Ingeniería mecánica en la ciencia ficción: Una aproximación
Carlos Enrique Saldivar
Carlos Enrique Saldivar
La ingeniería mecánica es y ha sido siempre de suma importancia en la literatura de ciencia ficción, sobre todo al ser un medio que crea verosimilitud en el discurso ficcional. En esta oportunidad daré a conocer algunas obras literarias que han hecho uso de la ingeniería mecánica dentro de sus argumentos. Ejemplos hay por montones, pero voy a restringir este artículo solo a obras que he leído, canon personal, aunque no abundante, suficiente para poder recomendar un buen volumen de cuentos y novelas relacionadas a esta interesante rama. Solo voy a enfocarme en ficciones escritas. No hablaré de cómics, películas y otras manifestaciones artísticas para no confundirlo, lector. Mi objetivo es que los interesados en el tema puedan tener una guía básica de lectura con la cual poder compenetrarse en el futuro tanto para su entretenimiento (la literatura lo es) como para su propio crecimiento cultural (siempre alimentando la imaginación). Definamos primero a la ingeniería mecánica: es una rama amplísima de la ingeniería que incluye el uso de los principios físicos para el análisis, diseño, fabricación y mantenimiento de sistemas mecánicos. Ahora, un ingeniero mecánico es un profesional que calcula, diseña y fabrica. Pongamos por ejemplo lo siguiente: si un perno o un clavo está mal diseñado, ese error se multiplicará por varios millones, ya que nadie en el mundo fabrica solo 1 clavo ó 1 perno. Se fabrican varios millones de los mismos objetos por lo que se asigna a alguien para que calcule la forma adecuada, el material adecuado, y además, cómo se va a construir ese objeto y las máquinas que se necesitan para fabricarlo (la maquinaria de producción también es fabricada por los ingenieros mecánicos). Si uno ve a su alrededor puede encontrar que la gran mayoría de cosas han sido diseñadas por mecánicos: las botellas, los focos eléctricos, los refrigeradores, las carcasas de computadoras y celulares, las cerraduras de las casas, los ventiladores, las perforadoras, los lapiceros, las bicicletas, los aviones, los autos y un largo etcétera. Todo lo que ha sido producido en masa ha pasado por la planificación y el diseño de un ingeniero. Por otro lado, existen casos en los que la literatura ha servido para inspirar la creación de máquinas fabulosas, máquinas únicas, aparatos ideales del futuro que se van insertando en la rutina de los hombres. Es decir, la literatura y la ingeniería han llegado a un punto tal que una abastece a la otra de ideas y viceversa. Como puede apreciarse, la labor de un ingeniero mecánico ha sido, desde hace mucho tiempo, vital para el desarrollo tecnológico y cultural humano.
Afinidad de las vertientes más representativas de la ingeniería mecánica con la literatura de ciencia ficción
Definitivamente una de las ramas de la ciencia más ligada a la ingeniería mecánica es la robótica. La ciencia y la tecnología (diseño, manufactura y aplicaciones) de los robots. Esta área conjuga a la mecánica, la electrónica (la mecatrónica), la informática y la inteligencia artificial (estudiada por matemáticos principalmente). En cuanto a los robots, las máquinas más perfectas concebidas por el hombre (y más cercanas a él), existe una relación teológica que se resume en “hombre: Dios, robot: creación”, la cual ha causado polémica en la literatura desde “Frankenstein o el moderno Prometeo”, obra del siglo XIX, escrita por Mary Shelley, y que inaugura la ciencia ficción mundial. En este libro, el Dr. Frankenstein utiliza una técnica extraordinaria para dar vida a una criatura aún más extraordinaria. De aquí, aunque suene redundante decirlo, parten todos los relatos de robots. Al respecto, lea la obra “RUR: Robots Universales Rossum” de Karel Capek. En otro rumbo, existe la biomecánica, que es la disciplina encargada del estudio de los elementos mecánicos anexados a los seres orgánicos; en especial, al hombre. Aquí pueden encuadrarse todos los relatos sobre cyborgs (hombres con partes de robot). Una disciplina muy ligada a la biomecánica es la biónica, es decir la utilización de órganos artificiales que suplantan a los reales. Su aplicación está íntimamente relacionada con la medicina.
