miércoles, 28 de diciembre de 2011

Anatema (Neal Stephenson)



La extensión de Anatema presupone un estado especial de disposición a la lectura que, en nuestro vertiginoso mundo del siglo XXI, es cada vez más difícil de conseguir. Son mil y pico de páginas, con apéndices y alguno que otro diagrama de esos que provocan escalofríos en aquellos que a duras penas logramos aprobar trigonometría o álgebra en nuestra etapa escolar. Advertidos quedan.
Pero una vez que se le coge el ritmo, la novela atrapa al lector y no lo suelta así como así. La capacidad de Neal Stephenson para crear entornos cautivantes con auténticos ladrillos de información científica, amenizados con diálogos y reflexiones de índole filosófica que bien podrian pasar por monografías en torno a la epistemología, las relaciones entre materia y consciencia, sociología, política... El paraíso de un humanista.
Nos encontramos en un mundo llamado Arbre, muy similar a nuestra Tierra (en la novela se explica el por qué de este parecido), en el cual la vida intelectual se ha organizado de manera muy semejante a la llevada en los monasterios de la edad media. El autor recurre a neologismos a través de los cuales no es difícil rastrear términos como convento, novicio, santo, hermano, fraile y similares. Sólo que estos "fras" o "surs" (hermanos o hermanas) no necesariamente profesan algún credo religioso, sino que han optado (o han sido incorporados) a diversas órdenes cuyo objeto es la búsqueda y creación de conocimiento, una tarea que la civilización de Arbre ha decidido encomendar exclusivamente a los miembros de esas órdenes, en vista de lo cual deben adoptar estilos de vida monacales, aislados de la sociedad en sus "concentos", que sin embargo abren sus puertas al mundo exterior en ciclos que varían de un año a un milenio (!), sin contar las leyendas que se tejen respecto a la existencia de "concentos" que se comunican con el resto de la humanidad tan sólo una vez cada diez mil años...
La acción de Anatema es narrada por fra Erasmas, a quien le ha tocado vivir en una época extraordinaria: la rígida disciplina de su concento se verá alterada por la aparición de una nave de procedencia desconocida, cuya presencia en el universo de Arbre nos permite apreciar que, a diferencia de las condiciones de vida casi premoderna que rigen en los concentos, el resto de la sociedad disfruta de un estadío de civilización muy similar al terrestre del siglo XXI. Hay internet, iPods (con otro nombre, obviamente), helicópteros, carreteras, edificios, camiones, militares y armas de destrucción masiva. Y ciertas tradiciones dan a entender que no es la primera vez que Arbre ha padecido, entre otras atrocidades, los efectos de una guerra nuclear.
La presencia de la nave de otros mundos provocará, entre otros efectos, intrigas entre los poderes fácticos de Arbre - los poderes que son -, así como el hostigamiento de la elite científica, cuyos integrantes verán afectadas sus respuestas frente al fenómeno a causa de la organización que los articula, donde un exceso de curiosidad puede provocar la expulsión de la orden a la que se pertenece... o la oportunidad de fundar otra orden. Sin dejar de lado el enigma que representa la presencia de la nave
Decir más sería ir contra el esfuerzo desplegado por Neal Stephenson por crear un universo tan rico y complejo, una cultura tan parecida a la nuestra y a la vez tan alienigena, que sólo puede ser conocida de primera mano, es decir, leyendo esta estupenda novela.

Daniel Salvo

martes, 27 de diciembre de 2011

El cartero (David Brin)


