jueves, 1 de octubre de 2009

Editorial: 500 millones en español

En estos últimos meses, la aparición de blogs, facebooks y twitters relativos a la ciencia ficción, ya sea de creadores o comentarias, se ha vuelto tan prolífica que ya es imposible enumerarlos todos en un solo lugar. Y día por día, alguien más se anima a abrir un sitio o blog dedicado al tema.
De un lado, se siente por dentro una gran satisfacción por que así sea. Ya no podemos volver a los tiempos en los que se decía la ciencia ficción es un género poco transitado por nuestras letras, la literatura fantástica es rara entre nosotros y demás clichés. Y quien crea que no, no tienes más que escribir CIENCIA FICCION en cualquier motor de búsqueda (Google, Bing, etc.) y verá lo que ocurre.
Claro, hay quien dirá son sólo blogs, páginas webs, ningún trabajo serio se ha publicado sobre el tema. Yo me pregunto: ¿un blog es menos serio que un libro? ¿un blogger menos serio que un summa cum laude? ¿Qué ocurre entonces cuando la información aparecida originalmente en la internet pasa al formato de texto escrito? ¿Recién adquiere carta de ciudadanía? No caigamos en la broma que nos ofrece El principito, cuando nos dice que un astrónomo recién fue tomado en cuenta cuando cambió de ropajes...
Además, hay algo que parece querer obviarse: los blogs, facebooks, twitters y páginas web no nacen solos, por generación espontánea. Detrás de ellos están personas, aquí en Perú y en México o España, que son lectores, amateurs, comentaristas, autores, ilustradores, etc., cuya actividad en la red gira en torno a la ciencia ficción. ¿Podemos seguir hablando todavía de géneros marginales, de mera afición? ¿O es que la ciencia ficción desde hace mucho ha tenido algo que decirnos incluso a nosotros, los hispanos (con todas sus mezclas)?
Por supuesto, y en buena hora, lo hispano (tan diferente de lo anglosajón) se mueve al ritmo de su propia idiosincrasia: hay mucho desorden en la red, se sigue prefiriendo lo anglosajón a lo propio, la ciencia ficción de un país suele ignorar a la del vecino, no sabemos qué hacer con Brasil... Qué puedo decir, gracias a la internet los nuevos autores que me interesan se apellidan Baradit, Meier, Boullosa, Paz Soldán, Aguilera, Gardini, Adolph, Güich... y las revistas que no me pierdo están escritas en español, y tienen nombres como Rescepto, La langosta se ha posteado, BEM, Axxón, El sitio, Guaican Literario, Literatura Prospectiva, La Casa de Jarjacha, Velero 25, NM, Artifex... Y quien sabe cuántos más habrá por ahí.
Dentro de tantos factores que pueden contribuir a cohesionar al mundo hispanoparlante, encontramos también esta eclosión del género, con sus particulares trayectorias y sus autores locales, pero siempre unidos en el mismo espíritu de exploración de lo fantástico, lo maravilloso y lo conjetural (como diría Sergio Gaut vel Hartman).
Con ese mismo espíritu, exploremos (sin depredar, sin esclavizar, sin sojuzgar) el Nuevo Mundo que nos ha dado la internet.

Daniel Salvo

Reseña: Artifex Cuarta Época, N° 1


Revista Artifex N° 1
Cuarta Época, julio 2008


Editorial
Una breve pero sustanciosa historia de los avatares de la revista Artifex, desde sus inicios en papel hastas su encarnación actual.

