martes, 11 de febrero de 2014

Mystes (Victor Conde)



Si leer "El tercer nombre del emperador" fue una grata experiencia, la impresión se acrecienta con "Mystes", novela finalista del Premio Minotauro 2014. Si bien el título parece algo enigmático para nuestras épocas de creciente estulticia, un mystes no es más que un iniciado, un seguidor de alguna de las tantas creencias mistéricas que han surgido a lo largo de la historia humana. En el contexto de la novela, situada en un período de la historia muy lejano en el futuro, un Mystes es alguien que ha dedicado su vida a la solución de un misterio bastante peculiar: algo, o alguien, ha dejado en diversos lugares del universo unos extraños cubos de materia desconocida, las xfinges, que contienen información codificada. Información de altísimo interés para la humanidad, puesto que, dependiendo de la xfinge, puede ser la cura para enfermedades mortales, el advenimiento de nuevas tecnologías, o, como ejemplo, la construcción de ciudades orgánicas, a las que se les puede injertar los cerebros de sus más esclarecidos gobernantes... Tal es el grado de sofisticación y avance de la información contenida en las xfinges.

Pero no se trata tan sólo de resolver un acertijo. Como la esfinge del mito de Edipo, resolver de manera errónea el enigma que se plantea puede acarrear la muerte y la destrucción a escala planetaria, de manera que esta sociedad del futuro ha decidido dejar en manos de ciertos "especialistas" (los mystes) la solución del enigma.

En este contexto, la acción se inicia con la llegada de un desconocido a una aldea arquetípica, escasamente poblada, que sin embargo alberga un secreto, nada menos que una de las xfinges, que ha sido hallada por una mujer llamada Amber, y su pareja, Hesperus, musicólogo y científico, quien trata de resolver su misterio. Las cosas se complican con la llegada de Norte (nombre que asume en vista de que carece de uno propio), el mystes del título, quien se unirá a los esfuerzos de Amber y Hesperus por analizar el artefacto. 

Un primer resultado de este estudio será el hallazgo de instrucciones para construir nada menos que "una torre que se eleve hasta el cielo", proyecto en el cual acabarán embarcando a toda la población nativa y a otros curiosos, por decir lo menos, visitantes (el milagrero Cagt, capaz de crear seres imposibles mediante el manejo del ADN, la mujer-insecto, humana alterada genéticamente para dar a luz camadas de centenares de hijos, los cuales, sin embargo, nacen por cesárea). Este muestrario de rarezas se complementa con la creación de tres Inteligencias Artificiales, quienes "reinan" sobre súbditos virtuales, con la esperanza de dar con el mejor método para realizar la tare de construcción de la torre. Pero estas Inteligencias Artificiales, ingénuas en principio, tal vez tengan sus propias ideas respecto a cómo gobernar sus reinos y cómo interactuar con sus creadores, de quienes sospechan que no son los dioses que afirman ser. Ideas que podrían tener algún vínculo con cierta bomba inteligente, o con ciertos seres que moran en lo más profundo de las ciudades...

La novela, aún con tan interesantes premisas, no carece de altibajos. Eventualmente, el lector (y acaso el autor) parece perder un poco el rumbo en medio de tantas atroces maravillas, pero por suerte, la acción retoma el rumbo correcto y nos otorga un estupendo final, que cierra casi todas las tramas y subtramas que surgen a lo largo de la novela. Otro punto que nos demuestra la habilidad de Victor Conde como narrador es la manera en que puede alargar una situación prosaica (la llegada de alguien a un pueblo alejado de la civilización) de tal manera que le toma buena parte de la novela, por lo detallista de la narración. Una vez que el lector descubre el truco, no sabe si admirar la capacidad narrativa del autor o soltar un taco por haber caído en una situación que ya se presentaba en El tercer nombre del Emperador, donde disfrutamos de un ciento de hojas de... ambientación.

Una lástima que Mystes no haya tenido la difusión que, a mi juicio, merece. Con una sola edición en papel, bien haría Minotauro en sacar la versión e-book.

Daniel Salvo


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