Para buena o mala suerte, nunca estaremos seguros, Kevin Costner protagonizó una película en 1997, que en nuestro medio se tituló "Mensajero del futuro", y convertía al personaje principal, Gordon Krantz, en una especie de guerrero postapocalíptico, en un mundo al borde de convertirse en una pesadilla neonazi (como si fuera poco haber pasado por una catástrofe global que ha producido nada menos que la caída de la civilización). Si nos atenemos a la portada de la edición de Nova que tengo a mano, parece que estamos ante una suerte de Mad Max en versión norteamericana. Y si nos ponemos quisquillosos con el título, resulta que la novela ha sido distribuida en nuestro ámbito hispanoamericano como  El cartero,  Mensajero del futuro y El cartero (Mensajero del futuro). Por cierto, gracias a la Tercera Fundación por la labor de recopilación que realizan, realmente impagable, y que lleva a reflexionar en torno a los avatares que han sobrevenido a un título tan escueto como The postman.
Ahora bien, la novela tiene muchos puntos de contacto con la película, obviamente, pero creo que son más las diferencias. En el texto, ambientado en el año 2013, Gordon Krantz tiene un carácter mas bien melancólico y meditabundo, poco dado a la acción, a menos que sea absolutamente necesario. No le va mal con las mujeres, pero nunca deja de ser un llanero solitario. Y los personajes secundarios son menos predecibles que los de la película: jóvenes feministas que quieren cuidar del mundo, ingénuas inteligencias artificiales, guerreros modificados a la Capitán América, matriarcas bonachonas...
Si. El mundo postnuclear del cartero de David Brin tiene más oportunidades para la supervivencia que el violentista de Kevin Costner. Tanto así, que basta un uniforme usado y unas cuantas mentirijillas (si, tal como lo diría Ned Flanders en "Los Simpson"), para que un sinnúmero de colectividades acaben por creer que la "civilización" ha sido restaurada, que en cualquier momento dejarán de ser sobrevivientes para volver a ser ciudadanos, parte de una gran nación.
Entre los puntos de inflexión de la novela, creo que caben destacar dos: uno de ellos, el resurgimiento de la fe, no en el american way of life, sino en algo tan abstracto y a la vez tan esencial como es la educación. Es uno de los principales efectos que produce el paso del cartero Gordon Krantz a través de postamérica: las muchas veces apáticas sociedades rurales que quedan tras el holocausto han abandonado a su suerte a los niños. Si no hay país, ¿para qué ir a la escuela? Pero ni bien vuelven a creer que son parte de algo que está más allá del borde de sus pueblitos, consideran que esa ciudadanía merece el esfuerzo de formar parte de la misma, no como meros entes biológicos, sino como ciudadanos educados. El interés por la lectura y la educación "vuelven" espontáneamente, y son los niños, en muchos casos, los que llegan a considerar un castigo el que se les prive de un día de escuela, de aprender. El lado pesimista de esta utopía educacional reside en que, a fin de cuentas, la educación nunca llega a ser un fin en si misma sino un medio para obtener algo, ya sea material (una profesión universitaria nos capacita para ganarnos la vida) o inmaterial (ser un ciudadano, ejercer el derecho a voto, etc.). Pero sin beneficio a la vista... mejor nos ponemos a jugar.
Otro punto de inflexión está en el enfrentamiento final con los "malos", llamados por toda la población bienpensante "los holnistas", seguidores de la doctrina de Nathan Holn, un supervivencialista (sic) a favor de los derechos de los más fuertes, los más dotados, los más hábiles... obviamente en detrimento de los débiles, siempre empeñados en confabularse para que los fuertes y capaces no logren nunca sus objetivos (¿alguien dijo Ayn Rand?). Demás está decir que en los territorios dominados por los holnistas abundan los uniformes, hay un sistema jerárquico estricto y las mujeres deben sentirse honradas de pertenecer a "hombres de verdad". Fascismo en estado puro, al fin, sin mayor límite que la fuerza bruta, potenciada además por cierto proyecto militar que, para variar, tuvo efectos colaterales inesperados.
Por supuesto, la honestidad y la buena educación de Gordon Krantz (y un inesperado deus ex machina) le permiten superar a los holnistas, último obstáculo para su - ahora sí - proyecto de restauración de la civilización, que podemos o no cuestionar, pero que es definitivamente preferible al sueño psicópata de los holnistas.
De modo que el falso cartero del principio acaba convirtiéndose en un auténtico mensajero, alguien que ha logrado transmitir, de una edad a otra, el mensaje, las ideas que conforman el aspecto positivo de nuestro mundo actual, ese mismo mensaje al que alude otra novela postapocalíptica, La carretera de Cormac McCarthy, el fuego de la civilización, la cordura y la belleza.
El fuego que sólo pueder ser portado por los buenos.


Daniel Salvo

sábado, 10 de diciembre de 2011

Deisy y Jorge Cori Tello, prodigios peruanos del ajedrez


No, no tiene nada que ver con la ciencia ficción, pero las opiniones de nuestros jóvenes ajedrecistas, los hermanos Deisy y Jorge Cori Tello, llevan a reflexionar en torno a la cultura facilista y superficial que se está volviendo el denominador común del peruano promedio. Por suerte, los hermanos Cori no han sucumbido a la dictadura de la mayoría. Esperemos que sigan así, felices haciendo lo que les gusta hacer.

La entrevista fue publicada en la revista Somos del diario El Comercio del día 10 de diciembre de 2011.

¿Cómo fue crecer como niños prodigio?
J: Estoy orgulloso de mí, de todo lo que he sacrificado para llegar a ser lo que soy.
D: En un principio era más difícil porque quería estar jugando, pero creo que está bien el sacrificio que he hecho.

Muchos tienen la idea de que los ajedrecistas son introvertidos.
J: Todos los ajedrecistas que conozco son como cualquier niño normal. Si estudian más, pero igual se van con sus amigos. En cambio nosotros estamos mucho más limitados para eso.
D: Cuando estás en un nivel como el de nosotros, que es más fuerte, también te exiges más. Si es alguien de menor nivel, no necesariamente estudia tanto como nosotros o no se exige tanto.

¿Van a fiestas?
J: A mí casi me tuvieron que arrastrar a mi fiesta de promoción (de primaria) por que no quería ir. No me gustan las fiestas.
D: Tampoco voy a fiestas.

¿Qué hacen en su tiempo libre o durante los fines de semana?
D: A mí me gusta entrar al Facebook y al Messenger. En mi día de descanso prefiero no saber nada del ajedrez.
J: Yo no tengo cuenta de Facebook, es una pérdida de tiempo.