Era necesario mencionar a la robótica y a la biomecánica para comprender la relación entre la ingeniería mecánica con las distintas vertientes de la literatura de ciencia ficción como el Steampunk y el Cyberpunk. El Steampunk es una corriente literaria que crea mundos ambientados en una época donde la energía a vapor es usada con amplitud. Suele darse en el Siglo XIX y en la Inglaterra de la época victoriana. Por supuesto, aparecen tecnologías basadas en la realidad o en la invención literaria de los autores. Puede ser una ucronía (un mundo alternativo donde el desarrollo de la electrónica, los combustibles nucleares y fósiles, y otros avances tecnológicos nunca se dieron y fueron reemplazados por el uso del vapor y del combustible de carbón), pero también pueden ser historias ambientadas en el pasado victoriano, como ya dije. A veces el Steampunk se desarrolla en una etapa más temprana y hace uso de las computadoras, por lo que, a menudo se le asocia con otro subgénero de la ciencia ficción: el Cyberpunk. El Cyberpunk (cibernética punk) nos narra un mundo donde el desarrollo tecnológico es elevado en tanto que el nivel de vida humano es muy bajo. La ciencia es avanzada, así como la tecnología de la información y la cibernética. En esta corriente el orden social, así como el ser humano, se ven alterados (e incluso desintegrados) de una manera significativa.
Obras literarias que usted, lector, debería leer
Quizá el relato más emblemático sobre ingeniería mecánica aplicada a la ciencia ficción sea “Sally” de Isaac Asimov. Es increíble la capacidad de este escritor para poder humanizar robots y androides. Sally es un automatóvil (un automóvil con cerebro positrónico, un auto inteligente), el cual es protagonista de una extraordinaria aventura junto a su dueño, que adora este armatoste como si fuera una hija. Nótese al comenzar la lectura del relato cómo alaba las virtudes de la máquina, hasta el punto que el lector asume que se trata de una chica. Pero yendo más allá de este extraordinario cuento, he de recomendar todos los escritos y novelas sobre robots del doctor Asimov. Dichos cuentos de robots tienen su cumbre en “El hombre bicentenario”, ganador del premio Hugo (el más grande galardón que se puede otorgar a una obra de ciencia ficción en el mundo). Nos narra la extraordinaria historia de Andrew, un robot con cerebro positrónico que desea ser humano. Vemos la humanización de la máquina llevada al límite en esta obra maestra de la ciencia ficción. Dicho cuento sería novelado por Robert Silverberg como “El robot humano”. Apartémonos de Asimov, pero sigamos con los robots. Yo recomiendo leer los siguientes cuentos que ojalá puedan caer en sus manos, lector. Desde Brian W. Aldiss en “¿Quién puede reemplazar a un hombre?” (la confianza en el buen funcionamiento de las creaciones humanas), pasando por “El Twonky” de Henry Kuttner (la desconfianza que provocan dichas creaciones), hasta llegar a “Un «Logic» llamado Joe” de Murray Leinster (las máquinas sumergen a la humanidad en el caos). Recomiendo tres cuentos sobre robots en especial: “El cinturón de robot” de Yves Dermèze, “30 días tenía septiembre” de Robert F. Young y “Helen O'Loy” de Lester del Rey. Este último, una de las mejores historias de amor que haya podido concebirse dentro de la ciencia ficción. Tres cuentos indispensables para los amantes de la robótica. No podemos dejar de lado el terror, de modo que sugiero tres relatos más: “Coppelius”, también titulado: “El hombre de la arena” del genio E. T. A. Hoffman, un cuento del siglo XIX sobre una autómata diseñada por un siniestro personaje que logra embaucar a un pobre hombre. “El amo de Moxon” de Ambrose Bierce, un relato tétrico acerca de una bestia mecánica que se enfurece al perder una partida de ajedrez contra su amo... y lo asesina. “Casi humano” de Robert Bloch, el cual narra el proceso de aprendizaje de un hombre mecánico que va absorbiendo también la maldad que le rodea hasta convertirse en un ser diabólico. Robots hay por montones en la literatura. Disfrútenlos.
Philip K. Dick, genio de la literatura general, ha concebido varios cuentos ligados a la ingeniería mecánica. “La hormiga eléctrica”, por ejemplo, sobre un hombre que sufre un accidente y despierta aturdido en un hospital. Una vez allí se da cuenta de que le falta una mano. Luego, al quitarse las vendas que cubren la herida, percibe que en vez de hueso y sangre tiene ¡cables y circuitos! Entonces debe descubrir quién lo ha creado y para qué. Otros relatos notables son: “Impostor”, donde un hombre es acusado de ser en realidad una máquina-bomba alienígena que está a punto de destruir nuestro mundo (obviamente él cree que no, pero...) y “La segunda variedad”, sobre máquinas de guerra que van evolucionando en función de infiltrarse en las líneas enemigas. Pero quizá la obra más grande de Dick sea “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, sobre un futuro donde unos androides rebeldes deben ser destruidos por un cazador sin ley, hasta que éste se topa con los Nexus 6, cuyas diferencias con los seres humanos casi no pueden percibirse.
