sábado, 23 de febrero de 2013

Los viejos salvajes, de Carlos de la Torre Paredes (reseñada por Benjamín Román Abram)



LOS VIEJOS SALVAJES

Carlos de la Torre Paredes (Lima, 1988)

Peithos Editores (2012)


 
Comencé a leer Los viejos salvajes, segunda mención honrosa del IV “Premio Cámara Peruana del Libro de Novela breve 2012” con curiosidad, por ser la primera obra publicada del autor, pronto advertí que era atrapante y ciencia ficción-terror-aventura concentrada de la buena. Humanos con reacciones psicológicas extremas, posesos cuyas mentes no diferencian su realidad con la realidad, canibalismo, parafilias. Implacables ataques organizados de una especie alienígena contra los humanos. Áreas libres para que el lector saque sus propias conclusiones, es apenas una parte de lo que nos depara este brillante texto.

Con influencias del género cinematográfico, especialmente de Alien, el octavo pasajero, y más bien, homenajes del autor a Star Wars, genera hábilmente, con códigos visuales y de sonidos, una tensión que compromete al leyente en cada escena. Incluso, a ratos, hace que nos olvidemos que la acción se realiza en el espacio y compartimos, con los viejos salvajes, los ambientes cerrados, amenazadores y francamente mortales, ya sean en un asteroide o una nave espacial.

El uso de localismos peruanos o menciones inspiradas en la geografía latinoamericana (La Federación Lima, Rick Gonzales, Galaxia Sur Latina, etc.) y el uso de los verbos en tiempo presente por el narrador, nos hace sentir lo que sucede como algo cercano. Las notas al pie de página, no interrumpen, más bien, dan mayor verosimilitud a la narración.

Es el tipo de obra perfecta para una precuela, dado la amplia cronología que se menciona de hechos que sucedieron antes de lo narrado; como una secuela, dado la gran riqueza del universo creado.

¿Qué esperamos de la próxima obra de Carlos de la Torre Paredes? Que supere a lo publicado y confirme que estamos ante un autor peruano, con letras mayúsculas, del género de la ciencia ficción.



 
Benjamín Román Abram (Lima, 1970) Abogado, escritor, poeta, divulgador cultural.

jueves, 21 de febrero de 2013

E-BOOK: LA POCION (DANIEL SALVO)


Continuando con el proyecto iniciado con el cuento La hija del mar, esto es, publicar un e-book cuando menos una vez por mes, les ofrezco otro cuento (disculpen la brevedad), nuevamente gracias a Smashwords, la mejor alternativa para quienes quieren publicar e-books sin mayores complicaciones.
Disponible para su descarga (hacer click en la imagen) en PDF, EPUB y otros formatos.  Espero que lo disfruten.

Daniel Salvo


domingo, 17 de febrero de 2013

La oscuridad más allá de las estrellas (Frank M. Robinson)




Este libro debería comenzar con la advertencia “las cosas no son lo que parecen”. Y no es que el libro sea una decepción, todo lo contrario, pero parece que lo fuera… Así como, según la contraportada, parece que se tratara el tema de la nave generacional (estupendamente desarrollado por Brian Aldiss en “La nave estelar” y por Gene Wolfe en “El libro del sol largo”, pentalogía que alguna vez quisiera completar), cuando en realidad no es así.

La metáfora más a la mano que se me viene a la mente para describir este libro es la de un hueso. El lector pareciera tener al alcance un hueso mondo y lirondo, sin una hilacha de carne, tirando a seco… cuando de repente, el hueso se rompe y entonces nos damos cuenta que dentro tenía un sabroso y húmedo tuétano.

Por que “La oscuridad más allá de las estrellas” tiene un inicio aparentemente pobre, a saber, un fallido intento de exploración espacial, con unos equipos cuya precariedad hace ver al primer descenso en la luna como una parafernalia digna de las películas de James Bond. Igual ocurre con el interior de la nave Astron, cuyo nivel de sofisticación y adelanto tecnológico parece surgido de una película de ciencia-ficción de los años cuarenta. ¡Hasta utilizan papel!

Para colmo, el protagonista principal, Gorrión (la mayoría de personajes tiene nombres de aves o de personajes de la Biblia y las obras de William Shakespeare), quien participó en el fallido intento de exploración extraterrestre del inicio, ha perdido la memoria, y se la pasa dos tercios y algo más de la novela tratando de recuperar sus recuerdos y rehacer su vida, lo que nos brinda una visión de primera mano de los entreveros aparentemente intrascendentes de los demás tripulantes. No hay mucho que contar: la nave fue enviada al espacio en búsqueda de vida extraterrestre, no habiendo tenido éxito en esta misión, pese a los miles de años que lleva viajando por el cosmos. La tripulación, compuesta por los descendientes de los primeros astronautas y el capitán, genéticamente alterado para ser inmortal (¡!), está más que harta y aburrida de este viaje aparentemente inútil, en una nave prácticamente sin secretos y en vías de convertirse en chatarra.

Vamos, que a diferencia de las novelas de Aldiss y Wolfe, la nave no se ha convertido en el mundo, no hay un olvido inmemorial ni una nueva sociedad en la Astron: todos los tripulantes no son más que aburridos técnicos encargados del mantenimiento de un inmenso armatoste, acaso perdido en las profundidades estelares, resentidos por la clase de vida que les ha tocado, amargados por destino terrible que es nacer, crecer y morir dentro de una nave cuya misión se ha revelado un fracaso.