El hombre de la basura (Carlos Martínez Córdova)
Por experiencia propia, concuerdo con la premisa principal de este relato de terror: pueblo chico, infierno grande. Y nada más cierto que la afirmación de Sigmund Freud: el niño es un perverso polimorfo. Pongamos niños de siete años en un salón de clases de una escuela rural, y ya tenemos una atmósfera aterradora que, paradójicamente, sólo puede percibir la protagonista del relato, una maestra de escuela. Las transformaciones de los niños - transformaciones normales en todo niño, por cierto - son presentadas por el autor como escenas horripilantes per se, y hace que uno comience a mirar sospechosamente incluso a sus propios hijos.
Hasta ahí el haber. En el debe, quizá el relato hubiera mejorado mucho podándole por lo menos un tercio de su extensión, y bien podría haber prescindido de ciertas situaciones, incluso aquella que parece ser el misterio principal del cuento pero que luego queda en el aire, un recurso que si bien ayuda a llegar a un final sorpresivo bastante digno, deja en el lector una sensación de haber perdido el tiempo leyendo.
Con todo, deja un sabor de boca bastante bueno aunque agridulce para quienes pasamos parte de nuestra infancia en puebluchos miserables como el descrito, preguntándonos cómo es que hemos sobrevivido al terror que provocan la mezquindad, la hipocresía y la envidia de los que se quedaron.

Marcas, señales (Sergio Gaut vel Hartman)
El futuro ya no es lo que era, parece querer decirnos el autor. Una misión tripulada a Marte es, desde el punto de vista de los medios de comunicación y de los intereses detrás de los mismos, la nueva gran aventura de la humanidad. Pero para los protagonistas del relato, esta misión es el punto de partida para una serie de angustiantes reflexiones sobre el verdadero efecto de Marte en la humanidad, desde la antigüedad hasta nuestros días. Hay algunos nuevos juguetes tecnológicos en este futuro, pero no los suficientes para abolir las miserias habituales de la humanidad. La idea de Marte que nos ofrece Hartman es, aunque no benévola, hipnótica y plena de connotaciones, al punto que el relato bien pudo haberse cerrado con alguna de las afirmaciones de los protagonistas, quedando como una innovadora muestra de narrativa conjetural. El giro posterior de los acontecimientos, si bien intrigante, no está al mismo nivel de la primera parte.

La penúltima estación (Victor Miguel Gallardo Barragán)

Un relato digno de una antología de La dimensión desconocida, con sus trenes con destinos misteriosos y pasajeros que no saben bien de donde vienen ni a donde van. El horror aquí se manifiesta sin prisa pero sin pausa, con una sorpresa final que no deja de ser predecible, pero muy bien presentada. La prosa de los párrafos finales es magnífica.

Piedra y plumas (Francisco Ruiz)
Nos adentramos en una región mágica, la Cantabria prerromana, la Europa que no aparece en los textos de historia usualmente conocidos. El relato es un maravilloso muestrario de los seres mágicos engendrados por la imaginación de los primitivos pobladores de España de quien sabe cuantos milenios atrás. Seres mágicos y terribles, que acaso pudieron dar lugar a la aparición de leyendas posteriores que fueron piadosamente transmutadas en mitos y leyendas vinculadas a creencias cristianas, pero que en el fondo - como lo plantea el siniestro final- siguen viviendo en las mentes de los hombres, con toda la maravilla y el terror de los tiempos de antaño. Eso también es la Madre Patria...

Al-Iksir (Alejandro Carneiro)
Una aventura en toda regla, con magia, nazis y objetos de poder. Una aventura que se inicia mucho tiempo atrás, con un príncipe mago cuyo poder sobrepasa sus propias expectativas, y que se prolonga hasta tiempos más modernos, cuando en plena Segunda Guerra Mundial, se inicia la búsqueda de ese mismo poder, condensado en un objeto en cuya búsqueda parten ocultistas y oficiales nazis, que para gran sorpresa, asumen un comportamiento heróico - bueno, es obvio que no todos los militares alemanes de esa época fueron nazis convencidos, si no soldados que cumplían con su deber -. No se recurre pues al consabido "héroe norteamericano" que las tiene todas consigo. Una aventura llena de acción, magia... y chocolate.

Un plato frío (Manuel de los Reyes)
El futuro nos angustia, aún cuando podamos concebirlo como un tiempo en que se realizarán algunos de nuestros más audaces sueños. Para el presente relato, hay una sociedad del bienestar que no sabe qué inventar para divertirse, al punto que llega a convertirse en espectáculo el consumo de carne humana... o casi humana, pues proviene de seres diseñados genéticamente para ser, literalmente, comidos vivos, sin que este acto de ¿antropofagia? les ocasione daño alguno. Es parte de la moda que un gourmet deguste ante el público platos hechos con la carne siempre fresca de estos seres, cuya humanidad puede ser puesta en duda, a menos que se le proporcione un motivo para demostrarla, como puede ser el despecho. Nunca mejor dicho aquello de la venganza es un plato que se come frío. Para los lectores, buen provecho.

