jueves, 1 de julio de 2010

Editorial: Tres fines del mundo







No se si será el espíritu de los tiempos, pero como que ultimamente a los productores cinematográficos les ha dado por películas cuya temática gira en torno a uno de los eventos más temidos por la humanidad: EL FIN DEL MUNDO (¿verdad que da mas miedo en mayúsculas?).


Es de suponerse que todo comenzó el 2012, por decirlo de alguna manera. ¿Qué ocurrirá el 2012, que tanto miedo nos produce? En el imaginario popular, pues el fin del mundo, según el "calendario maya". Incluso los protagonistas de la serie Expedientes X saben que el fin del mundo será en diciembre de 2012.

Ahora bien, lo que muchos no han tomado en cuenta es que el calendario maya no prevé el "fin del mundo" para el año 2012, sino el fin de un ciclo de dicho calendario, el cual se calcula en base a períodos de tiempo que superan los siglos occidentales. Dicho en cristiano: un año occidental dura 365 días. Un "año" del calendario maya dura siglos. Y como todo período de tiempo ideado por los seres humanos, tiene un principio y un final. Así de sencillo. Por eso, deducir que los mayas previeron el fin del mundo para el año 2012 por que el último calendario que editaron culmina en dicho tiempo, es como decir que el fin del mundo para quienes nos regimos por el calendario gregoriano tendrá lugar el 31 de diciembre de cada año.

Como pone la Wikipedia:


El calendario maya consiste en tres diferentes cuentas de tiempo, que transcurren simultáneamente:
el calendario sagrado (
tzolkin o bucxok, de 260 días)
el civil (
haab, de 365 días) y
la
cuenta larga.
El calendario
maya es cíclico, porque se repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comenzó el día 0.0.0.0.0 4 ahau, u 8 cumkú (en notación maya) que equivale al 13 de agosto del 3114 a. C. en el calendario gregoriano[1] y terminará el 21 de diciembre de 2012.


¡Listo! Se cierra un calendario. ¿Fin del mundo?

Tal vez debido a lo obvio de todo este asunto, la película 2012 de Roland Emmerich no le dedica mucho espacio, centrándose en la catástrofe y en la respuesta humana al mismo. Y vaya que es deprimente la película: se salvan los ricos, por que además del calendario maya, tuvieron plata para mandarse a construir tamañas barcazas (llamadas, como no, arcas). Y, a diferencia de lo profetizado en los Evangelios, los ricos heredaron la Tierra.

Otra película que trata sobre el fin del mundo es la decepcionante Señales del futuro de mi (ex) admirado Alex Proyas (si, el de Dark City). Por razones que se desconocen, parece que Proyas se ha comido el cuento de los fundamentalistas de siempre, y ha elaborado una trama tan absurda como empalagosa, con un inicio bastante intrigante (el descubrimiento de unas series de números anotados por una niña en el pasado que adquieren sentido en el presente) que lleva a un final que pretende, en su puerilidad, explicar las interpretaciones de la Biblia (en especial, la visión de Ezequiel) desde el gastado argumento de la intervención extraterrestre. De manera que una película de ciencia ficción se convierte en un trasunto de las "descubrimientos" de Erich von Däniken. Vamos, que no se qué espera von Däniken para demandar a Proyas por derechos de autor.

Tal vez sea un tanto exagerado preocuparse por el impacto de semejantes películas en los espectadores por que, total, peores cosas hemos visto. Pero creo que es evidente que a nivel de Hollywood hay una cada vez mayor carencia de ideas originales para sus grandes producciones, y que el fundamentalismo religioso disfrazado de especulación se está volviendo parte del horizonte mental del presente. Si alguna vez hubo un tiempo en el que se consideraba que una persona culta era aquella que conocía, con cierta profundidad, acerca de ciencias o humanidades, hoy en día se discute con un apasionamiento digno de mejor causa acerca del calendario maya, la falsedad del viaje a la luna o el rayo que ocasionó el terremoto de Haití. Como diría Mafalda: qué lejos de Werner von Braun...

En todo caso, es posible conjeturar que el temor al cambio tecnológico que nos involucra a todos genere un temor a perder lo que conocíamos, es decir, al fin del mundo. Y es que no es poca cosa el pasar de una época de televisores en blanco y negro a otra de teléfonos portátiles y computadores cuya capacidad se incrementa día a día. Valen entonces estas películas como síntomas de ese temor, pero es deber de nosotros, como ciudadanos instruidos, aprender a lidiar con nuestros temores y ansiedades de una manera racional y científica, en lugar de caer en una ataraxia signada por el fundamentalismo. El mundo no se va a acabar por que lo predijeron los mayas o debido a la intervención de extraterrestres que fungen de ángeles bíblicos. En todo caso, lo único que expresa la Biblia al respecto es: nadie sabe el día ni la hora (Mt 24, 36-41).

En cambio, hay otro fin del mundo que si ocurrió, y que tuvo consecuencias catastróficas en más de un sentido. Precisemos: no fue exactamente el fin de un mundo (como lo ocurrido con el arribo de los europeos a América a partir de 1492), pero se le parece. Al menos, esa es la trascendencia que le da el productor Alejandro Amenábar a la muerte de Hipatia, quien según diversas tradiciones, sería una suerte de proto-científica asesinada por una turba de cristianos en el año 416, debido a sus opiniones (ya se sabe, los científicos no le gustan a nadie, y menos a los fundamentalistas).

En Agora, el guión juega con dos acontecimientos que probablemente no estuvieron vinculados en la realidad: la destrucción (bueno, una de las destrucciones) de la famosa Biblioteca de Alejandría y la posterior muerte de Hipatia, por órdenes del patriarca cristiano Teófilo, cuyo creciente poder no podía verse amenazado por nadie, y menos por una mujer pagana.

Estamos en un mundo límite, post-pagano, con un cristianismo que se ha convertido en religión oficial y que convierte a los paganos, ya sean buenos o malos, en una minoría cuyo poder se ve cada vez más cercenado. El nuevo mundo no quiere conservar nada del antiguo, y ha decretado su destrucción. Lo malo de esto es que siempre hay de todo en una sociedad, tanto lo bueno como lo malo. Y en este fin del mundo, se pretendió abolir el conocimiento anterior. En el contexto de la película, uno no puede menos que lamentar la pérdida de una oportunidad no sólo para las ciencias y el desarrollo del conocimiento, sino para la humanidad en sí para desarrollar la convivencia y la tolerancia. Vemos que en Alejandría había paganos, cristianos y judíos, y nada impedía que vivieran en paz unos con otros. Pero de repente, uno de estos grupos asumió que su visión de las cosas era la única verdadera y que, por ende, podía ser impuesta a los demás. ¿Es la naturaleza humana, o se trató de mala suerte? ¿O es esta victoria temprana del fundamentalismo religioso una anticipación de la posterior historia humana, donde los ataques a la razón y el abandono del conocimiento se producen de manera casi cíclica?

En todo caso, queda como una esperanza ante el fin del mundo la tenaz (y a veces inútil) resistencia de individualidades frente a la barbarie. La Hipatia de Amenábar encarna el triunfo de la curiosidad, el ejercicio de la razón y la búsqueda del conocimiento frente a los poderes fácticos del mundo, siempre dispuestos a acallar cualquier voz disidente u original. La escenas en las que Hipatia "descubre", mediante sencillos experimentos, la rotación de la Tierra o que el sistema solar es un sistema heliocéntrico y que las órbitas de los planetas son elípticas en lugar de circulares, son simplemente épicas. El odio que suscita a su paso, también. ¿Está la humanidad condenada a odiar el conocimiento, a desear vivir en el oscurantismo y la ignorancia? Parece que a la mayoría si, y esto no solo ocurre en el mundo de Hipatia, sino en el nuestro: la película Agora no se exhibió en ninguna sala cinematográfica del Perú. Casi ocurre lo mismo en los Estados Unidos de América, donde, a juzgar por el siguiente comentario, el público no es muy diferente al nuestro:




This is one of those movies that I'll probably have to go see alone, because none of my friends are likely to sit through a 2 1/2 hour drama about religion, history, reason, politics, and an intellectual woman who is passionate about both astronomy and the two men in her life.

(Esta es una de esas películas que probablemente tendré que ver solo, por que ninguno de mis amigos estaría dispuesto a sentarse durante dos horas y media para espectar un drama sobre religión, historia, razón, política y una mujer inteligente apasionada por la astronomía, y los dos hombres de su vida.)



El verdadero fin del mundo apenas está comenzando...


Daniel Salvo, julio 2010

Revista NM N° 5




Revista NM N° 5

Ediciones Turás Mor

Cubierta de Bárbara Din

Editorial a cargo de Santiago Oviedo


La moscas son las primeras en darse cuenta (Ricardo S. Giorno): El encuentro con la muerte puede revelarnos mucho acerca de nuestra verdadera identidad, como en el presente relato. ¿Quién es en realidad el borracho del pueblo? ¿Cuál fue su historia?

Abajo está el paraíso (Daniel Guajardo S.): Tras un cataclismo, la humanidad resurge muy lentamente, y no está sola. Algo se manifiesta a través de un hombre que deviene en fundador de una nueva religión, acto a través del cual se nos revela que muchos de los mitos y creencias religiosas pueden tener una base real... y que un Dios puede necesitar más de la gente de lo que la gente necesita un Dios. En todo caso, ya sea arriba o abajo, el paraíso no siempre es fácil de alcanzar.

El huésped (Carlos Morales): Al fin, el primer contacto con seres extraterrestres. El huésped, proveniente de Antares (situada en la constelación de Escorpio), una nave inmensa y hermosa, viene a vernos y a sacarnos la lengua. No les interesamos. Nos ven como nosotros veríamos a los gusanos. Pero incluso los gusanos pueden despertar curiosidad, y en ese sentido, Jenner (originario portavoz de la humanidad ante los extraterrestres) es abducido por ellos (una esfera inmensa), de modo que el huésped pasa a convertirse en visitante, y viceversa. Jenner es ahora huésped de los extraterrestres, junto con la tripulación de la Estación Radical Mu, compuesta por un robot cirujano y varios humanos de diversa idiosincracia. ¿Cuáles son las intenciones reales de "Bola de grasa", nombre que se da a si misma la entidad alienígena? El final, contra lo que parece, es divertido y optimista en su visión del universo como un lugar de oportunidades para todos.

Kuniungüen (María del Pilar Jorge): Encontrar un alma gemela, alguien que acabe con nuestra soledad, puede ser un anhelo que no logremos satisfacer nunca, a menos que estemos dispuestos a aceptar que las opciones más seguras no son siempre las más satisfactorias. El campo y la ciudad no son tan diferentes, si de lo que se trata es de buscar compañía. Ser humano o ser bestia viene a ser lo mismo si se está bien acompañado...


Daniel Salvo

Fremder (Russell Hoban)




No hay duda que hemos sufrido una involución en el aspecto cultural, no se si a nivel mundial, o (¿por suerte?) sólo a nivel local. Por que Fremder se me hizo, en una primera lectura, ininteligible. Digamos que captaba de qué iba cada capítulo, pero no lograba entender la trama de la novela.

Supongo que no es casual que el autor, Russell Hoban, tenga tras de si una estela singular. Autor de Dudo Errante (Riddley Walker), se nota que el lenguaje es una de sus obsesiones, no tanto como vehículo, sino acaso como fin en si mismo, como objeto de juego y experimentación. Tal vez por eso Fremder no es lo que parece, y eso, en estos tiempos de pereza intelectual, donde nos gusta que nos den todo masticado para no perder tiempo, es un pecado imperdonable.

Pero si uno se toma su tiempo (en mi caso, una segunda lectura de la novela), descubre en Fremder una novela entrañable, y una trama de ciencia ficción que se cae de espaldas. Partamos del inicio: en un futuro en el cual la humanidad se mueve entre las estrellas como en su casa, una estación espacial (tripulada por humanos, pero situada bien lejos de la Tierra) capta un objeto asombroso: un cuerpo humano, surcando el vacío del espacio, sin escafandra ni traje espacial... y vivo.

Ese anómalo ser humano no es otro que el protagonista, Fremder, palabra que en alemán significa "extraño". Y es ese extraño Fremder quien, luego de ser "rescatado" por los tripulantes de la estación espacial, nos relata su historia, o al menos, lo que quiere que sepamos, o lo que el cree saber. En esos márgenes se mueve la novela.

Mientras tanto, se nos ofrece una visión del futuro de la humanidad que dista mucho de ser utópico o distópico. Es obvio que hacer un cuadro de costumbres futuras no es el objetivo del autor, por lo que el entorno de Fremder, con todas sus maravillas tecnológicas, no deja de ser un entorno reconocible como humano, esto es, un entorno basado en sentimientos, conflictos familiares, amores no correspondidos, pérdidas de seres amados. Algo casi demasiado melodramático para una historia de ciencia ficción... hasta que estos elementos se mezclan con experimentos de teletransportación, naves sentientes, inteligencias artificiales, eventos astronómicos transdimensionales y otros detalles que llevan a un final tan sorprendente como espectacular, pleno de un sentido de la maravilla (propio de la ciencia ficción, faltaba más) que no desentona en absoluto con el lado catártico propio de los finales de (tele) novela, según los cuales los protagonistas son felices (o infelices) para siempre. Aunque, como descubrirá el lector, no hay manera de saber a ciencia cierta si Fremder tiene un final feliz o no, o si el personaje de la novela es realmente Fremder. Y si reparamos en el significado de Fremder (extraño), todas las incoherencias suscitadas a partir de la novela (incluyendo esta reseña), adquieren sentido. Aunque sea extraño.

Puede que la trama parezca algo confusa debido a la narración en primera persona de Fremder, muy dado a reflexiones y cuestionamientos de todo tipo, en sempiterna búsqueda de sus orígenes y de su propia historia. En este caso, no dudo en recomendar al lector una segunda lectura, o las que hagan falta. La novela lo amerita.

Y el aficionado a la ciencia ficción, también.

Zigzag (José Carlos Somoza)




Hace unos años, tuve la suerte de asistir a la conferencia que ofreció José Carlos Somoza en la Universidad Privada de Ciencias Aplicadas, en Lima. Creo que en ese entonces aún no había publicado las obras que lo acercan a la ciencia ficción, como Clara y la penumbra, pero ya había tenido la oportunidad de degustar su magistral novela policial La caverna de las ideas, ambientada en la Atenas de Platón.

Con semejante antecedente, no pudo causarme mayor expectativa la incursión de Somoza en la ciencia ficción, género bajo el cual nos ha ofrecido, a juzgar por los comentarios que circulan en la red, cuatro novelas: Clara y la penumbra, Zigzag, La llave del abismo y El cebo.

Supongo que debe precisarse que Zigzag es un thriller, y digo supongo, puesto que estamos acostumbrados a sospechar de la calidad de un texto literario según su nivel de ventas. Y encima, si el thriller es de ciencia ficción, más sospechoso todavía. Yo solía pensar así antes, y me perdí, entre otros, nada menos que a Stephen King. En todo caso, avisados estamos: como todo thriller que se respete, tiene acción de principio a fin, un asesino misterioso, personajes cuyas características otorgan un nuevo sentido a la expresión "fuera de lo común" (no se salva nadie, ni siquiera los apacibles académicos o la bella protagonista) y una trama que gira en torno a un tema que enganchará al lector de ciencia ficción más reacio (a los thrillers): la posibilidad de observar imágenes del pasado.

¿Qué, otra novela de viajes en el tiempo? Para nada. Comenzando por el hecho de que Somoza se ha empapado realmente bien en materias científicas de avanzada pero bastante abstrusas, al punto que muchas páginas de Zigzag podrían funcionar como una excelente fuente de divulgación científica. Implica, cómo no, la física cuántica, la teoría de las supercuerdas, el colisionador de hadrones, contando además con "invitados" de lujo como Stephen Hawking y otros científicos "reales", lo que permite mostrar el funcionamiento del mundo científico-académico, fascinante y decepcionante a un tiempo. Qué se le va a ser, los científicos también son seres humanos.

Es en este mundo donde se discute la posibilidad, sino de los viajes en el tiempo, la posibilidad de observar tiempos distintos al nuestro. Todo residiría en el despliegue de los elementos de ciertas partículas subatómicas, que guardarían en su estructura una especie de registro de todo el tiempo (al menos, así lo entendí yo). Parece simple y refrito, pero ... ¿qué efectos tendría dicha observación tanto en los observados como en los observadores? ¿No se está violando el sentido del tiempo? ¿Y si deseáramos ver a un personaje clave de nuestra historia, como Jesucristo? El elemento religioso (pese a que ningún personaje es creyente) juega aquí un rol bastante desusado, puesto que remite tanto a las cosmovisiones judeocristiana como lovecraftiana (sí, así como lo leen, y da tanto pavor como el mismísimo maestro Lovecraft). No hay salida: incluso el éxito del experimento implica un fracaso que no deja de percibirse como una especie de castigo divino, aún cuando la divinidad implicada pueda denominarse simplemente como Materia.

Si bien la primera parte puede parecer un tanto larga y tirando a lo hard, es absolutamente necesaria para comprender tanto el mecanismo del experimento que da origen a la trama como a las consecuencias del mismo. Cada teoría expuesta genera los efectos que involucran a los personajes en la trama, y el lector no puede menos que preguntarse si en efecto el universo que conocemos funciona realmente así, y no sentir un escalofrío ante su impredecible presencia.

Si en algún momento se consideró a la ciencia ficción como un género menor que a lo más estimularía el interés por las ciencias por parte de adolescentes granujas, los espeluznantes resultados de los experimentos descritos en este libro los estimulará a estudiar abogacía o algo así. La corrupción es menos peligrosa que Zigzag.

Daniel Salvo

Ficción: En el principio (Daniel Salvo)





En el principio


- Alfredo, debo hablarte de Carla.
- Dime.
- No debes seguir con ella, Alfredo. Debes terminar tu relación con ella.
- Pero si es una más, Sonia. Ya terminaré con ella, como terminé contigo. No veo el por qué…
- No es eso, Alfredo. Es por tu seguridad. Ella no es… humana.
- ¿Qué?
- Revisé sus datos de abordaje en la computadora de la nave. Carla Sarris. Nacida en 2136, en la Colonia Lunar. Destinada a la nave colonizadora Edén. Ésta nave.
- Como tu y como yo, Sonia. Si te refieres a su edad cronológica real, bueno, nos lleva unos cien años, pero ¿qué hay con eso? Todos fuimos crionizados en una época u otra, después de la catástrofe que destruyó la atmósfera de la Tierra.
- Ese es el punto oscuro de todo esto. Las fechas. La mayoría de nosotros hemos nacido en las colonias del sistema solar, muchos años después de la catástrofe. La Tierra no es ni siquiera un recuerdo, apenas un vago referente para nuestra sustentabilidad biológica y cultural. En realidad, a nadie le importa la verdadera fecha de la destrucción de la Tierra.
- No entiendo a dónde quieres llegar.
- Alfredo, en 2136 la Tierra ya no albergaba a ningún ser humano en actividad. Todos estaban muertos o criogenizados. No pudo haber nacido ningún niño en el planeta.
- ¿Estás segura? ¿Y cómo es que los Seleccionadores no se han percatado de tamaño error?
- Los Seleccionadores sólo estaban interesados en especimenes sanos de hombres y mujeres, capaces de engendrar y sostener una colonia en algún planeta lejano… El detalle de la fecha de nacimiento de Carla debe haberles tenido sin cuidado.
- Pero todo eso no es suficiente para sustentar tu afirmación sobre su falta de humanidad. ¿Y a qué te refieres con eso? ¿Crees que es de origen extraterrestre? En la intimidad se comporta como cualquier mujer, créeme…
- No, extraterrestre no, no hemos hallado vida extraterrestre en los cientos de años que lleva la humanidad vagando por el espacio. Creo que es algo peor, un tipo de criatura de las leyendas de la vieja Tierra.
- Explícate. No conozco mucho de folklore.
- Nunca la he visto alimentarse como todos, en el comedor central de la nave, en ningún ciclo. Cuando la nave se acerca a alguna estrella, ella se encierra en su habitáculo privado. Y ese símbolo que tiene tatuado en el cuello…
- Me lo explicó, fue una moda en la vieja Tierra, antes de la catástrofe.
- Alfredo, he digitalizado ese símbolo y lo he contrastado con la información de la computadora central. Es un símbolo de vida eterna, proveniente de una de las tribus más antiguas, Egipto. Y se dice que es aún más antiguo.
- No entiendo, para ti … ¿qué cosa es ella?
- Alfredo, Carla es una vampira.
- ¿Una qué…?
- Una vampira. Una monstruosidad, una especie de parásito que se alimenta de sangre humana. Ha sobrevivido quien sabe cuántos milenios en la Tierra, y ha conseguido llegar al último refugio de la raza humana. Tal vez acabe con todos… O nos críe como clonoganado para alimentarse con nuestra sangre, por toda la eternidad…
- Sonia, esto no puede ser cierto, estás desvariando, he oído de cómo afecta a algunas personas el tener que vivir en el espacio, tal vez deberías volver a crionizarte.
- ¡No estoy loca! Carla no ha se ha relacionado con ninguna mujer en toda la nave. Sólo con hombres… tú entre ellos…
- Y ya me ves, entero y de una pieza. Si fuera verdad lo que dices, sus anteriores parejas y yo mismo sufriríamos algún tipo de debilidad.
- Tienes razón. Yo… no sé por qué he dicho tantas tonterías. Estás sano y fuerte. Incluso más sano y fuerte que cuando estábamos juntos.
- Sonia, es poco natural que tengas celos de mí y de Carla. Hasta llegar al nuevo mundo hogar, las reglas en la nave son de libertad total. Carla es algo pasajero, quizá vuelva a relacionarme contigo o me asignen como tu Engendrador… ¿Quién sabe las decisiones que tomarán la computadora central y los Seleccionadores? Disfrutemos del viaje mientras dure…
- Si, tienes razón. He sido una tonta. Pero… ¿no es Carla quien viene ahí?
- Si… ¿espera, a donde vas?
- Sígueme. Puedo probar que ella no es humana. Estamos casi bajo el gran telescopio.
- Pero dijiste…
- El gran telescopio puede abrirse de un momento a otro, amplificando la luz de cualquier estrella que deseemos. Si la tomamos de sorpresa, podemos destruirla.
- Estás demente.
- ¿Entonces qué daño puede hacerle la luz de un sol? Alfredo, por favor…
- Igual no podemos evitarla, ya casi está aquí…
- Hola, Alfredo. Es bueno verte bien acompañado.
- Carla, yo… Sólo conversaba con Sonia. Ella fue…
- Sé quien fue y sé quien es. ¿Quieres saber algo de mí, Sonia? Eres hermosa…
- Carla, dinos...
- Estoy tan avergonzado, Carla, por las ideas de Sonia, te cree una… una vampira. No es que yo también lo crea, aunque hay algo raro con tu fecha de nacimiento…
- Alfredo, cállate.
- Yo…
- Silencio, Alfredo.
- ¿Qué le has hecho a Alfredo, Carla? Se ha quedado mudo y quieto. Como un robot de mantenimiento inactivo.
- Ah, es un pequeño truco que aprendí en Sumeria, hace tanto tiempo. Un timbre y tono de voz adecuados… Nada complicado, en realidad.
- Entonces es cierto. Siempre lo supe. Tu genotipo indefinido. Tu temor a la luz de los soles. Tu aislamiento. El símbolo que llevas tatuado…
- Ah, hermosa y querida Sonia, eres tan perspicaz… Siempre me asombra encontrar a una como tú en cada siglo, en cada lugar, en cada raza. Ven, acércate, dame un beso…
- ¡Aléjate, monstruo! ¿Ves el botón bajo mi mano? Con solo presionarlo, la luz de mil soles acabará contigo. No puedes huir.
- ¿Y quien intenta huir, hermosa e inteligente Sonia? Verdaderamente, sabes muchas cosas. Pero hay tantas otras que no sabes. Como el origen y significado del símbolo que llevo tatuado. Yo dejo que solamente parte del mismo sea visible para los demás. Pero míralo bien, míralo ahora por completo…
- ¡Gran Madre! ¡Perdón! ¡No sabía que eras tú! Viniste, viniste al fin, oh Gran Madre, Tú la Primera y la Única, la no nacida de mujer… Perdóname, perdóname, perdóname…
- De modo que también guardas el Conocimiento. Entonces sabes qué hacer con él. Sabes, es quien he seleccionado para este nuevo mundo al que vamos a arribar. Alfredo es a quien he elegido como el sagrado.
- Si Gran Madre. Arrancaré su corazón para ofrecértelo. Es el inicio de la nueva era, bajo tu dominio…
- Sé que me servirás bien, Sonia. Hermosa, inteligente Sonia… Ven…


Daniel Salvo

(Cuento publicado originalmente en la revista Plesiosaurio, Número 1, noviembre de 2008)