jueves, 2 de diciembre de 2010

Editorial: Esperanza



El 2011 parece que será un buen año para todos. No solo por que estreno columna en el Diario Oficial El Peruano (Mundo Imaginario), sino por múltiples señales que permiten augurar un feliz año nuevo.

Porque en los EE.UU. se publicó la antología Shine, con relatos de ciencia ficción optimista. El optimismo no es muy popular en estos tiempos dizque posmodernos (hasta ahora desconozco mayormente qué es esto de la posmodernidad, creo que para suerte mía), pero sigo creyendo que la única forma de ser consecuente con el pesimismo es el suicidio (a menos que uno sea masoquista). Sigo viviendo, así pues…

Porque en Europa, Michael Iwoleit reanudó la publicación de INTERNOVA, magazine dedicado a la ciencia ficción internacional, un gran apoyo para darnos a conocer en otros ámbitos. The World SF Blog, editado por Lavie Thidar, tiene el mismo objetivo, pero desde una perspectiva norteamericana.

Porque, como nunca, hubo un auge de publicaciones de ciencia ficción y fantasía de autores peruanos. El fantasmocopio, Sólo un punto, El camino de los aegeti, El sector Milian, Tan cerca de la vida, Thecnetos; así como la continuidad de publicaciones como las revistas Argonautas y Plesiosaurio, que a su vez están engendrando nuevos proyectos, como Clemente y El Horla.

Porque Mario Vargas Llosa obtuvo el Premio Nobel de Literatura, lo que puede y debe incidir en una revaloración de los intelectuales y de la labor intelectual. Labor que siempre ha existido en nuestro país, pero no siempre ha sido reconocida. Recomendación: el libro de José Miguel Oviedo Mario Vargas Llosa: la invención de una realidad, y el excelente número que le ha dedicado la revista virtual El Hablador.

Porque los Coloquios de Narrativa Fantástica organizados por el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, Elton Honores y Gonzalo Portals Zubiate se están convirtiendo en una institución.

Porque mi amistad con Adriana Alarco, Luis Bolaños, Daniel Mejía, Victor Pretell, Isaac Robles, Pino Pinox, Manuel Antonio Cuba y tantos otros, seguirá afianzándose.

Porque se publicaron libros de no ficción con títulos tan sugerentes como El futuro de las humanidades y El cultivo del discernimiento.

Porque al fin estoy aprendiendo la diferencia entre por qué, por que, porqué y porque.

Porque Axxón sigue publicando.

Por todo eso: FELIZ NAVIDAD y PRÓSPERO AÑO NUEVO.


Daniel Salvo

Thecnetos (Luis Arbaiza)



No se puede dejar de pensar en la tremenda repercusión que habría obtenido Thecnetos de haberse publicado en otro contexto. Y es que estamos ante una de esas novelas que marcan un hito en el panorama de la ciencia ficción, entendida como género literario y como literatura de ideas.

Por que no hay página de Thecnetos que no esté llena de ideas, ideas que cuestionan tanto nuestra visión de lo que es el universo físico como la del universo propiamente humano. Thecnetos es una reflexión en torno a temas como el fin de la materia y del tiempo, las diferencias y similitudes entre lo natural y lo artificial, la existencia de universos dentro de universos, la progresión y los límites al conocimiento y a la experiencia humana; y respecto a lo que en última instancia motiva a los seres humanos a seguir existiendo, ya sea la búsqueda de conocimiento, de poder o de amor. Cabe destacar que el amor recibe en Thecnetos un tratamiento bastante original, que con seguridad podría desatar las furias femeninas: en el futuro imaginado (¿o previsto?) en Thecnetos, cuando el mismo tiempo comienza a oscurecer (sí, Luis Arbaiza maneja una prosa muy poética), la humanidad ha decidido prescindir del cromosoma X. Al haberse logrado un sistema infalible que garantiza la reproducción humana sin los riesgos que acarrea la maternidad, los úteros ya no son necesarios. Nos encontramos entonces en un universo poblado tan sólo por hombres, que comparten la condición de ser todos científicos, filósofos y feroces guerreros, muy similares a los espartanos de 300, un mundo de varones cuyas relaciones afectivas giran en torno a los términos erastes y eromenos. Quienes, por inevitable atavismo genético, sólo pueden sentir amor por desaparecido género femenino, están condenados a una amarga soledad y a languidecer deseando lo imposible. Por lo demás, la sociedad en la que se enmarca la acción de Thecnetos es una sociedad muy dada a la violencia, aunque esta violencia se ejerce en base a unos criterios filosóficos bastante polémicos.