Jorge, ¿entonces no tienes muchos amigos?
Mi padre hace poco me dijo que tenia que ser más sociable. Estoy intentando hablar más.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Chindi (Jack McDevitt)



Chindi continúa las aventuras de la piloto estelar Priscilla "Hutch" Hutchins, cuyos servicios nuevamente son solicitados para una misión espacial: transportar a un grupo de expedicionarios al encuentro nada menos que de una nave de origen desconocido, posiblemente, los enigmáticos alienígenas que están detrás del misterio planteado en Las máquinas de Dios, primera novela de una saga que, sin embargo, se deja leer como un grupo de novelas independientes, aunque con un marco común.
Si, es cierto, suena a space opera, a aventura y peligro... Y en buena hora. En esta novela, los conflictos personales de la protagonista principal - entre ellos, el reencuentro con un antiguo amor- están mejor dosificados que en las anteriores historias, al punto que no solo no lastran la acción con disquisiciones sentimentales, sino que potencian la tensión de los abundantes momentos climáticos de la novela, en los que McDevitt parece haberse convertido en experto.
Chindi es un término navajo que significa "espíritu burlón" o "fantasma malvado". El chindi de la novela es una nave inmensa, de origen desconocido, que ha sido detectada por científicos terrestres, y ha despertado el interés, entre otros grupos, de la Sociedad del Contacto, la versión futurista de nuestros sempiternos contactólogos y fanáticos del fenómeno OVNI, además de expertos en inventar conspiraciones. Curiosamente, en un universo en el cual se ha encontrado evidencias de civilizaciones extraterrestres - aunque no a los propios extraterrestres, salvo alguno que otro indeseable cuyo contacto ha sido prohibido -, da que pensar la supervivencia de grupos así, que encuentran algún gusto especial en "creer", aun cuando aquello en lo que creen ya ha sido comprobado. Es decir, además de los intentos digamos "formales" de la humanidad por buscar vida extraterrestre - el equivalente al Instituto SETI -, parece que en el futuro seguiremos contando con una buena cuota de contactados y ovniólogos, quienes además del ansiado contacto, buscan la confirmación de algún tipo de verdad o revelación.
Pero tienen dinero, y eso puede hacer el milagro de que se les tome en serio, y como en la novela que nos ocupa, se acuda a ellos para financiar en parte  una expedición, capitaneada por nuestra querida Priscilla.
Si bien estamos ante una novela algo esquemática, la manera en que el autor nos va revelando los misterios que envuelven la aparición del chindi, (un homenaje a Cita con Rama de Arthur C. Clarke), los hallazgos de los expedicionarios en los planetas y satélites a los que arriban, el propio y aún enigmático contenido del chindi, es bastante emocionante, llena de ese sentido de la maravilla que produce la descripción de un encuentro con un artefacto de origen desconocido, las conjeturas en torno a la naturaleza y propósito del mismo, y los resultados de contrastar dichas conjeturas con la experimentación... Es el tipo de novela que debe haber despertado más de una vocación científica, y que nos devuelve la noción del universo entero como un ámbito entre maravilloso y aterrador, pero lleno de secretos y misterios cuyo desentrañamiento bien vale la dedicación de toda una vida. Pocas veces puede leerse un texto en el cual se respire tanto la ciencia como la ficción; un texto donde se percibe la excitación que sienten los protagonistas al encontrarse frente a un enigma del universo...
Y todo ello envuelto en una trama de aventuras espaciales. No es poco, en estos tiempos apáticos, encontrarse con una novela que no se puede soltar una vez que se inicia, a pesar de su extensión algo excesiva. Recomendable - junto con las demás de la saga - para el verano que se avecina.

Daniel Salvo

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Editorial: Alfas, deltas y peruanos