Hasta que ocurre el milagro, el acontecimiento clave (y no nos referimos a un encuentro con seres extraterrestres, que a estas alturas sería un deus ex machina de lo más despreciable), la rotura del hueso que nos permite dejar los “aparentemente” y adentrarnos en los “realmente” de esta novela, que se dispara a un ritmo vertiginoso en el cual todos los misterios y enigmas (lo que Gorrión ha olvidado, el porqué de la inmortalidad del capitán, lo vetusto de la nave y otros múltiples detalles) son resueltos, al tiempo que se produce un giro de ciento ochenta grados (literalmente) en TODO: la Astron ha llegado a un punto de no retorno, pues se encuentra frente a una especie de muro, un espacio totalmente vacío que es descrito como la oscuridad más allá de las estrellas. ¿Encontrarán al fin la vida extraterrestre que motivó su búsqueda? ¿Podrán siquiera atravesar ese espacio? ¿Y si del otro lado tampoco hubiera nada…? Como fuegos de artificio, aquí y allá surgen nuevos enigmas y sus sorprendentes respuestas, que pondrán al lector tan frenético como los personajes de la novela.

Por cierto, la imagen del final es esperanzadora y aterradora al mismo tiempo, y perfectamente coherente con el desarrollo de la historia.

Daniel Salvo

lunes, 4 de febrero de 2013

Los límites de la Fundación (Isaac Asimov)



 
¿Se podía continuar con un ciclo de novelas aparentemente cerrado y concluído, como lo fue el ciclo original de las Fundaciones? La verdad, todo es posible, y con mayor razón en el campo de la narrativa de ficción. Hay que agradecer, entre otros a quienes, en palabras de Asimov, lograron que volviera a retomar la serie: “los aficionados [...] me pidieron que continuase la serie. Les dí las gracias, pero seguí negándome. [...] Pero Doubleday se tomó aquellas peticiones con mucha más seriedad que yo”.
Así, tenemos que casi treinta años después de la publicación de Segunda Fundación, Isaac Asimov decidió continuar con el ciclo, apuntando al devenir del incipiente Segundo Imperio Galáctico cuya creación era el objetivo de las dos fundaciones, que aunque actuaban de manera paralela, tenían una relación tan fraternal como la de Caín y Abel.
La acción de Los límites de la Fundación transcurre en un período intermedio de la nueva Historia Galáctica, o Era Fundacional. La humanidad avanza con cierta seguridad hacia el objetivo planeado por Hari Seldon, bajo el creciente - aunque no total - dominio de la galaxia por parte de la Primera Fundación.
Pero hay quienes no están conformes con esta situación, tanto al interior de la Primera Fundación como de la Segunda Fundación, que como sabemos, actúa en las sombras. Tanta tranquilidad resulta siendo sospechosa tanto para unos como para otros, y aquí el maestro Asimov dicta cátedra de filosofía al plantear el problema del estancamiento de las sociedades, aún si dicho estancamiento se presenta bajo la careta de una falsa "racionalidad". Tanto así, que los mismos beneficiarios de la psicohistoria acaban por preguntarse si esta es necesaria para el Plan Seldon, si ya se ha cumplido el mismo o, peor aún, si la psicohistoria como tal ha fracasado y la humanidad se ha liberado de ella.
No estamos pues ante una títpica crisis psicohístórica, con el espectro holográfico de Seldon proporcionando una solución. Son las Fundaciones cuestionando nada menos que el Plan Seldon, la idea que les dió origen.
Si bien este cuestionamiento era ya suficiente argumento para una obra de ciencia ficción del mayor nivel especulativo (bueno, tratándose de Asimov), el maestro no pudo evitar incluir otros elementos, que si bien no son menos complejos en su interacción, si llevan a la novela por rumbos no tanto predecibles, pero si algo esquemáticos.
Resulta que ambas Fundaciones, en ese tránsito de cuestionarse a sí mismas, han detectado la existencia de "otros" , es decir, seres con tanto poder como el de las Fundaciones, uno de cuyos representantes habría sido nada menos que el Mulo de Fundación e Imperio, un mutante con poderes mentales que estuvo a punto de echarse abajo al Plan Seldon.
De modo que tenemos a la Primera Fundación, la Segunda Fundación... y el mundo o mundos de los que procedería el Mulo. Tres poderosas fuerzas que pugnan por lograr el mayor bien posible para toda la galaxia... sin que ello implique abdicar de una posición hegemónica  respecto a las otras.
La victoria final se logrará recurriendo al mero juicio humano. Como en el mito que originó la guerra de Troya, un mortal (Golan Trevize) será el encargado de escoger cual de las tres fuerzas prevalezca, aún cuando dicha elección no favorezca a sus fines inmediatos o a su "patriotismo".
De manera que la novela se ajusta al esquema "a-ver-quien-manda-aquí", que por supuesto es brillantamente desarrollado por Asimov, dejando de lado el original y desafiante "y-qué hacemos-si-la-psicohistoria-falla". Igual, se aprecia una historia basada en la investigación y la búsqueda de información, dejando en claro que una novela no siempre necesita de un villano para desarrollar la acción... aunque dicha acción consista, ante todo, en la solución de un acertijo.

Daniel Salvo