Además de los inevitables conflictos que se dan entre las corporaciones, las unidades económico-sociales en las que se basa la sociedad humana en Thecnetos, esta última humanidad (parafraseando a Olaf Stapledon) se enfrenta a otro problema. Los hombres del futuro son conscientes de que el universo en el cual transcurren sus existencias está llegando a su ocaso. No se trata del fin de un mundo, o de un sistema, o de una galaxia, sino del Universo entero. La particular filosofía desarrollada durante milenios les sirve para asumir con dignidad (y algo de indiferencia) este final, puesto que, conforme a su manera de pensar, la existencia no tiene por qué ser superior a la no existencia, y por lo tanto, existir o no existir son condiciones contingentes. Sin embargo, siempre hay un inconforme, en este caso, un técnico que postula la posibilidad de escapar de nuestro moribundo universo a otro situado una dimensión más arriba. La forma en que podría realizarse dicho escape y la transformación que se produciría en la estructura humana (cuerpo y mente) nos revela a un autor que se maneja a sus anchas tanto en ciencias biológicas como en las matemáticas y la filosofía, dotando así a la novela de una visión del universo inusitada, y a veces escalofriante. Contra la apatía manifiesta de la mayor parte de la humanidad, se destinan recursos para la investigación de esta propuesta de supervivencia.

Paralelamente a este período temporal en el cual la humanidad canaliza todos sus esfuerzos para la supervivencia, se nos narra otro período temporal (o a-temporal) en el que somos testigos privilegiados de la relación imposible entre un inescrutable emisario del fin del tiempo – un enviado del Thecnetos, el artefacto final que abarca toda la experiencia del universo, fuera del tiempo y del espacio - y un desconcertado Último Hombre del Universo, que además debe su existencia al hecho de haber sido resucitado sin otro propósito aparente que no sea el deambular sobre una vasta planicie sin fin – al universo del futuro no puede atribuírsele otro color que el gris y sus gradaciones - , según lo dispuesto por el Thecnetos y su enviado. ¿Para qué ha vuelto a una existencia vacía, en un universo que ha cesado de existir? La respuesta a ésta y otras interrogantes son de lo más sorprendente, y otorgan un atisbo de esperanza entre las inmisericordes revelaciones de lo que parece depararnos el futuro, según las especulaciones científicas más recientes.

Aunque ambas tramas podrían parecer independientes o apenas relacionadas, hacia el final se revela el vínculo entre ambas, suscitando en el lector la reflexión respecto a si el fin y el principio del universo tienen su origen en la misma desesperada búsqueda de aquello que nos complementa.


Daniel Salvo


(N. de E. La novela puede leerse en el blog Thecnetos ( http://thecnetos.blogspot.com/), en el cual también se indica dónde puede adquirirse la versión impresa.)

THECNETOS - Video Introductorio


Teranesia (Greg Egan)







Un recuerdo triste de infancia: la infame película hindú "Dos mendigos". Durante los primeros minutos, el padre muere, la madre muere y el huérfano es atropellado por un vehículo que lo deja paralítico. No supe la historia del otro mendigo por que me salí del cine.



Las primeras sesenta (o cien) páginas de Teranesia me hicieron recordar a esa película. No se si habrá sido alguna moda eso de querer dotar a los personajes de una vida personal, pero creo que aún saliendo del ámbito de la ciencia ficción, la vida y miserias del protagonista de Teranesia no parecen ser un tema literario que amerite interés alguno. Por que, como buen hindú, sufre de principio a fin: la muerte de sus padres, la guerra, separarse de su hermana y, last but not least, una curiosa mutación que podría haber sido el eje central de un relato o cuento de sabor más concentrado.




Es de agradecer, eso si, el humor corrosivo con el que Egan acomete contra cierta "intelectualidad" desmadrada de la que muchos acaso hemos sido testigos en nuestros primeros años de vida universitaria, encarnada en su tía Amita y su pareja, un par de estúpidos que son capaces de confundir los "1" y los "0" del sistema binario con símbolos de dominación machista (!), y encima, redactar sesudos artículos sobre el tema. Es la mejor parte de la novela, y que seguro provocará el rechinar de dientes de más de algún intelectual "comprometido". Lo malo es que Egan acaba por incurrir en estos mismos errores y los evidencia en la manera en que desarrolla la novela.



Cuando, por fin, aparece el elemento de ciencia ficción de la novela, Egan se da maña para crear un problema tan intrigante como interesante, como es la aparición súbita de mutaciones de la fauna de la isla de Teranesia, mutaciones que despertarán el interés de la comunidad científica y del protagonista, Prabir , a la sazón convertido en científico. Empero, el desarrollo de sus investigaciones es tan árido y al mismo tiempo tan plagado de un dramatismo digno de la tía de Prabir, que el lector se pierde el meollo del asunto, al punto que sólo cabe desear que la novela acabe, no importa cómo. Ya sabemos que no cumple ni lo poco que promete.


Cercanos al final de Teranesia, uno se pregunta qué hábría hecho otro autor con semejante premisa. Piensen en el potente thriller que habría redactado Michael Crichton, la desbordante imaginería que habría aportado Jack Vance o el (auténtico) sentido del drama de Greg Bear.


Mientras tanto, soñemos con la novela que pudo ser y no fue.



Daniel Salvo

Revista Tinta Expresa N° 4 (Carlos E. Saldívar)







Tinta Expresa. Revista de Literatura.

Lima, 2010, año 4, n° 4, 276 pp.