Referirse a Un mundo feliz (A brave new world) de Aldous Huxley puede parecer tópico a estas alturas. Un futuro descrito como el máximo logro de la mecanización y de la planificación humana, en el cual la sociedad ha sido rígidamente jerarquizada en base a la eugenesia, ocupando el lugar más alto de la escala los intelectuales Alfa  (seres humanos nacidos con sus facultades completas) y el más bajo, los Epsilon, seres a quienes se ha limitado el suministro de oxígeno durante el período de gestación (en el futuro descrito por Huxley, los seres humanos no se reproducen sino que son incubados artificialmente), de manera que su inteligencia es mínima, apenas lo justo para ocuparse de las tareas más simples y repetitivas de la sociedad.
Sin embargo, a medida que nos adentramos en la historia, descubrimos que los Alfa también forman parte de ese mismo esquema: sus vidas son tan insípidas y carentes de brillo como las de los Epsilon. Todos los seres humanos son tratados como piezas integrantes de un mecanismo, algunas arriba y otras abajo, pero piezas al fin y al cabo.
A fin de que las piezas no se den cuenta de la situación alienada en la que viven, se les provee de entretenimiento y tareas que les dan la ilusión de ser importantes y de llevar vidas con algún sentido. Y para cada pieza, o tipo de ser humano, hay un tipo de entretenimiento. Los Alfa no disfrutan de lo mismo que los Epsilon, y viceversa.
En el mundo descrito por Huxley, este aspecto no suele llamarnos la atención. Nos alarma el automatismo y la instrumentalización del ser humano, el hecho de convertirse en una suerte de ganado cuyo destino está determinado desde su concepción, pero no solemos reparar en los métodos utilizados por dicha sociedad del futuro para mantener el estado de cosas.
Uno de esos métodos es, cómo no, el control de los medios de comunicacion. Hay cine y televisión en ese mundo feliz, al igual que medios impresos, pero emitidos e impresos según la clase a la que pertenece el destinatario. Hay periódicos para los Alfa y periódicos para los Epsilon (o los Beta, Gama o Delta), y cada medio tiene una estructura diferente. Por citar los tres diarios que se mencionan en la novela:  El Radio Horario, para las clases altas (Alfa y Beta), la Gaceta Gamma, y El Espejo Delta, compuesto por palabras de una sola sílaba.
Ahora, a pesar de que no vivimos en Un mundo feliz, ¿no encontramos lo mismo en nuestros puestos de periódicos? Parece una verdad de perogrullo que desde siempre hay periódicos, revistas y programas de televisión "para todos los gustos", pero como que la verdad, en nuestro caso, se parece a la ficción de manera mas bien siniestra y negativa: así, la verdad sería que, en lugar de contar con medios de entretenimiento y noticias "para todos los gustos", es decir, que recogen las preferencias del público; lo que tenemos es un conjunto de medios que para nada toma en cuenta cosas tales como el gusto o las preferencias del público, sino su capacidad para lograr disfrutar o apreciar determinados productos. Lean sino esta "columna periodística", aparecida el domingo 20 de noviembre de 2011 en un diario de amplia circulación.
Vistas así las cosas, tenemos un cuadro alarmante y hasta pesimista de nuestro futuro inmediato. Por que los diaríos de mayor lectoría en el Perú, al igual que los programas de televisión de mayor audiencia, parecen ser sólo aptos para Epsilons o Gamas. Por que ese parece ser el ciudadano peruano promedio al que estamos arribando.
¿Se dan cuenta de que es muy distinto decir que esos diarios y programas de televisión, así como la mayor parte del cine que se exhibe en nuestras salas, recogen las preferencias y los gustos de sus lectores; a decir que dichos medios están dirigidos a lectores de determinadas características? No se trata entonces de gustos, de preferencias, de opciones, sino de capacidad mental.
¿Es el destino del peruano convertirse en una especie de Homo Idioticus, un Gama o un Epsilon? ¿Los medios de comunicación fomentan este estado mental, o simplemente lo reflejan? Como sea, es muy difícil que la respuesta conduzca a un mundo realmente feliz.

Daniel Salvo

domingo, 23 de octubre de 2011

José B. Adolph: un recuerdo (1)




José B. Adolph: Un recuerdo (1)

CARLOS ENRIQUE SALDIVAR



1.- José B. Adolph y la revista Argonautas¨



Noviembre de 2006.

Fue en el cercano año 2006, cuando se me ocurrió la quijotesca idea de traer al mundo una revista de literatura fantástica. Jorge Luis Obando me propuso sacarla con el sello editorial que estaba lanzando (en aquel entonces Magna Ediciones). Ambos éramos compañeros en la Universidad Nacional Federico Villareal. Cursábamos el 4to año y estábamos desencantados por algunas publicaciones de nuestra casa de estudios. Las de mejor calidad a menudo contenían páginas demasiado teóricas, las cuales ahuyentaban a un lector promedio. Muchas nacieron y murieron rápido (no pasaron del primer número). Otras, quedaron estancadas después publicar pocos números, y ello a pesar de su calidad. Esto se debió a la escasa economía de los estudiantes, además de una distribución muy restringida o casi nula. Jorge Obando venía de una revista: Caleidoscopio, una propuesta muy interesante, que en su momento tuvo realce. Respecto de ella recordemos el segundo número dedicado a Washington Delgado (tengo entendido que hay en proyecto un nuevo número). Volviendo a lo anterior, cuando decidimos sacar una publicación, coincidimos en que no sería una empresa fácil. Escogí el nombre: Argonautas,  por los héroes de la mitología griega que acompañaron a Jasón durante su odisea en pos del vellocino de oro. El nombre quedó y pegó (una amiga me comentó que un grupo de rock peruano lo usaría después). Ya con el nombre, el proyecto tomaba una necesaria consistencia. Sin embargo, aún faltaba mucho por realizar. Debíamos conseguir el material, los cuentos. Y así fue. Algunos amigos nos apoyaron con relatos y con difusión, esta última en la medida de sus posibilidades. Yo había conocido un año antes a Luis Torres y a su padre, un respetable caballero de Jirón Amazonas, quien trabajaba en un puesto donde pude adquirir diversas obras de las temáticas que más me gustaban: la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Torres (hijo) era todo un personaje en Jirón Amazonas. Sabía más que yo sobre libros (y me considero un gran bibliófilo), de modo que me dio algunas recomendaciones oportunas, las cuales seguí. Cabe decir que estos notables consejos hicieron que mis proyectos literarios inmediatos llegasen a buen puerto. Por intermedio de este nuevo amigo conocí a Luis León Velásquez, un joven escritor que creaba buena poesía y sobresaliente narrativa. Ya tenía dos cuentos para mi revista. Le pasé la voz a una joven amiga de San Marcos, Fátima Salvatierra, quien me envió también una llamativa ficción. Ese mismo año me contactó un (bastante) joven estudioso de la literatura: Christian Elguera, muy empeñoso, aficionado a la literatura fantástica, y al tema gótico. Todo un año me llevó seleccionar los cuentos, corregirlos y acomodarlos en el corpus del texto global, luego siguió la diagramación hecha por el editor y la impresión final bajo el sello Magna Ediciones. Había espacio, por lo que completé la sección Cuentos con material de mi cosecha, bajo distintos seudónimos, por supuesto. Fue una revista hecha entre amigos, muy amateur. Prácticamente de aficionados, pero con una cierta calidad literaria. Pegó mucho entre los amigos y algunos seguidores del género. Estaba inspirada en Nueva Dimensión, Revista Asimov, Más allá, entre otras. Recuerdo que mi cuento La bolita (publicado con el seudónimo de Luis Eduado Milano) gustó mucho. También resaltaron los otros relatos: Quejas de Fátima Salvatierra, Los ojos cerrados de Jorge L. Obando, Uno más de Luis León, La lluvia de Christian Elguera, Transbordador de Luis Torres En fin, sin el esfuerzo de todos, la publicación no habría sido posible. Fue un tiraje muy pequeño, de cien ejemplares con portada en blanco y negro. Luego habría una reedición con carátula a color. La revista fue presentada en la Universidad Nacional Federico Villareal en noviembre de 2006. Y, de esta manera, quedó para siempre estampada dentro del conglomerado de publicaciones universitarias que siempre realizan una loable aportación a la cultura pues son (muchas veces) muy valiosas.

