología de La dimensión desconocida, con sus trenes con destinos misteriosos y pasajeros que no saben bien de donde vienen ni a donde van. El horror aquí se manifiesta sin prisa pero sin pausa, con una sorpresa final que no deja de ser predecible, pero muy bien presentada. La prosa de los párrafos finales es magnífica.

Piedra y plumas (Francisco Ruiz)
Nos adentramos en una región mágica, la Cantabria prerromana, la Europa que no aparece en los textos de historia usualmente conocidos. El relato es un maravilloso muestrario de los seres mágicos engendrados por la imaginación de los primitivos pobladores de España de quien sabe cuantos milenios atrás. Seres mágicos y terribles, que acaso pudieron dar lugar a la aparición de leyendas posteriores que fueron piadosamente transmutadas en mitos y leyendas vinculadas a creencias cristianas, pero que en el fondo - como lo plantea el siniestro final- siguen viviendo en las mentes de los hombres, con toda la maravilla y el terror de los tiempos de antaño. Eso también es la Madre Patria...

Al-Iksir (Alejandro Carneiro)
Una aventura en toda regla, con magia, nazis y objetos de poder. Una aventura que se inicia mucho tiempo atrás, con un príncipe mago cuyo poder sobrepasa sus propias expectativas, y que se prolonga hasta tiempos más modernos, cuando en plena Segunda Guerra Mundial, se inicia la búsqueda de ese mismo poder, condensado en un objeto en cuya búsqueda parten ocultistas y oficiales nazis, que para gran sorpresa, asumen un comportamiento heróico - bueno, es obvio que no todos los militares alemanes de esa época fueron nazis convencidos, si no soldados que cumplían con su deber -. No se recurre pues al consabido "héroe norteamericano" que las tiene todas consigo. Una aventura llena de acción, magia... y chocolate.

Un plato frío (Manuel de los Reyes)
El futuro nos angustia, aún cuando podamos concebirlo como un tiempo en que se realizarán algunos de nuestros más audaces sueños. Para el presente relato, hay una sociedad del bienestar que no sabe qué inventar para divertirse, al punto que llega a convertirse en espectáculo el consumo de carne humana... o casi humana, pues proviene de seres diseñados genéticamente para ser, literalmente, comidos vivos, sin que este acto de ¿antropofagia? les ocasione daño alguno. Es parte de la moda que un gourmet deguste ante el público platos hechos con la carne siempre fresca de estos seres, cuya humanidad puede ser puesta en duda, a menos que se le proporcione un motivo para demostrarla, como puede ser el despecho. Nunca mejor dicho aquello de la venganza es un plato que se come frío. Para los lectores, buen provecho.

Reseña: Aventuras de dos arequipeños en época de Cristo (Pablo Nicoli Segura)



Pablo Nicoli Segura es un autor que merece más atención del público. Arequipeño de pura cepa, sus incursiones en el fantástico son más que eso, y parecen estar señalando un camino o una carrera literaria que lo podría poner como uno de los puntales de la actual literatura fantástica peruana. Sus libros de cuentos nos permiten conjeturar tal escenario, puesto que si bien inician con tímidas reelaboraciones de cuentos y leyendas propias de su región, se lanzan luego a la búsqueda de una temática propia, que por el momento nos ha dado algunos pastiches de lo más interesantes.

Para el caso de Aventuras de dos arequipeños en época de Cristo, pareciera que el autor se encuentra aún en una etapa de despegue, de la búsqueda de temática propia mencionada líneas arriba. Y no es que el argumento de la novela - revelada desde el extenso título - carezca de atrevimiento: el científico Pedro Paulet y un descendiente del inventor Pedro Ruiz Gallo viajan a la época en la cual Jesús de Nazareth está por finalizar su prédica y ser crucificado, merced a una máquina del tiempo inventada por Paulet, de la cual apenas se nos revela alguno que otro detalle de su funcionamiento.

Como premisa, resulta de lo más prometedor el saber que al menos uno de los personajes se maneja desde una perspectiva escéptica. Reacio primero a aceptar la existencia real de Jesús, debe habérselas ahora con las nuevas dudas que se plantean una vez comprobada su existencia: ¿hombre o Dios? Con una facilidad pasmosa - que obvia problemas tan evidentes como el conocimiento del idioma, por ejemplo - , nuestros viajeros en el tiempo se camuflan entre los cientos de seguidores del profeta Nazareno, y tratan de seguir sus pasos.

Aquí la novela sufre un bajón tremendo. Una vez en la senda de Jesús, la trama se convierte en una sucesión de episodios tomados de los cuatro Evangelios, sin desviación alguna. No vemos a Jesús obrando milagros pero si dando sermones. No camina sobre el agua pero ingresa a Jerusalén montado en un asno. Y así hasta el momento de su crucifixión.

De modo que la arriesgada premisa queda en promesa. La duda respecto a la naturaleza de Cristo se mantiene, pero no se arriesga una propuesta o un cuestionamiento. Los protagonistas dejan de serlo para convertirse en testigos. Y el final, bastante a lo Og Mandino, termina por desdibujar una propuesta que, si bien de trazo grueso, parecía ofrecer un buen cuadro. Será para la próxima.