Publicada tras la muerte de Isaac Asimov, Hacia la Fundación pretende ser un cierre entre la primera precuela, Preludio a la Fundación, y el ciclo de las Fundaciones que todos conocemos (Fundación, Fundación e Imperio, Segunda Fundación).
Siendo otra precuela a las Fundaciones, esta novela se diferencia con mucho de la anterior, mucho más rica en cuanto a la descripción socioeconómica de Trántor, en cuanto planeta capital del Imperio Galáctico, ignorante de su inminente decadencia. Hacia la Fundación está escrita en un estilo muy similar a la de las Fundaciones originales: los capítulos que componen el libro representan sendos episodios de la biografía de Hari Seldon, ocurridos en períodos de diez años. Así, somos testigos de los logros obtenidos por Hari Seldon en su madurez - ¡nada menos que Primer Ministro del Imperio! - y su decidida intervención contra un grupo de conspiradores.
Se evidencia un deseo de Asimov de recurrir a elementos algo conservadores, como puede serlo la "familia" de Seldon (a pesar de estar compuesta por un hijo adoptivo y una mujer de orígenes desconocidos, se comportan como si fueran parte de una sitcom de los años cincuenta). Y qué decir de Seldon-abuelito, con chochera y todo...
Entran a tallar otros elementos de la sociedad trantoriana, ciega ante los cada vez más evidentes signos del deterioro del Imperio. Los militares, los intelectuales y la plutocracia, que como se sabe, jugarán un papel clave en la implementación de las Fundaciones.
De otro lado, aparecen y desaparecen otros personajes, ya directamente vinculados con la actividad principal a la que Hari Seldon ha dedicado su existencia, esto es, la psicohistoria. Otros matemáticos se incorporarán a su proyecto, además de otros personajes dotados de habilidades más que singulares, verdadero germen del futuro.
Es con la aparición de estos personajes que se pierde mucho de lo que se denomina suspensión de la incredulidad. De un lado, por que nos "recuerdan" lo que va a ocurrir en el futuro (a quienes ya hemos leído el ciclo original de las Fundaciones). De otro, hay un abuso del deus ex machina, de apariciones y desapariciones tan oportunas que resultan difíciles de creer, y que alteran de manera bastante significativa la visión original que tenía Asimov tanto de la Fundación establecida en Términus como de la Segunda Fundación... Algo así como la relación entre "la Fuerza" y las "midiclorias" en el universo de Star Wars. Así de decepcionante es.
Con todo, la novela se deja leer, aunque no parece ser tan imprescindible como pareció creerlo Asimov (o sus editores). En todo caso, el ciclo de la Fundación se complementa con más detalle, y no desmerece en nada al estilo al que nos tiene habituados el Buen Doctor, lo que no es poco.
Daniel Salvo
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