Enero de 2007.

Mis conocimientos de Internet y todo lo que desenvolvía en la red eran muy pobres. No conocía sobre foros y/o revistas virtuales, tan solo una que otra página de cuentos de terror, de esas que abundaban, ciertamente. Por aquella época el editor de mi revista contactó con el grupo Coyllur, de aficionados a la fantasía, ciencia ficción y terror. Ellos solían (y suelen hoy en día) reunirse los últimos sábados de cada mes para disertar sobre diversos temas. El editor se reunió con ellos y les dio la revista Argonautas. Así establecí contacto con Daniel Salvo y conocí su espectacular página: Ciencia Ficción Perú, convertida ahora en un excelente blog periódico. Descubrí también la existencia de la revista Velero 25, de Víctor Pretell. Y no solo eso, comencé a vislumbrar el enorme conglomerado de publicaciones, todas maravillosas, que circulaban en Internet. El papel parecía haber quedado en el olvido (sin embargo esta impresión mía quedaría mermada después). Estaban Axxon de Argentina, Alfa Eridiani de España, Ubikverso y Crónicas de la forja de Venezuela, MiNatura de Cuba-España y tantas otras que hasta la fecha siguen deleitándome a mí y a muchos. Por entonces yo estaba preparando el segundo número de mi revista y me di cuenta de que había un escritor que publicaba continuamente en Ciencia Ficción Perú. Era José Bernardo Adolph. Yo seguía su narrativa desde más o menos el año en que ingresé a la universidad (2000). Tenía varios libros suyos, los cuales había disfrutado con creces, desde que adquiriera el primero: Cuentos del relojero abominable, narraciones tan perfectas como Exploración o Persistencia me marcaron para siempre. Para mí, establecer contacto con este maestro era dar un paso agigantado que iba de la revista de aficionados a una publicación profesional que estuviera destinada a presentar solo material de primera calidad. El editor se comunicó con él y le solicitó un cuento. El día que saltaron los chinos fue publicado en la revista Argonautas, número 2 y tuvo tantos elogios que (tal vez esto solo sea una creencia mía) opacaron el resto del material. Ahí pude publicar por primera vez a su lado. Mi cuento Entelequia (colocado con el seudónimo de Leonardo Gabriel) ya mostraba ciertos atisbos de lo que yo escribiría más adelante. Tuve la oportunidad de publicar un relato que me satisfizo mucho: Plaste, que continuaba mi saga de los Suprahumanos iniciada por mi cuento Elix (publicado con seudónimo en el primer número de mi revista). Coloqué también Reubicación, ficción que después incluiría en mi primer libro de narraciones cortas. En Argonautas, número 2 publicó Daniel Salvo (este autor escribe muy buenos relatos de fantasía, ciencia ficción y otros géneros; desafortunadamente aún no tiene un libro editado, pero sí varios textos en revistas nacionales y del extranjero, virtuales y en papel). Participó además Luis Bolaños De La cruz con un sesudo artículo que demostraba su gran inteligencia y su amplia capacidad de observación (Luis Bolaños también escribe ficción y ha sido publicado en el extranjero). En dicho volumen apareció además Nocturno, seudónimo de Jorge Vergara, un (bastante) joven amigo de la Universidad Nacional Federico Villareal. En el verano de 2007 el segundo número de la revista veía luz, y ya contábamos con un nuevo colaborador en nuestras filas: el brillante José B. Adolph.

Mediados de 2007.