Reseña: Aventuras de dos arequipeños en época de Cristo (Pablo Nicoli Segura)



Pablo Nicoli Segura es un autor que merece más atención del público. Arequipeño de pura cepa, sus incursiones en el fantástico son más que eso, y parecen estar señalando un camino o una carrera literaria que lo podría poner como uno de los puntales de la actual literatura fantástica peruana. Sus libros de cuentos nos permiten conjeturar tal escenario, puesto que si bien inician con tímidas reelaboraciones de cuentos y leyendas propias de su región, se lanzan luego a la búsqueda de una temática propia, que por el momento nos ha dado algunos pastiches de lo más interesantes.

Para el caso de Aventuras de dos arequipeños en época de Cristo, pareciera que el autor se encuentra aún en una etapa de despegue, de la búsqueda de temática propia mencionada líneas arriba. Y no es que el argumento de la novela - revelada desde el extenso título - carezca de atrevimiento: el científico Pedro Paulet y un descendiente del inventor Pedro Ruiz Gallo viajan a la época en la cual Jesús de Nazareth está por finalizar su prédica y ser crucificado, merced a una máquina del tiempo inventada por Paulet, de la cual apenas se nos revela alguno que otro detalle de su funcionamiento.

Como premisa, resulta de lo más prometedor el saber que al menos uno de los personajes se maneja desde una perspectiva escéptica. Reacio primero a aceptar la existencia real de Jesús, debe habérselas ahora con las nuevas dudas que se plantean una vez comprobada su existencia: ¿hombre o Dios? Con una facilidad pasmosa - que obvia problemas tan evidentes como el conocimiento del idioma, por ejemplo - , nuestros viajeros en el tiempo se camuflan entre los cientos de seguidores del profeta Nazareno, y tratan de seguir sus pasos.

Aquí la novela sufre un bajón tremendo. Una vez en la senda de Jesús, la trama se convierte en una sucesión de episodios tomados de los cuatro Evangelios, sin desviación alguna. No vemos a Jesús obrando milagros pero si dando sermones. No camina sobre el agua pero ingresa a Jerusalén montado en un asno. Y así hasta el momento de su crucifixión.

De modo que la arriesgada premisa queda en promesa. La duda respecto a la naturaleza de Cristo se mantiene, pero no se arriesga una propuesta o un cuestionamiento. Los protagonistas dejan de serlo para convertirse en testigos. Y el final, bastante a lo Og Mandino, termina por desdibujar una propuesta que, si bien de trazo grueso, parecía ofrecer un buen cuadro. Será para la próxima.

Revista NM N° 3 (VV.AA.)


Revista NM N° 3
Ediciones Turás Mor


Editorial:
Explicando por qué la revista, en buena hora, se volvío trimestral

El sueño del pibe (Miguel Á. Peña):
¿Hasta dónde puede llegar el deseo de fama de un escritor? ¿Vendería su alma al diablo sólo por ver su nombre grabado en letras de molde en alguna enciclopedia del futuro? En éste relato, el diablo cumple lo que promete a un petulante plumífero, pero a su muy endiablada manera.

Tercera expedición a Iliros IV (Santiago Oviedo):
El ansiado encuentro entre los representantes de la Tierra y unos peculiares seres extraterrestres cuyo sentido del humor parece más próximo a lo que los terrestres denominamos horror.

Lo único que hacemos es desear (Saurio):
El mundo del más allá visto de la forma más irreverente que pueda imaginarse. Así da gusto estar muerto, aunque sea sólo para jamar, gurbar, fexkir y qrañer. Una Eternidad donde es imposible aburrirse, sobre todo si la describe la prosa de Saurio.