Revisemos algunas obras relacionadas al Steampunk. Tenemos a H. G. Wells, por ejemplo, y los terribles alienígenas mecánicos de “La guerra de los mundos” o a Julio Verne, con sus descripciones tecnológicas como el globo aerostático de “La vuelta al mundo en 80 días”, una grandiosa obra que, como todas las de Verne, es muy interesante de principio a fin, muy bien escrita y con personajes memorables. No por nada este genio daba a luz best-sellers sobre temas de anticipación tecnológica en una época en la que, por ejemplo, la televisión era solo un mito. Recomiendo dos novelas aparte de las dos mencionadas anteriormente: “Las puertas de Anubis” de Tim Powers y “La estación de la calle Perdido” de China Miéville. Esta última es una obra maestra y la recomiendo siempre que puedo. Se adquiere con mucha facilidad. Sugiero, además, un buen cuento del escritor español Domingo Santos: “Encima de las nubes”, sobre una ciudad flotante (en realidad una gran maquinaria) que divide a la clase alta (los que sobrevuelan la Tierra) de la clase baja (los que viven en el suelo). Dicho cuento hace recordar mucho a un relato más antiguo: “Babilonia del espacio” de Edmond Hamilton, que trata el mismo tema. Aquí un rebelde intenta sabotear la gran maquinaria que sostiene a un pueblo entero en el cielo. Aunque en ambos cuentos puede notarse al final la absorción del individuo por la maravilla tecnológica y el placentero modo de vida que promete. Dentro de las obras literarias peruanas podríamos incluir “Lima de aquí a cien años” (1843) de Julio M. Del Portillo.
Veamos ahora algunas obras que se pueden insertar dentro del Cyberpunk. Quizá la obra más representativa del cyberpunk peruano sea la novela “Mañana, las ratas” (1984), de José B. Adolph. Obra que se anticipó al “Neuromante” de William Gibson como iniciadora de este subgénero de la ciencia ficción. “Mañana, las ratas”, una magnífica narración, nos muestra un mundo dominado por la tecnología en el cual solo existen unos pocos privilegiados que pueden gozar de la misma y de sus placeres mientras la mayoría de la población es marginada hasta límites insospechados (“las ratas”, les llaman). Pero siempre el oprimido va a buscar rebelarse contra el sistema (una constante de este subgénero de la ciencia ficción). Un elemento de la ingeniería mecánica en esta obra son los helicópteros esféricos que son usados para el transporte de personas. Veamos otros ejemplos del cyberpunk en la literatura peruana: El joven escritor Luis Torres ha publicado en su blog algunos cuentos sobre un mecánico que se dedica a reparar androides femeninas, los cuentos se encuentran ambientados en una Lima del futuro. He de destacar: “Ramón, doctor corazón” y “Ramón en Colonna”, primer y segundo relato de la serie. Este autor publicó un cuento sobre el terrible uso que se le puede dar a la tecnología: “Transbordador” en la revista Argonautas 1. Hay dos cuentos del español Domingo Santos: “Un lugar llamado Tierra”, el cual narra un mundo donde la tecnología ha absorbido al hombre hasta el punto que el ser humano ha pasado a ser mero accesorio de la gran maquinaria. En esta pesadilla surge el último hombre desempleado de la Tierra que finalmente será absorbido por este terrible sistema. Y el otro cuento es “Grummy”, sobre un hombre que no puede extraer el producto que desea desde una máquina ¡expendedora de drogas! El autor nos habla de un mundo donde la droga es legal. La desconfianza hacía las máquinas vuelve a hacerse patente en este relato.
Entre las obras clásicas podemos encontrar las siguientes: “Cita con Rama” de Arthur C. Clarke, una de las mejores novelas de ciencia ficción dura de la historia. Trata sobre un asteroide que está a punto de impactar con la Tierra, pero en realidad es una nave alienígena a la cual intentan penetrar unos investigadores osados que descubren en ella una máquina perfecta que representa muchos misterios. Este libro es una joya, no dejen de leerlo. Además es muy fácil de conseguir. Otras novelas interesantes son: “Los viajes de Tuf” de George R. R. Martin, sobre un mercader independiente que se apropia de una maravillosa nave ecológica llamada “El arca”. “Mundo anillo” de Larry Niven, monumental obra que narra la existencia de una misteriosa estructura artificial en forma de aro que rodea a una estrella. “Tropas del espacio” de Robert A. Heinlein, sobre las vivencias del soldado John “Johnnie” Rico en la Infantería Móvil, un comando militar del futuro. En toda la obra se hace mención a máquinas sorprendentes, cápsulas de transporte, armas de ataque y defensa, etc. Todo esto en una época de guerra contra una amenaza alienígena cuya forma física se asemeja a los insectos (gigantes). Más allá de la polémica que esta obra haya podido alcanzar (por diversos motivos, necios en su mayoría), la recomiendo mucho. Es fácil también adquirirla. Otra obra de Heinlein que propongo es “Puerta al verano”, la historia de Dan Davis, un inventor de robots de uso doméstico que se ve envuelto en una extraordinaria aventura. Hay un relato de John Wyndham: “La rueda” y otro de Ray Bradbury: “La máquina voladora”, ambos sobre los peligros del progreso humano.