Después de la publicación de Argonautas, número 2, volumen muy superior al iniciático primer número, debí ausentarme por motivos de viaje. Este imprevisto estancó la labor que realizaba con la revista Argonautas, número 3. Pero a mediados de año pude ponerme al día con la revista (al mismo tiempo que me reintegraba a la universidad para cursar mi último año). Yo mismo me comuniqué con José B. Adolph y le propuse la publicación de uno de sus mejores relatos: Castigo, cuento que había aparecido en su excelente libro La batalla del café, y que además había ganado el concurso de 1000 palabras de la revista Caretas en el año 1983. Dicha narración también apareció en la antología de la misma revista que incluía los mejores cuentos de mil palabras. Un texto perfecto que hizo las delicias del público y se mantiene vigente a pesar de los años. Con suma cortesía se lo pedí y él, con soberana gentileza, me lo cedió. La revista Argonautas, número 3, estuvo completa más o menos en junio de 2007. Publicaron algunos escritores nuevos, como Yelinna Pulliti, a quien conocí en la primera reunión de Coyllur a la que asistí. Luego estuvo Javier Cotillo, notable educador y escritor juvenil e infantil. Luis Torres y Luis León Velásquez seguían presentes (ambos habían sido publicados en los números anteriores). Volvió Christian Elguera con un magistral cuento de horror. Yo tuve la oportunidad de publicar tres relatos, dos de ellos con seudónimo. La casa nave fue el cuento que más gustó y por ello decidí incluirlo en mi libro Historias de ciencia ficción al siguiente año. Publiqué además un tercer cuento de la saga de los Suprahumanos: Luz, muy importante para mí pues me dio una pista de cómo escribir historias de largo aliento sin cansar al lector. El tercer número de mi revista implicó todo un reto, empero había adquirido una gran experiencia y, gracias a ella, podía seguir sacando nuevas ediciones (viene a colación decir que se vendió muy bien, pudimos recuperar el dinero invertido). El problema surgió cuando el editor y yo pensamos en sacar el cuarto número a finales de 2007. Un volumen dedicado íntegramente a José B. Adolph.

Fin de 2007.

Jorge Obando le avisó del homenaje, aunque no se atrevió a solicitarle un cuento inédito. Fue yo quien le escribió comentándole sobre la idea de sacar una breve antología de ciencia ficción e incluir a nuestro entrañable escritor en primer lugar. Si tal proyecto no se realizaba, el cuento podría ir en Argonautas, número 4. José B. Adolph se mostró muy animado y me envió el relato Virgo Intacta. La antología que tenía planeada nunca llegó a ver luz. Pero con la revista había un compromiso ineludible, algo que iba más allá de nuestros intereses y deseos. El año 2007 ya iba a terminar, hubo un congreso en octubre, en Huanchaco (donde tuvo lugar un homenaje a nuestro apreciado Adolph). La revista no salía aún, yo tenía el material, los cuentos, correcciones pendientes (ese año ingresé al taller internacional Los Forjadores, donde aprendí muchas cosas novedosas respecto del arte de publicar y escribir como se debía). Conocimos a Giancarlo Stagnaro, quien se mostró muy animado por la publicación y nos facilitó un efectivo relato: A donde van las almas. El volumen incluía cuentos, artículos y ensayos de diversos autores consagrados y nóveles. Un estudio magnífico de Elton Honores (un amigo que siguió a Argonautas desde el principio y ahora es un valorado estudioso de la literatura fantástica), Christian Elguera (quien estuvo con nosotros desde el primer número), Rony Vásquez (actual director de la revista de ficción brevísima Plesiosaurio, Luis Cangalaya (ex compañero de estudios en mi Alma Máter), Daniel Salvo, Luis Bolaños De la cruz, Adriana Alarco de Zadra (soberbia narradora y poeta, Presidenta de la Casa Museo Ricardo Palma), Yelinna Pulliti, Javier Cotillo, David Anchorena (un joven narrador que vive en Huanchaco, Trujillo), Armando Alzamora (constante promotor de eventos literarios en la Universidad Nacional Federico Villareal), Nocturno (Jorge Vergara, una vez más), Luis León Velásquez, Pedro Félix Novoa, entre otros. Sobre todo, pudimos contar con la presencia de Carlos Eduardo Zavaleta, el segundo escritor grande que se había animado a publicar en nuestra revista y uno de los mejores cuentistas y novelistas peruanos de todos los tiempos. Muy distinto en estilo a José B. Adolph, y muy cercano en lo que respecta a la calidad artística y a la perfección de la prosa.

Trágico verano de 2008.

José B. Adolph sabía del homenaje y sé que estaba muy contento por éste, no obstante su salud por aquella época no era óptima. Recuerdo que le pedí (muy atrevido de mi parte) que prologara mi libro de cuentos Historias de ciencia ficción, sin embargo por motivos de salud no pudo hacerlo. El jueves 20 de Febrero a las 11 de la mañana una complicación generalizada acabó con su vida dejándolo para siempre en el territorio de la leyenda. Fue Adriana Alarco quien nos dio la noticia en el foro de Coyllur. Me deprimí por un tiempo. Una oleada de remembranzas vino a mi cabeza por aquellos duros días. Recuerdo su entrañable conversación con Marco Aurelio Denegri, su vocecita ágil e inteligente. Recuerdo la entrevista (ahora clásica que le hizo Giancarlo Stagnaro). Recuerdo una gran variedad de cosas. Como que él fue, de algún modo, un argonauta más en ese viaje incesante por expandir nuestra imaginación. Nunca lo conocí en persona, nunca lo vi. Me hubiera gustado saludarlo al menos una vez. Siempre fui un personaje tímido, quizá un tanto introvertido, aunque últimamente este aspecto de mi personalidad ha cambiado. Gracias a José B. Adolph. Mañana, las ratas es su mejor novela, una espectacular especulación humana, política y filosófica que bien podría quitarle a El Neuromante de Willian Gibson el título de la primera novela cyberpunk en la historia de la ciencia ficción. Sus libros de cuentos son, todos ellos, perdurables. Lo es además su aporte a la cultura latinoamericana. Sus premios y grandes logros. Su aparición en textos que, durante mi adolescencia, leí (de ciencia ficción por supuesto, editado, alguno de ellos, en ¡Estados Unidos!, y en los cuales él representaba al Perú, como máxima figura del género de anticipación en nuestro país). Porque escribía muy bien, hay que decirlo. Era ESCRITOR, con mayúsculas. Ha influido mucho en el estilo literario de una generación y sobre todo en el de la persona que habla. ¿Quién no podría asegurar que mis cuentos Visiones en conjunto o Volar como los pájaros (publicados en mi libro), o El revivido (publicado en la selección narrativa Otros Villanos), no tienen algo de su esencia. Claro que tienen mucho de él. José B. Adolph no ha muerto. Su espíritu sigue revoloteando alrededor de nosotros. Esta revista, este homenaje a él, es una prueba (como tantas más) de ello.