Un viaje al ayer (Sergio Gaut Vel Hartman):
Un triste viaje al ayer, realizado por unos viejos en un bar, para quienes los adelantos científicos de la época futura no traen felicidad ni diversión, sino el amargo sabor del desencanto y la decepción. Versificar es fácil, refugiarse en las fantasías también. Pero estos hombres saben que ninguna fantasía puede suplir el recuerdo del amor perdido, y que ningún fantasma electrónico - aún el más bello fantasma, la imagen idealizada de la mujer que alguna vez se amó- puede reemplazar la ausencia de lo real.

El embalsamador (Dicierbi-Frattini):
Un cómic de sabor antiguo, como aquellos que solía leer de niño (El siniestro Dr. Mortis, El monje loco, Tit-Bits, Skorpio y tantos otros), con gráficos que son sugerentemente siniestros desde la primera viñeta. Horror en estado puro.

Vida artificial (Daniel Barbieri):
En un futuro en el cual un arma bacteriológica ha convertido en inhabitables las ciudades, algunos solitarios, como el protagonista de esta historia, dedican sus rutinarias vidas a seguir las disposiciones, aparentemente sensatas, de máquinas y gobernantes tan enigmáticos como distantes. La soledad que abruma al pobre Lucas lo lleva a descubrir que no está tan solo como pensaba, pero que tampoco era la persona que creía ser. Asumir su nuevo destino, si bien le otorga alguna esperanza de conseguir compañía, no lo libera de un melancólico y largo presente.

Camila (María del Pilar Jorge):
Una mujer traicionada es capaz de muchas cosas. Incluso de volver desde donde nadie vuelve jamás.

Gómez y Ricuti (Ricardo G. Giorno):
Costumbrismo cósmico, basado en las peripecias de dos recicladores de mundos.

Reseña: El mundo subterráneo (Sydney Fowler Wright)


El tiempo en que se redactó esta novela (1929) puede jugar una mala pasada al lector actual, acaso más interesado en trepidantes aventuras de viajeros en el tiempo que una sosegada pero lúcida especulación respecto al devenir de la raza humana.

Utilizando medios que no se precisan, dos habitantes del siglo XX han sido trasladados al remoto futuro, y no han vuelto. Un tercer hombre, de quien no se nos proporciona mayores datos, es comisionado para viajar al futuro y encontrar a los perdidos expedicionarios. Y así empieza la aventura.

Por que aventura hay, aunque sólo sea un marco en el que se plasma la verdadera intención del autor, esta es, ofrecernos su visión de las limitaciones humanas y los vanos intentos de trascendencia del hombre del siglo XX. Si bien el pesimismo en la ciencia ficción es más fácil de encontrar que el optimismo, no estamos ante una obra tópica, pues las bases para la reflexión antes mencionada se asientan en los conocimientos lingüísticos de la época, que ya evidenciaban lo poco de absoluto que puede ser el conocimiento del mundo que podemos alcanzar. Y sin embargo, vanamente, intentamos trascender.

El protagonista, en cambio, tiene la oportunidad de ver directamente el producto de nuestros afanes. Una humanidad dividida entre Anfibios y Moradores, acuáticos y sensibles los primeros, terrestres y fríos los segundos; aunque comparten la característica de experimentar un profundo desprecio (morigerado por su sensibilidad en el caso de un/una representante de los Anfibios, quien desarrolla una suerte de relación con el protagonista) hacia el habitante del siglo XX, es decir, hacia ¿nosotros?. Violentos e inferiores, los progresistas ingleses victorianos no son más que "salvajes" para los habitantes del futuro, quienes no pierden oportunidad de enrostrárselo.

Hay entonces un viaje en el tiempo, una búsqueda bajo circunstancias adversas- la incursión de los hombres del siglo XX ha dado lugar a una suerte de guerra entre Anfibios y Moradores - , ambientes y seres exóticos - el libro viviente y los principios en los que se basa su funcionamiento son de antología - , y sobre todo, mucha reflexión respecto al lugar que ocupamos en la historia.

No me extrañaría que dentro de poco, los hombres del siglo XX (y acaso del siglo XXI) comencemos a ser vistos bajo la molesta mirada de los Anfibios, o la fría condescendencia de los Moradores.

Es decir, de nuestros hijos.