A veces, las esperas largas prometen la llegada de un producto óptimo, deslumbrante, cuya calidad aliviana los sentidos y cuya exigencia a la hora de ser concebida se muestra patente en cada uno de sus rincones. Si se trata de un texto literario, dicha espera resulta aún más gratificante. Hablamos de la revista Tinta Expresa 4, loable esfuerzo de los egresados de la UNMSM, aunque no solo de ellos, también es justo reconocer la labor de los estudiantes y egresados de otros lares, de profesores, escritores y animosos impulsadores de la cultura en nuestro poco agraciado, aunque emprendedor país. Como director de la revista Argonautas, de fantasía, misterio y ciencia ficción, (que nació en el 2006 y a la fecha cuenta con cuatro números) puedo asegurar con vehemencia que lanzar una revista de literatura en el Perú es una tarea muy difícil. Existen barreras que van desde las económicas hasta las intelectuales. No es que publicar una revista sea cuestión de dinero y cerebro, pero a veces es necesario invertir para poder (en el mejor de los casos) recuperar dicha ganancia y reinvertirla así en futuros números. Pasando a la cuestión intelectual: los directores de las revistas (en este caso suelen ser los que dirigen al grupo) deben tener una visión amplia para poder organizar el material de dicha publicación, organizar al equipo que trabaja en ella (con armonía profesional siempre), para poder colocar y mover dicha publicación en el mercado y así ofrecer a los lectores un producto acabado que los haga sentir satisfechos de la adquisición hecha. Una revista literaria conlleva un enorme esfuerzo por el aporte intelectual puesto en ella, el tiempo invertido (que a su vez, se reinvertirá como tiempo de lectura por parte de los receptores). Sin embargo, como dije, no es solo un asunto de dinero e intelecto. Las razones para concebir una revista van más allá de cualquier mentalidad convencional. Es decir, nos adentramos en un terreno que tiene que ver con lo esencial Es un asunto de fe, digamos. Una apuesta por culturizar, por remover cimientos y dar a conocer una voz —en la mayoría de los casos— que merece ser oída. Una revista literaria, en este caso, es cultura impresa. Saber condensado. Inteligencia física. La celebrada escritora norteamericana Joyce Carol Oates escribió alguna vez: “Iniciar una revista literaria no es aventura para pusilánimes o para quienes se desalientan con facilidad”. Y en el mismo artículo (“Lamento informarle” [2010]) nos cuenta que al preguntarle a su esposo por las razones para expandir una pequeña revista que habían editado juntos éste responde que es por una “arriesgada mezcla de idealismo y masoquismo”. Me parece una respuesta acertada.
En este instante usted pensará que divago... No desespere, ya llego al punto.
Si publicar una revista de Literatura en Estados Unidos es una odisea de valientes (personas ultraidealistas que confían en el buen uso de la razón humana, al mismo tiempo que se hallan al borde de la insania), imagine usted lo difícil que es publicar una revista literaria en Perú. Casi tanto como conseguir lectores para la misma. Vayamos más lejos, imagine ahora lo osado que debe ser para un grupo de intelectuales publicar una revista literaria de temática fantástica. Bueno, quizá no puedan imaginarlo. Yo no necesito hacerlo pues yo mismo publico una revista de fantasía, misterio y ciencia ficción, es decir, yo vivo aquello que ustedes intentan concebir en sus mentes sensatas. Y por eso, por vivir la digna locura de dar a luz una vez al año una publicación de temática fantástica, soy quien más celebra la aparición de la revista Tinta Expresa 4, un volumen dedicado a la literatura fantástica, a la ciencia ficción y al recordado escritor José B. Adolph, quien nos dejó en el año 2008 y, al mismo tiempo, nos cedió un respetable legado literario que poco a poco va copando nuestro imaginario cultural.
Ya había tenido oportunidad de leer los números 2 y 3 de esta soberbia publicación. El número 2 de Tinta Expresa estuvo dedicado al fallecido poeta Jorge Eduardo Eielson, de quien se publicó una entrevista inédita. El número 3, más que recomendable, estuvo dedicado a las literaturas andinas, lo cual fue un aporte necesario y brillante. En mi caso, quedé satisfecho, sobre todo por la perfección de la sección creativa en dichos volúmenes.
En este nuevo número el equipo editorial de Tinta Expresa realiza una apuesta nueva (que muy pocos añorarían ganar), pero que llama la atención desde un primer momento. Y es aquí, amables lectores, cuando nos adentramos a esta sólida publicación cuya portada, diagramación y edición resultan encomiables sobremanera.
La revista se divide en cuatro partes, una metodología clásica usada por algunas publicaciones extranjeras y de la cual han hecho uso, por ejemplo, Ajos y Zafiros, Nudos y Laberintos y En la sala de espera, por mencionar algunas. Para que esta amplia (aunque no meticulosa) reseña luzca ordenada comentaré cada sección por separado:

Tenemos primero la sección Castillo de naipes, que contiene todos los textos de estudio que no corresponden al tema central de la revista. Aquí tenemos:
“La narrativa del cincuenta y el proceso de modernización de la crítica literaria peruana” por Carlos García Miranda, una certera aproximación a los tipos de crítica (estilística, histórica y sociológica) desarrollados a partir de una fascinante etapa de producción literaria en el Perú.
“La visión estética del mundo en La ciudad de los tísicos de Abraham Valdelomar” por Néstor Saavedra Muñoz, una sucinta mirada a esta preciosa obra de Valdelomar, a partir de los lineamientos teóricos del estructuralismo de Goldmann, diciéndolo de otra manera: ¿Cómo se puede ver el mundo a partir de esta notable novela corta? El ensayo de este joven académico nos brinda una respuesta.
“Tod Browning, un director freak” por Javier de Taboada. Este imperdible artículo tiene innumerables virtudes y un solo defecto: es demasiado breve. La vida de Tod Browning, director de la célebre (y, a la vez, polémica) película “Freaks” puede ser tan emocionante como cualquiera de sus cintas. Muy pocos saben que este realizador también dio a luz otra cinta clásica como “Drácula” (con Bela Lugosi). Recomiendo ampliamente la lectura de este artículo y la revisión de otros estudios o vistazos a la obra de Browning, un maestro en su tiempo... y en todos los tiempos.
“Tom de Finlandia: cuatro miradas en torno a los roles de género” de Arturo Córdova Ramírez. Este ensayo realiza un análisis de la imagen en las viñetas mencionadas en el título creadas por Touko Laaksonen en los años cincuenta del siglo pasado. Trabajo muy necesario en cuanto a la complejidad textual que encierran dichas viñetas a partir de una visión, a primera vista, de simple sexualidad.
“Una mirada al teatro peruano contemporáneo” por Mirella Merly Quispe Ramos. Este texto, precioso, sincero y bien escrito nos invita a una inmediata reflexión en torno a la realidad del teatro en el Perú. Pero no solo debemos lanzar una mirada al teatro como fenómeno cultural y social, es necesario también contemplar la realidad del actor. Me cautiva la idea de que la autora extienda su análisis en futuras entregas o, al menos, alguien más tome la posta. La conclusión del artículo, felizmente, resulta esperanzadora.
“Los textos híbridos no pueden formar una tradición: entrevista a Martin Lienhard”. Interesante rueda de preguntas realizada por Eduardo Huaytán y Edwin Canaza al notable profesor de Literatura Martín Lienhard que trata de resolver algunas cuestiones respecto de los discursos orales, por ejemplo, su importancia en pos de descubrir la verdad tras ciertos hechos oscuros acaecidos en una etapa de violencia política en el país. Dicha entrevista, presumo, es parte de un trabajo más amplio pues he visto ensayos de igual concepción en números anteriores de la revista. Sugeriría ampliar dicho tema con la opinión de otros especialistas. Podría abordarse quizá el siguiente el asunto: La verosimilitud de los discursos orales en el Perú y en América.

La segunda parte de la revista se titula Epicentro y está conformada por los trabajos que se relacionan de manera directa con el tópico central de la revista. Aquí tenemos:
“Lo inverosímil y lo femenino en María Soledad Quiroga y Elena Garro” por Mara L. García. Un ensayo muy breve, pero que de inmediato teoriza acerca de “lo fantástico”, brindando pautas importantes respecto de éste proceso intratextual. De esta manera la académica analiza algunos textos de la autora María S. Quiroga, fascinantes (y de obligatoria lectura) como “La vasija” e “Islas”. Misma labor realiza con respecto a la escritora mexicana Elena Garro, descubre así “lo fantástico” dentro de su texto: “¿Qué hora es...”. Al final se concluye que el proceso fantástico se da en función de mostrar, primero, el mundo interno femenino, romper luego dicha realidad y, finalmente, liberar a la mujer del espacio cotidiano en el cual ha encontrado incomodidad.
“Apuntes sobre narrador no confiable en Los ojos de Lina”. Por José Guich Rodríguez. El notable escritor y académico nos prueba, a partir de algunas observaciones hechas por Harry Belevan (Antología del cuento fantástico peruano, 1975), que el cuento de Palma es fantástico. Y todo esto lo consigue analizando al narrador del texto. De esta manera se nos brinda un aporte más acerca de este inagotable relato, uno de los mejores de la literatura peruana del siglo XX.
“El enigma de las cajas chinas o la progresión del yo en dos cuentos de Felipe Buendía: El baúl y El extraño caso de los Sres. Levi” por Gonzalo Portals Zubiate. Hablando de los mejores cuentos peruanos del siglo XX, Portals Zubiate reivindica al (hoy poco recordado) escritor Felipe Buendía, analizando un cuento célebre suyo: “El baúl”. A la par se ocupa de un texto menos conocido: “El extraño caso de los señores Levi”. Éste resulta ser, quizá, el aporte más necesario de la revista. Se reclaman más estudios acerca de Buendía, un importante escritor de la generación del cincuenta.
“Lecturas de la ficción cyberpunk brasileña: un análisis de reseñas y críticas” por Rodolfo Rorato Londero. El cyberpunk es un subgénero de la ciencia ficción que nos narra un mundo alternativo en el cual el desarrollo tecnológico se disparó hasta límites insospechados en tanto la calidad de vida se degradó, el planeta está gobernado por corporaciones y multinacionales, etc. Muy pocos sabían que esta vertiente de la C-F había sido trabajada en Brasil. Rodolfo Rorato Londero nos brinda un mapa de cuentos y novelas, mostrándonos que, además de André Carneiro, hubo otros autores, muchos otros.
“Las narrativas mitológicas y su estatuto dialéctico en El último fauno y otros cuentos de Clemente Palma” por Eduardo Huaytán Martínez. Un inteligente ensayo acerca de uno de los mejores cuentos del maestro Palma, esta vez ahondando en un aspecto insoslayable: su simbolismo.
“La cf latinoamericana y José B. Adolph” por Bernard Goorden. No resulta increíble para los seguidores del respetado escritor José B. Adolph, descubrir que mantuvo contacto con filones de la C-F mundial como A. E. Van Vogt y Bernard Goorden. Este segundo nos brinda en el presente artículo algunos datos sobre su relación con uno de los mejores escritores peruanos de los últimos tiempos.
“José B. Adolph y la Edad de Oro de la ciencia ficción peruana” por Daniel Salvo. ¿La ciencia ficción peruana tuvo una etapa dorada? ¿Cómo, cuándo y por qué? Son algunas de las interrogantes que el escritor y estudioso literario Daniel Salvo pretende responder en este interesantísimo (no exagero, el autor tiene una prosa que engancha) artículo. Cabe decir que estoy totalmente de acuerdo con la postura del autor. Salvo ubica además a José B. Adolph dentro de esa nostálgica época y, por último, comenta los libros del escritor que contienen relatos de ciencia ficción.
“José B. Adolph: la anticipación tecnopolítica como instrumento de subversión intelectual” por Alfredo Illescas. Un sesudo ensayo que bien podría ser una pequeña tesis. Uno de los mejores trabajos del libro, aunque es necesario leerlo con mucho detenimiento. ¿Adolph era un escritor político? Sí, lo era, y en todo el sentido artístico de la palabra. Illescas lo demuestra en el presente estudio.
“Eros y Tánatos en Diario del sótano (1996) de José B. Adolph” por Juan R. Cuya Nina. El amor y la muerte, quizá dos de los temas preferidos del célebre escritor, son tratados aquí por Cuya Nina a partir de un extraordinario libro de cuentos.
“Dossier José B. Adolph (presentación, selección de textos y documentos)” por Elton Honores. Un trabajo memorable que recopila los primeros textos del reconocido autor. Una investigación profunda que nos brinda un preciso acercamiento a la obra de José B. Adolph. Se nos da alcances muy valiosos acerca de la primera etapa creativa del escritor, datos acerca de lo que pudo publicar en el extranjero y sobre lo que ha publicado, pero aún no ha sido reunido en un libro. También se muestran algunos artículos breves e ingeniosos como: “Best-Sellers a mí” (Publicado en Caretas. Febrero 5 de 2004, p.73) donde el autor cuestiona al polémico Harold Bloom, al mismo tiempo que demuestra su admiración por uno de los más grandes genios literarios de nuestro tiempo: Stephen King. Cabe distinguir aquí la excepcional labor de Elton Honores, responsable de este apartado. De colección.

Llegamos así a mi sección favorita, Nómade Verba, la cual contiene los textos de creación, esta vez ligados todos ellos a la temática fantástica, objeto de interés de la publicación. Es posible disfrutar de poemas muy logrados como “Deuda” y “Mitología” de José Cabrera que poseen un llamativo universo onírico. Además tenemos “Dom. 10 de agosto” y “Dom. 19 de octubre” de Melissa Ghessi, que poseen un tono más íntimo respecto del resto del conjunto, aunque no por ello resultan menos inquietantes. “IV”, “VI” y “VII” de Yamila Greco son poemas que proponen una melodía gótica que, a pesar de sus frases tétricas, se mantienen en un nivel ecuánime. Aquí alzo la voz de protesta. Ojalá para una próxima oportunidad se animen a publicar más poesía. Existen muchos poetas cuyas constantes con la fantasía son abundantes.


Pasamos ahora a la sección narrativa:
“Brevísima crónica de la transformación de una hembra humana en una santa sobrehumana, narrada con intención edificante por el licenciado Octavio Honorato de Cubas y Caro en el último mes de 1801 y rescatada del olvido de la Biblioteca Nacional en el año en curso” de César Silva Santisteban. El título, largo como es, parece explicarnos de qué trata el texto, sin embargo no es lo que usted imagina. Uno de los personajes mas famosos de nuestra historia (hay un día dedicado a ella) es retratado de manera poco habitual por un escritor que sabe como contar un relato de modo casi perfecto.
“Duérmete, niño” de Stuart Flores Herrera presenta un cuento de estilo más poético, lo cual conlleva a prestar atención plena a las palabras que guardan dentro de sí un recóndito misterio.
“Los pinos transparentes” de Pedro Espinoza es un texto que contiene una enorme carga simbólica y sentimental, la cual nos dirige a una breve meditación.
“Variaciones dentro del tranvía” y “Decepción” son dos buenos textos de Ricardo Sumalavia. El primero de ellos se divide en tres partes y muestra uno de aquellos “juegos de realidad” tan patentes en los cuentos brevísimos de hoy en día.
“Un señor muy lindo con unas alas deformes” del respetable narrador arequipeño Pablo Nicoli Segura es un texto ciento por ciento fantástico que muestra las virtudes de este creciente autor que se ha especializado en la fantasía y la ciencia ficción.
A mi juicio, la mejor narración de la revista es “El aparato” de Carlos Calderón Fajardo, una metáfora acerca del desamor, la tecnología y la añoranza de un pasado bello que ha quedado atrás, mermado tal vez por la vejez y la imposibilidad de seguir soñando. El último párrafo del cuento es lo mejor que he leído en mucho tiempo.
“Receta de Igor para fabricar personajes” de José Donayre es un cuento que se centra en este personaje de la literatura gótica, poco conocido. Texto brevísimo cuya idea, en esta ocasión, podría extenderse hasta llegar, incluso, a una novela corta.
Carlos Meneses nos brinda con “Fotógrafo impertinente” otro texto contundente. En su apabullante brevedad logra confeccionar un sorprendente final de ciencia ficción.
“Ladridos” y “Hay mitos” son dos ficciones brevísimas de vuestro servidor, Carlos Enrique Saldivar.
“Entre pisos” de Raúl Quiroz es un logrado relato de presencias que habitan en un edificio. Está narrado de un modo atípico, cual si fuera un pequeño guión radiofónico.
No podía faltar en el conjunto un cuento que remita a una leyenda rural, así tenemos “El campanero” de Gregorio Torres cuyo desenlace resulta sorprendente.

La última sección de la revista se titula Varía, aquí se incluyen las reseñas de algunos libros que merecen ser tomados en cuenta por los lectores (por ejemplo “El hilo negro”, gran texto de Carlos López Degregori o “La joven que subió al cielo”, llamativa novela corta de Luis Nieto Degregori). Me incomoda cometer la audacia de analizar un apartado en el cual se comentan, a su vez, textos de otras personas; no obstante quisiera hacer un par de observaciones acerca de dos reseñas.
La primera alude al comentario de “Entre el cielo y el suelo” de Lorenzo Elguero. El autor de la reseña realiza una buena labor, describiendo la estructura del libro y emitiendo críticas que vienen a colación, sin embargo, al finalizar su discurso, nos dice lo siguiente: “Entre el cielo y el suelo parece estar dirigido a un lector ideal sin muchas exigencias, y a lo mejor ingenuo, acostumbrado a las novelas ligeras que proliferan en la actualidad. Este quizá sea su principal desacierto” (pp. 260). Es decir, el reseñador nos advierte que un texto de lectura fácil —o que no exige un lector entrenado— resulta ser de una calidad inferior a textos más elaborados en materia lingüística. No estoy de acuerdo. A veces la sencillez en el arte puede mostrarnos con más claridad el camino que debemos seguir para adentrarnos en el corazón de la historia. El argumento y el desarrollo de los personajes también son vitales para lograr la funcionalidad de la novela, no solo el lenguaje. Este comentario que hago es, desde luego, muy personal y puede ser sometido a un intenso debate en el futuro. Sin embargo, me mantengo firme en mi convicción acerca del equívoco en que incurre el reseñista al mostrar una opinión personal suya (escapándose del tema central: el libro reseñado) como si fuera la verdad y desmereciendo con ello el valor de su comentario global.
El segundo punto es con respecto a la reseña de “Bombardero” de César Gutiérrez, hecha por Daniel Carrillo Jara. Me hubiera gustado que el reseñista emitiese algún juicio acerca de la valía del (¿poema?, ¿texto experimental?) e indicara si es necesario leer el libro o prescindir de éste ya que sólo se limita a describir el contenido del libro (de manera apropiada desde luego). El autor del comentario, de modo poco ortodoxo, nos dice lo siguiente: “Al final de la lectura, uno debe preguntarse si Bombardero de César Gutiérrez es el libro que todos los comentarios dicen que es. Solo una lectura atenta permitirá responder esta pregunta” (pp. 265). Pues... ¿Acaso el reseñista no ha leído atentamente el libro? Sí lo ha hecho, desde luego. Pero si él no puede responder su propio cuestionamiento, menos podrá hacerlo alguien que se encuentra al otro lado de la reseña. El texto revisado es tan amplio de páginas que un comentario sobre él desmerece la incertidumbre. Hubiera sido grato que el autor responda a la pregunta que él mismo plantea, que emita algún juicio, diciéndonos si la obra le gustó o no y si resulta de verdad recomendable para los lectores que buscan buena literatura. Una reseña neutral no tiene mucha valía y, en todo caso, resulta prescindible.

Concluyendo, felicito a los miembros del comité editorial. Me he percatado de que son varios y algunos de ellos —como Elton Honores— son notables estudiosos de la Literatura. Tinta Expresa resulta ser, tal vez, la revista más importante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos hoy en día. Me han avisado que el número 5 está en proceso de concepción, noticia que me alegra mucho. Brindo mis mejores deseos a los jóvenes encargados de esta publicación, rogando que se produzcan al menos cien números más en el futuro. Proyectos profesionales como éste nacen gracias al apoyo de los lectores constantes, ellos son los que hacen válido el trabajo realizado. Además, resalto la importancia del cuaderno debido al breve, aunque preciso, recorrido que se hace sobre la literatura fantástica y de ciencia ficción, géneros que hoy por hoy están calando a profundidad en nuestro imaginario cultural. Como nota final, recalco que este ejemplar es imprescindible por contener un soberbio homenaje al notable escritor José B. Adolph. Estoy seguro de que en unos años este volumen será muy buscado por los investigadores literarios. Los aficionados a la literatura de la imaginación ya tienen a su alcance un soberbio texto, el cual es una muestra perfecta de las joyas preciosas que se vienen puliendo dentro del circuito literario nacional.

Carlos Enrique Saldivar


Nota: Los interesados pueden visitar la página web de la revista y ver su índice:
http://tintaexpresa.site90.net/


Lima, mayo de 2010