Fin del año 2009.


Viernes 4 de diciembre de 2009


¨ Texto leído en la presentación de la revista Argonautas, número 4, en la Feria Nacional de Libro Ricardo Palma el día 7 de diciembre de 2009.

domingo, 9 de octubre de 2011

Coloquio Internacional: El orden de lo fantástico


Nuestro infatigable amigo e investigador de la literatura fantástica, Elton Honores, ha armado otra edición de lujo de los imperdibles Coloquios de literatura fantástica que en octubre de cada año tienen lugar en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar. La cita - infaltable - tendrá lugar los días 27, 28 y 29 de octubre de 2011 en el local del óvalo Higuereta, en Surco. Adjuntamos el programa del Coloquio:


Coloquio  Internacional

 El orden de lo fantástico:
territorios sin fronteras

Coloquiofanperú 2011
 
27, 28 & 29 de octubre de 2011
 
                                       Lima-Perú

27 de octubre:
Auditorio Principal de la
Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM

28 y 29 de octubre:
Sala de Conferencias del
Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar



Av. Benavides 3074, La Castellana – Miraflores. Teléfonos: 449 0331 - 216 1029
     E-mail: celacp@wayna.rcp.net.pe   http://celacp.perucultural.org.pe
Programa

Jueves 27 de Octubre

Auditorio Principal de la
Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM
Av. Venezuela cdra. 34 - Av. Universitaria s/n., Lima


Inscripción y entrega de credenciales: 15:30 - 16:30 hrs.

Inauguración: 16:30 – 16:45 hrs.

Elton Honores, Presidente del Comité Organizador
Gonzalo Cornejo Soto, Director del Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar


Conferencia Magistral  16:45 – 17:40 hrs.

Miguel Ángel Fernández Delgado
(Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México)
Esbozo para una periodización histórica de la ciencia ficción en portugués y castellano


MESA 1 17:45 – 18: 55 hrs
Invenciones de lo real: asedios desde la ficción fantástica última
Participan: Carlos Herrera, Ricardo Burgos y  José Donayre


MESA 2   19: 00- 20:15 hrs.
El modernismo y postmodernismo fantástico

José Güich Rodríguez (Universidad de Lima)
Los códigos secretos del Romanticismo en un relato de Clemente Palma

Alejandro Susti (Universidad de Lima)
Del otro lado del espejo: lo fantástico o el reino de la transgresión

Carlos López Degregori (Universidad de Lima)
Transfiguraciones esteticistas y fantásticas en algunos cuentos de Abraham Valdelomar




Viernes 28 de Octubre

Sala de Conferencias del
Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar
Av. Benavides 3074, La Castellana – Miraflores


MESA 3    10:00- 11: 15 hrs
Imaginaciones latinoamericanas

Nehemías Vega Mendieta (Universidad Nacional Agraria La Molina)
Lo fantástico y la crítica a la ciencia en dos cuentos de Rubén Darío

Iván Rodrigo Baeza Barra (Universidad de Concepción, Chile)
La resacralización en la literatura fantástica chilena: el caso de Jorge Baradit

Daniel Rojas Pachas (Universidad de Tarapacá, Chile)
Batman, un meteco en Chile o la deformación histriónica de un ídolo y su retórica


MESA 4 11:20- 12:35 hrs
Lenguajes de lo fantástico

Oscar Ortega Arango (Universidad Autónoma de Yucatán, México)
El resurgir desde el viento. Siete sueños de Feliciano Sánchez Chan

Laura Cilento (Universidad Nacional de San Martín / Universidad Nacional de Quilmes / Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Argentina)
La anécdota fantástica: del narrador popular al narrador letrado

Margarita Pierini (Universidad Nacional de Quilmes, Argentina)
La presencia de lo fantástico en la narrativa de Juana Manuela Gorriti


RECESO








MESA 5   15:00 – 16: 05 hrs.
Operas primas: El sentimiento de lo fantástico I

Participan: José Manuel Balta, Piero Duharte, David López Alfaro, Eduardo Cuturrugo y Andrés Olave


MESA 6  16: 10- 17: 40 hrs
Intersecciones de lo fantástico

Miguel Alvarado Borgoño (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile)
La literatura antropológica chilena: decantamiento de una metalengua desde lo fantástico

Paula Labeur (Universidad de Buenos Aires, Argentina)
Cuando los zombies se organizan: el terror urbano en la reformulación de un género

Ana Lúcia Trevisan (Universidade Presbiteriana Mackenzie, Brasil)
El cuento “Chac Mool”, de Carlos Fuentes: fronteras del fantástico y del realismo maravilloso

Ángeles Encinar (Saint Louis University, EE.UU./España)
La huella hispanoamericana en la narrativa española actual: el género fantástico y sus cultivadores

Presentación de libro: 17: 50- 18:55 hrs.