Revisemos más cuentos peruanos. Tenemos, por ejemplo, “Un hombre con tongo” de Héctor Velarde, obra ambientada en el año 2427, en la cual unas señoras van al Jirón de la Unión utilizando hélices en la espalda para su desplazamiento. “El pequeño Frankenstein” de Yelinna Pulliti, una llamativa guía de cómo funciona un robot casero. Daniel Salvo tiene dos cuentos: “La carcocha”, en la cual un hombre que trabaja en un enorme ómnibus descubre que, en realidad, dicho vehículo es un Transformer dormido y “El ojo”, sobre un futuro donde los nanobots (máquinas microscópicas destinadas a curar enfermedades) experimentan con los seres humanos en lugar de que sea al revés. Harry Beleván tiene un relato titulado: “La máquina para combatir el desempleo y otras tonterías capitalistas”. El título lo dice todo. También existe en la literatura peruana una desconfianza hacia la tecnología. Los cuentos de Luis Freire, por ejemplo: “Asaltomático”, “¡Viva la heroica lucha de los bancomáticos liberados!” y “Su cajero automático lo saluda”, una trilogía sobre cajeros automáticos inteligentes que funcionan mal y hacen de las suyas. Están incluidos en su libro: “Humor”. Por otro lado, recomiendo leer un libro de Abraham Jara Támara: “Operación Cosmos”, donde utiliza la ingeniería mecánica para resolver problemas diversos. Otras obras que recomiendo son: “La fabulosa máquina del sueño” de José Donayre Hoefken y el cuento: “Inserte cuatro monedas de a sol, por favor” de Pedro Félix Novoa. En mi libro “Historias de ciencia ficción”, incluí dos cuentos relacionados al tema: “El problema del amor”, acerca de androides que satisfacen al hombre ante la ausencia de mujeres en el mundo y “La casa nave”, sobre la casa más maravillosa jamás diseñada.
La fantasía y el horror sobrenatural a veces se asocian también con la mecánica. “Camiones” de Stephen King es una versión moderna de “Sucedió mañana” de Robert Bloch. Nos narra un mundo en el cual las máquinas toman el poder y deciden eliminar al hombre... a menos que éstos se conviertan en sus esclavos. Está también la novela “Christine” del mismo King, una muestra detallada del mundo de la mecánica como ambientación para una historia de terror sobre un automóvil asesino.
Hay cuentos sobre ciudades inteligentes que recomiendo leer: “Casas de ensueños, pies de arcilla” de Robert Sheckley y “La ciudad solitaria” de Lee Harding. El tema es parecido en ambos relatos: la renuncia del hombre a un modo de vida tecnológico (y apabullante). Y narraciones sobre la mecánica aplicada fuera del planeta Tierra: “El ferrocarril en Cannis” de Colin Kapp y “El mecánico” de Harry Harrison. Ambos cuentos hablan sobre la gran capacidad humana para reparar máquinas en función de que los planes de sus dueños sigan adelante.
Como se puede apreciar, en la literatura así como en otras áreas de la expresión artística, se puede encontrar el uso de la ingeniería mecánica en pos de crear argumentos emocionantes y dignos de seguimiento. Este ha sido un fugaz panorama al respecto. Por supuesto, existen muchísimas obras literarias más que pueden ser revisadas por Usted. Ya le he dejado una base por la cual empezar y de la cual, espero, pueda empezar a leer ya mismo una parte. La lectura es básica para ejercitar la mente y la inteligencia. Para terminar le pido que recuerde siempre al buen doctor Isaac Asimov y... sus tres leyes de la robótica:
- 1. Un robot no debe dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- 2. Un robot debe obedecer las órdenes impartidas por los seres humanos, excepto cuando dichas órdenes estén reñidas con la Primera ley.
- 3. Un robot debe proteger su propia existencia, mientras dicha protección no esté reñida ni con la Primera ni con la Segunda Ley.
¿Quién ha podido diseñar estas leyes universales sino un ingeniero mecánico con pluma de literato?
Lima, marzo de 2010
*Artículo escrito originalmente para el Grupo Ñawpaq.
como estan, soy luis torres, considero a Carlos saldivar un escritor emergente y un hombre dedicado en cuerpo y alma a su campo, la ciencia ficcion, pero le pedire lo mismo que le pidio hace unos meses el escritor español Manuel Vilas: junta unos doce relatos de ese tipo y haste un libro!
ResponderEliminarAlli, Vilas se referia a un cuento de tono de terror psicologico que deberian leerlo todos alguna ves, un abrazo y entren a mi blog y critiquen los demas cuentos de Ramon, hasta otro dia...
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