Lo fantástico en Hispanoamérica
Elton Honores (Coordinador)

Comentarios: Campo Ricardo Burgos López, Miguel Ángel Fernández y Elton Honores



MESA 7 19: 00 – 20:00 hrs
¿Es esto lo fantástico?

Participa: Harry Belevan (Escritor y diplomático)







Sábado 29 de Octubre

Sala de Conferencias del
Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar
Av. Benavides 3074, La Castellana – Miraflores

MESA 8  09:30 – 11: 00 hrs
Continuidades de lo fantástico

Mario Granda (Universidad San Ignacio de Loyola)
El mundo fantástico de la Arcadia Colonial

Jorge Ramos Cabezas  (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Locura, transgresión y transformaciones. Los microrrelatos  fantásticos y extraños de Ricardo Sumalavia

Daniele Aparecida Pereira Zaratin (Universidad Presbiteriana Mackenzie, Brasil)
Lo Fantástico en “Tlactocatzine, del jardín de Flandes” (1954), de Carlos Fuentes

Carmen Tisnado (Franklin & Marshall College, EE.UU.)
El trayecto macabro del Uruguay de los 70 y 80 en tres cuentos de Teresa Porzecanski

MESA 9  11: 05 – 12: 20 hrs
Márgenes de lo fantástico

Rubén Quiroz Ávila (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
El desdoblamiento del cuerpo en Sílex del divino amor  (1650) de Antonio Ruiz de Montoya

Francisco Nicanor Najarro Rimari (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Una distopía latinoamericana del Siglo XXI: El narrador de historias de Enrique Congrains

Cecilia Verónica Rubio Rubio (Universidad de Concepción, Chile)
La vanguardia y la aporía de lo fantástico como género:
reflexiones teórico-críticas en torno a Diez de Juan Emar



Presentación: 12: 20 – 12: 45 hrs

Actas del Coloquio Internacional:
Lo fantástico diverso
(Gonzalo Portals y Elton Honores, ed.)



RECESO



Mesa 10   15: 00 – 16: 05 hrs
Operas primas: El sentimiento de lo fantástico II

Participan: Pedro Félix Novoa, Joel Rojas, Augusto Murillo de los Ríos, Fernando Luque, Iván Bolaños y Pablo Espinoza Bardi


MESA 11    16: 10- 17: 25 hrs
Lo fantástico y el universo de lo popular

Daniel Paulo de Souza (Universidad São Judas Tadeu, Brasil)
Lo fantástico y la creación literariaentre Borges y Guimarães Rosa

Valdemir Boranelli (Universidade Presbiteriana Mackenzie, Brasil)
Lo fantástico como fenómeno del lenguaje: la función de la metáfora en los cuentos
“A fila” de Murilo Rubião y “La autopista del sur” de Julio Cortázar

Fredrik Olsson (University of Gothenburg, Suecia)
La frontera fabulosa: migración y realismo mágico en El Corrido de Dante de Eduardo González Viaña



MESA 12   17: 30- 19: 00 hrs
Ciencia ficción y terrores fantásticos

Marcelo Novoa Sepúlveda (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile)
Francisco Miralles, Hugo Correa y Sergio Meier.
Vindicación del escritor de Ciencia Ficción en Chile

Lola López Martín (Universidad Autónoma de Barcelona, España)
El ladrón invisible y los fantasmas de la ciencia: «¡Umbra!», de Eduardo Holmberg

Elton Honores (Universidad San Ignacio de Loyola)
Transgresiones del espacio en tres narradores latinoamericanos:
José B. Adolph, Enrique Prochazka y Mario Levrero

Andrea Bell (Hamline University, EE.UU.)
Los avatares y la crítica de la industrialización en Los títeres de Hugo Correa

Conferencia Magistral: 19:05 – 20: 05 hrs.

Campo Ricardo Burgos López
(Universidad Sergio Arboleda, Colombia)
Literatura fantástica y cine fantástico: Los casos de El exorcista y El laberinto del fauno


Clausura 20:05 - 20:20 hrs.
Brindis de Honor


Actividades paralelas:
Viernes 28 y Sábado 29 de octubre 15:00 - 20:00 hrs.
Exhibición y venta de revistas de literatura peruana y libros de autores nacionales y extranjeros 

Participan: Cuerpo de la Metáfora Editores, El lamparero alucinado, Tinta Expresa Revista de literatura, Ínsula Barataria Revista de literatura y cultura, Ediciones Cinosargo y Puerto de Escape (Chile).









Auspicia:




Instituto de Investigaciones Humanísticas
de la Facultad de Letras y CC. HH. de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos