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lunes, 11 de mayo de 2015

La ruta a Trascendencia / Alejandro Alonso



Trascendencia es un pueblo cercado por tropas del Ejército que no dejan entrar ni salir a nadie. Allí el tiempo no se da como en el resto del mundo: pasado, presente y futuro coexisten en imágenes múltiples,  que sólo sus habitantes pueden distinguir. Pero en un pueblo donde conviven todos los tiempos, el tiempo mismo es una trampa, una estela que vuelve imposible desandar la ruta a Trascendencia una vez que alguien la recorrió. 

A esta novela le sigue "Fuegos fatuos", una saga de cuentos fantásticos que hunde sus raíces en la Historia Argentina. Desde "1806" hasta "Un olvido fortuito", se reescribe la vida de nuestro país (Argentina) desde una perspectiva extraña, donde lo cotidiano y lo histórico terminan cediendo ante la magia, los conjuros, la contundencia de lo imposible.

Con "La ruta a Trascendencia"Alejandro Alonso ganó, en 2002, el Primer Premio UPC (junto al Minotauro, el más prestigioso de Ciencia Ficción en nuestro idioma). Ganador del Premio "Ciudad de Arena" a la Revelación Literaria 2003, Alonso es una de las firmes promesas de la Nueva Ciencia Ficción Argentina. 
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Leer "La ruta a Trascendencia" me ha causado varias y perturbadoras impresiones. No solo en lo relativo a la novela, sino a las implicaciones que revela el hecho de haber sido escrita por un autor latinoamericano, haber obtenido el Primer Premio UPC de la Universidad Politécnica de Cataluña (en palabras del escritor Brian W. Aldiss«Es el premio europeo con mayor prestigio en la ciencia ficción»). y ser publicada en una colección de género del diario Página 12 de Argentina.

Sigamos el orden En cuanto a novela, "La ruta a Trascendencia" es una magnífica muestra de las posibilidades que brinda la ciencia ficción para la especulación científica y filosófica, además de brindarnos un final tan impactante como sorpresivo. Sucede que ha tenido lugar una guerra, acaso un intento de invasión extraterrestre por parte de unos seres a los que se denomina los epics, quienes han dejado la Tierra de manera tan sorpresiva como su aparición. Pero una nave suya ha caído en nuestro planeta, originando una serie de efectos que alteran a los seres humanos expuestos a su influencia, a saber, que estas personas "trascienden" el tiempo, pudiendo percibir el pasado y el futuro con varios días de diferencia. No solo pueden percibir sus pasados y futuros, sino que pueden dejar huellas de los mismos en lo que llamamos realidad, con resultados impredecibles: puede ocurrir que uno esté casado a la vez con una mujer que sabemos va a morir en el futuro, y con una mujer a la que aún no conocemos pero "ya tiene" en el futuro, a nuestros hijos... Para colmo, uno puede, voluntariamente o no, interactuar con el "pasado" de otra persona, en el "presente", dando como resultado la alteración del "futuro" de esa otra persona, a pesar de que ese "futuro" ya sería un pasado transcurrido... Como expresa un personaje en algún momento, simplemente, se producen innumerables paradojas.

Estas personas, los trascendidos, se llaman a sí mismos "trascendi" o "tracs", y han desarrollado un modo de vida mas bien apático: al parecer, el universo no los tolera muy bien, al punto que el mero especular en torno al futuro genera posibles pistas o "estelas" que, al entrecruzarse con la de otros "trascendi", llevan a un caos y confusión que puede resultar en la muerte, como resultado de una acción de "corrección" (llamémosla así) realizada por el universo. Las autoridades los han confinado a un pueblo llamado Trascendencia, y tratan de limitar su contacto con el mundo exterior al mínimo posible. Se los mantiene con vida, al parecer, con la esperanza de entender a los invasores, y acaso, enfrentarlos.

Sin embargo, la novela no va de de guerras ni de intrigas, sino de una sobria especulación en torno a cómo entendemos el tiempo, y de lo que ocurriría si realmente pudiésemos existir no sólo en el presente, sino también en el pasado y en el futuro. Así, con pocos elementos, el autor  ha logrado un estupendo y desafiante argumento, del tipo que sólo la ciencia ficción puede brindar.

¿Y qué decir del Premio UPC otorgado a la novela? Pues que ahí empezamos a darnos cuenta de la clase de lectores (de ciencia ficción)  que somos los hispanohablantes. Por que resulta que siempre nos quejamos de la poca difusión que tiene el género, que nadie escribe ciencia ficción, etc. Pero cuando una entidad como la Universidad Politécnica de Cataluña pone alma, corazón y vida para instituir un premio literario (¡desde 1991!), nos hacemos a un lado e ignoramos olimpicamente tanto al premio como a la obra publicada. ¿Acaso no vemos que las compilaciones de las diversas ediciones de este premio acaban como saldos? Por ahí se dice que las próximas ediciones serán electrónicas, dado el poco índice de ventas que se registra. Vamos, que nuestra "necesidad" de impulsar y apoyar el desarrollo del género en nuestro ámbito hispanoamericano queda solo en palabras. No nos extrañe que en un futuro no muy lejano simplemente se cancele... Y volveremos a lamentar otra oportunidad perdida. Ese es el fandom de habla hispana, esos somos los lectores.

Por último, no cabe menos que comparar las distintas realidades editoriales de nuestros países, con una Argentina cuyos diarios se atreven a publicar colecciones de género (actualmente, el diario La Nación está publicando varias novelas de Stephen King). Leo que "La ruta a Trascendencia", al igual que las novelas "El libro de las voces" y "Los ojos de un dios en celo"  de Carlos Gardini, es el primer libro que le editaron a Alejandro Alonso en su país. Muchos problemas de edición y distribución podrían solucionarse recurriendo a la edición electrónica. En todo caso, no podemos menos que admirar (y acaso envidiar) a una cultura que si apoya a sus creadores. Bien por Argentina.


lunes, 2 de noviembre de 2009

Revista NM N° 4 (VV.AA.)




Se afianza la producción hispanoamericana con esta cuarta entrega de NM, correspondiente a mayo de 2007, con una más que sugerente portada y un contenido que no tiene desperdicio. Al menos, a mí me lo parece.



Editorial:


Donde Santiago Oviedo se explaya en su felicidad por los resultados obtenidos con NM.



Desplazamiento (Fabio Ferreras):


Relato que homenajea, desde un planteamiento propio de la ciencia ficción, al cuento Continuidad de los parques de Julio Cortázar. Un niño cuya curiosidad le ocasiona un percance con la electricidad. Un conflicto con el padre. Muchos años después, el mismo niño, adulto ya y acaso consciente de su decadencia, vuelve a tener un incidente con la electricidad, que le devuelve la percepción de un momento olvidado en el tiempo. Pero, ¿ese momento realmente pertenece al pasado? ¿O pertenecía al futuro, convertido en presente? Y en todo caso, ¿el momento le pertenecía al protagonista, o a alguien más? El ambiguo final acrecienta el desasosiego del lector, incapaz de llegar a una solución concreta.



No lo hago por el sabor (Sue Giacomán Vargas):


La lucha entre los que sueñan con un mundo de libertades contra los que desean un mundo de control totalitario, en nombre de la seguridad (en este caso, en nombre de la salud), parece que nunca tendrá fin. Esta vez, la sociedad del futuro prohibe a los ciudadanos la búsqueda de un placer mas bien inocuo: la degustación de alimentos naturales. Por absurdo que suene, por que así es el malsano deseo de controlar al otro, de dominarlo totálmente, de ejercer nuestro poder sobre él: impedir que pueda satisfacer sus anhelos más simples. La habilidad de la autora convierte lo absurdo en verosímil... e inquietante, si prestamos un poco de atención a lo que ya viene sucediendo en el mundo.



El criadero (Fernando Bomsenbiante):


Un grato ejemplo de cuento con vuelta de tuerca final, de esas que trastocan por completo todo lo que aparenta ser la historia de un buen negocio, de una empresa que marcha viento en popa merced a la explotación de un tipo muy peculiar de animales. Pero como dicen, al final nadie sabe para quien trabaja.



La araña tiene patas cortas (Hernán Dominguez Nimo):


El relato más largo de la presente edición, y el más amargo. En un futuro indefinible, los ácaros y otras variedades de arácnidos han mutado hacia una especie capaz de controlar la mente humana, lo que los ha convertido en enemigos nuestros. La humanidad adopta medidas draconianas para combatirlos, evitando su contacto y eliminando sin misericordia a los infelices que han sido "contaminados" por los araña (así los llaman en el relato), esto es, aquellos de cuyas mentes se ha apoderado el enemigo. Al protagonista se le encarga la más ingrata misión: acabar con la vida de una contaminada, nada menos que la mujer que alguna vez amó y acaso sigue amando. El encuentro final con la supuesta víctima (supuesta en más de un sentido), nos ofrece más de un cuestionamiento a nuestras ideas respecto a qué es bueno y qué es malo, y sobre todo, a la naturaleza de eso que llamamos amor.


Otra Babel (Gonzalo Geller):


Una deliciosa fantasía bíblica que habría merecido el aplauso de Ted Chiang. En el futuro remoto o en el pasado mítico, no hay una sino muchas torres que apuntan al cielo, mientras que en la tierra hay cada vez más incomprensión. Misma incomprensión que puede llegar a lo alto de las torres...



Hilos conductores (Eduardo M. Laens Aguiar):


La figura de Nikola Tesla, inventor de mil y un ingenios eléctricos, además de gran idealista (como lo prueba su idea, no del todo impracticable, de un transmisor mundial de energía eléctrica inalámbrica, aprovechable desde cualquier punto del globo), viene despertando un interés cada vez mayor. El relato, que bien podría ser una estampa de los últimos días del inventor, en una apacible sesión de pesca, nos muestra cómo la incomprensión y la ambición humana siempre parecen ponerse de acuerdo en contra de los más nobles y puros ideales.



Contacto fallido (José C. Canalda):


Un relato de antología, tanto por la manera en que está narrado como por las manera en que desarrolla la idea central. El tan ansiado primer contacto con inteligencias extraterrestres al fin se ha producido. Una nave de origen alienígena está transmitiendo señales a nuestro planeta, si bien de naturaleza incomprensible. Los humanos delegados para efectuar este primer contacto siguen los protocolos del caso, bastante previsibles: mostrar a los visitantes los logros más elevados de la ciencia y el arte humanos. Pero, ¿qué ocurriría si alguien se saliera del protocolo, y decidiera mostrar a los extraterrestres cómo somos realmente los seres humanos? Es lo que sucede en este magistral cuento, que con mucho humor, nos enfrenta a lo que generalmente queremos evitar reconocer en nosotros mismos, como son nuestras flaquezas y debilidades. No somos perfectos, pareciera ser la moraleja de la historia. Para poder establecer un contacto real con los otros, debemos primero aceptarnos a nosotros mismos.


jueves, 1 de octubre de 2009

Revista NM N° 3 (VV.AA.)


Revista NM N° 3
Ediciones Turás Mor


Editorial:
Explicando por qué la revista, en buena hora, se volvío trimestral

El sueño del pibe (Miguel Á. Peña):
¿Hasta dónde puede llegar el deseo de fama de un escritor? ¿Vendería su alma al diablo sólo por ver su nombre grabado en letras de molde en alguna enciclopedia del futuro? En éste relato, el diablo cumple lo que promete a un petulante plumífero, pero a su muy endiablada manera.

Tercera expedición a Iliros IV (Santiago Oviedo):
El ansiado encuentro entre los representantes de la Tierra y unos peculiares seres extraterrestres cuyo sentido del humor parece más próximo a lo que los terrestres denominamos horror.

Lo único que hacemos es desear (Saurio):
El mundo del más allá visto de la forma más irreverente que pueda imaginarse. Así da gusto estar muerto, aunque sea sólo para jamar, gurbar, fexkir y qrañer. Una Eternidad donde es imposible aburrirse, sobre todo si la describe la prosa de Saurio.

Un viaje al ayer (Sergio Gaut Vel Hartman):
Un triste viaje al ayer, realizado por unos viejos en un bar, para quienes los adelantos científicos de la época futura no traen felicidad ni diversión, sino el amargo sabor del desencanto y la decepción. Versificar es fácil, refugiarse en las fantasías también. Pero estos hombres saben que ninguna fantasía puede suplir el recuerdo del amor perdido, y que ningún fantasma electrónico - aún el más bello fantasma, la imagen idealizada de la mujer que alguna vez se amó- puede reemplazar la ausencia de lo real.

El embalsamador (Dicierbi-Frattini):
Un cómic de sabor antiguo, como aquellos que solía leer de niño (El siniestro Dr. Mortis, El monje loco, Tit-Bits, Skorpio y tantos otros), con gráficos que son sugerentemente siniestros desde la primera viñeta. Horror en estado puro.

Vida artificial (Daniel Barbieri):
En un futuro en el cual un arma bacteriológica ha convertido en inhabitables las ciudades, algunos solitarios, como el protagonista de esta historia, dedican sus rutinarias vidas a seguir las disposiciones, aparentemente sensatas, de máquinas y gobernantes tan enigmáticos como distantes. La soledad que abruma al pobre Lucas lo lleva a descubrir que no está tan solo como pensaba, pero que tampoco era la persona que creía ser. Asumir su nuevo destino, si bien le otorga alguna esperanza de conseguir compañía, no lo libera de un melancólico y largo presente.

Camila (María del Pilar Jorge):
Una mujer traicionada es capaz de muchas cosas. Incluso de volver desde donde nadie vuelve jamás.

Gómez y Ricuti (Ricardo G. Giorno):
Costumbrismo cósmico, basado en las peripecias de dos recicladores de mundos.

miércoles, 1 de julio de 2009

Axxon 200 (por Luis Bolaños de la Cruz)





Breve Homenaje a Axxon por su Número 200

Luís Antonio Bolaños de la Cruz

Axxon no sólo es mi revista electrónica preferida, sino que ha sido permanente estímulo para el diseño y contenido de nuestras páginas web: http://www.velero25.net/, http://cifiper.wordpress.com/, http://jarjacha-wasi.blogspot.com/, http://espanol.geocities.com/cifiper2002/, aquí un breve comentario sobre su número 197, estaba esperando al 200 por ser un número redondo, pero en realidad cualquier Axxon es tan bueno como el anterior o el siguiente, así que me animé a comentarlo adelantado, porque sea cual fuere la fecha se puede rendir un emocionado homenaje al equipo que la pergeña con calidad insuperable encabezado por esa persona inapreciable que es Eduardo Carletti. Si, ya se, pensarán que somos amigos y por eso lo alabo, diré que nunca nos hemos visto ni estrechado la mano, nuestras relaciones son virtuales, de esa manera lo conozco desde la “época del diskette”, y sin embargo gracias a sus relatos y editoriales, en ocasiones viscerales, con frecuencia críticos de la sociedad en que devenimos, pero siempre con un dejo de afecto y nutridos de pasión, lo considero un excelente camarada. Vayan pues mis palabras:

Editorial: de Eduardo Carletti: “Para una afición que nace un lugar seguro para su crecimiento”, así me gustaría parafrasear su título. Contrasta entre la nostalgia de lo que fue y la infinita expansión de lo que se viene, la posición de Axxon como tabla de salvación, un oasis en el desierto, en medio de esa marea de bits que nos inunda, permítanme los lugares comunes, pero es que convertida en sinónimo de calidad suponemos que su presencia cotidiana es instantánea y traspapelamos en el desván del olvido, el esfuerzo que representa, y que para que continúe existiendo sólo nos exige el mínimo: leerla.

Correo: Dedicado a ¿Porquè nos gusta la CF? Y rememoro mis primeras lecturas de Jules Verne, descripciones de esquimales (todavía no los llamaban inuit) o de masái o sioux (aún no eran los Dakota, Lakota, Nakota) o de artículos antropológicos y geográficos que retocaba en mi mente como si sucedieran en otros planetas, y sobre todo el hallazgo de mis primeras novelas del género: Alan Nourse con “Planeta Gris” y Asimov con “Fundación”, después mi afición fue río e historia.

Coches Azules: Magnus Dagon - Miguel Ángel López Muñoz (España)
Va de reflexiones filosóficas y de conflictos familiar-sentimentales, no logró convencerme hasta el momento en que empiezan a acumularse episodios aleatorios, si recordamos que el universo es azaroso pero no accidental y posee constantes y leyes, entonces empiezan a significar. Los colores, los batidos de vainilla y Humphrey Bogart están conectados y Magnus Dagon lo demuestra, pueden parecer enlaces sencillos, pero resonemos con el diablo que está en los detalles y veremos que el autor sabe colocarlos en el punto exacto del discurso.

Dulces cuentos: E. Verónica Figueirido (Argentina)
Posee un nosequè de costumbrista, de añejo, de otro siglo, lo impredecible introduce su cola y estalla la situación en el rostro de la institutriz inglesa trasplantada (muy tópico) en forma de una vampiresa o un súcubo (no tan manido), que no por flaca deja de tener su atractivo, sobre todo cuanto ha estado esperando por un pánfilo que la libere de siglos de ansia. Pero al final, con la cuota suficiente de ambigüedad, no sabemos si la cocinera negra emancipada ha contado una trola o una anécdota cruel.

Doble, El: Carlos Almira Picazo (España)
Es un gustazo descubrir que alguien puede interesarte e introducirte en su mundo con un párrafo, -igual ocurre con el que ofrece en Ficción Breve48-, coexisten densidad, múltiples niveles de lecturas y guiños al por mayor que se prodigan interconectando imágenes, ese bosque amenazador parece tomado de Harry Harrison y su Mundo Muerto, las consignas entusiastas que cubren las fachadas de la CF soviética, la manipulación del androide de diversos autores (desde Identidad suspendida de Sergio Amira -representado con un relato en Ficción Breve 48- hasta ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas…? de PK Dick) y la temática del döppelganger ha perturbado y animada tantas obras desde Mary Shelley y Hoffman hasta Palaniuk y Saramago pasando por Borges y Wells y recalando en Stevenson y Poe, que convierte en un clásico ese proceso de construcción de un ser tan exacto a uno mismo que lleva a confusión, sobre todo confeccionado para que goce de la libertad de leer libros sin medida ni clemencia… aunque el fracaso planea sobre su objetivo. Y ocurre, mientras una amenaza imprecisa del entorno interfiere con el levantamiento de una megaurbe (que se puede relaciona con Burbuja de Domingo Santos, Cheyennes 6112 de Christian Grenier & William Camus o con Palacio de fantasía de Benjamin Appel) que deriva hacia una antiutopía tipo Fahrenheit 451 de Ray Bradbury o 1984 de Orwell, de las cuales es una relectura, agregando capa de contenido tras otra en un hojaldre delicioso y muy recomendable. Y si agrada el desarrollo, el final es aún más palatable. Y ni crean que cometí spoilers.

Portadora de almas, la: Javier Fernández Bilbao (España)
En apariencia no tendría motivos para rechazarlo, el inicio se lee fácil, fluye, y el remate periodístico debería moldear una ruta explicativa a los acontecimientos luctuosos… pero le falta intensidad. Hay clichés (locos dulces e inocentes; monjas humildes y sacrificadas, doctores que semejan santos católicos) que le restan mérito a la composición, es conveniente ofrecer al lector textos transparentes, pero la claridad no debe confundirse con la insipidez y en ocasiones se siente que el relato se desliza a favor de esa disposición, que entonces no llega ser pericia en el arte de manejar la información para nutrir el horror que debería despertar.

Singulares Pautas de Comportamiento a 55 A.L. de la Tierra: Javier Fernández Bilbao (España)
A diferencia del anterior, en este no hay parábolas edificantes con tinte social, empieza con un prólogo trepidante, típico enfrentamiento entre el práctico, rastreador avezado que se enfrenta a la fauna in vivo y el investigador que la enfrenta en el laboratorio in vitro o domeñada, y mantiene la tensión señalando como cada enfoque exagera o minimiza los síntomas de una emergencia. No obstante, supuesto el despliegue de Howard Gardner en la actualidad -y se supone el de sus seguidores en el futuro- es improbable que se mantenga esa división entre “manuales” e “intelectuales”, salvado ese bache, se nota que se redactó con cariño, construyendo con pulcritud los comportamientos biológicos de los animales, el destripamiento de los depredados, los ciclos circadianos, los riesgos que surgen para el explorador sea observante o no, los binoculares como microscopio del cazador, las pautas etológicas preparadas por las relaciones interespecies, aunque no asumidas de igual manera por cada oficio, etc. Es regocijante, a pesar de los cadáveres que lo ilustran, el castigo que recibe el equipo científico engolosinado con la búsqueda de nuevos conocimientos, el humor traspasa las descripciones en una secuencia de desastre inevitable que es una delicia. Burlón y efectivo roza la excelencia.

Zeta, el Poeta de las Con-Solas: Juan Ignacio Muñoz Zapata (Colombia)
A pesar de imágenes audaces y hábil manejo del lenguaje, una cierta confusión lastra a la manifestación ciberpunkie que a ratos surge en el relato, experimenta con el nivel de información que desembolsa y el que escamotea para exigirnos nuestra participación cómplice, en un puente de doble vía plagado de disoluciones digitales, juegos de video, diosa caribeña como quería el maestro Carpentier (me recuerda un par de frases de “El camino de Santiago”: “negras loras o de color de pera cocha, con las nalgas sobrealzadas como sillar de coro” y “A la menuda, cuyas nalgas se sobrealzan como sillar de coro, y apenas si tiene un pelo ralo donde las cristianas lucen tupido vellón”), desheredados harapientos, variopintas especies sentipensantes (chimpancé muy astuto como propone David Brin en la Serie “La elevación de los pupilos”) con sus correspondientes competencias de romances consumados, anillos hipnotizantes en vena de fantasía, jugos intestinales evacuados, para transmitirnos la impresión de un capítulo en una obra más vasta y suculenta.

Amor, de Postre: Antonio Peláez Barceló (España)
A pesar de, o más allá de los intentos de industrializar lo innegable y lo negable, de convertir cada objeto, persona o ser vivo en mercancía, existe una fuerte tendencia a considerar lo natural o lo menos contaminado como el producto que debemos ingerir si de cuidar la salud se trata. Ese es el pivote inicial sobre el cual gira Antonio para abrir la puerta de su cuento… y para recorrer cada uno de los deliciosos momentos que en un restaurante muy exclusivo conforman una cena degustable y opípara como acto previo y propiciatorio a/de una colisión erótica: el aperitivo, los entrantes, especialidades, postres, café, articulados con los momentos del romance y la tecnología de punta para un espléndido servicio, se lee como su tema, con ímpetu gastronómico-amatorio. Por si acaso, paralelo discurre un contrapunto estimulante como paratexto englobador.

Máquina del Amor, la: Sebastián Grimberg (Argentina)
Retoma un tema caro a la CF, y al cine (quien no recuerda la supercomputadora que no puede seguir el ritmo orgásmico de Barbarella), no obstante, la opción asumida por el equipo investigador que crea dicha artefacto parte del extraño criterio de que el amor es un stock y no un proceso de creación voluntario, Erich Fromm terció con ternura no exenta de escrupulosidad y señaló pistas que conducen a un resultado distinto al descrito: estado autoritario, obligatoriedad de uso, rupturas programadas, desilusiones misceláneas. Y mucho más humano. Conste que el relato me parece atractivo, pero no la teoría sustentaría, quizás no sólo soy romántico, sino que comulgo con la ciencia cuando explica que la diversidad y extrañeza del amor no pueden ser enclaustrados en una máquina.

¿Tiene Fuego?: Marina de Anda (México)
Una pesadilla en vuelo, que se torna realidad y descubres que no tienes escape, bien medido, el ritmo es preciso y la cadencia acertada, esa condimentada serpiente que se muerde la cola en el último par de párrafos nos retrotrae a eventos similares en el film “El día de la marmota” o en “Raid Aéreo” de John Varley, rápido como un uppercut en la mandíbula. Por lo del avión me recordó “Venco a la molinera” de Félix Palma.

Ficción Breve 48
- Ultimo acto / Distracción: Julio Carabelli (Argentina): En el primero resuena “El Dinosaurio” de Augusto Monterroso y el segundo es una idea aplicable a la voracidad culinaria, que Hannibal Lecter recogería con placer.
- Tiempo: Ricardo Manzanaro Arana – España
Un clásico científico distraído no extrae ciertas consecuencias de su aparato para enlentecer la duración de los segundos.
- Noticia: Ricardo Manzanaro Arana (España)
Presenta el Apocalipsis desde una versión con sabor acre y ángulo quizás anacrónico.
- Cuota de averías: Ricardo Manzanaro Arana (España)
Sabor a Pohl en “El Toque de Midas”, pero llevado a cabo con ligereza de prestidigitador, muy recomendable
Mi comentario es casi tan extenso como sus microrelatos.
- Circo: Rolando Revagliatti (Argentina)
Oscila entre la confusión surreal y un embozado erotismo, el entorno circense captado con pinceladas bruscas pero no agresivas; en cuanto a los personajes: el enano carraspea y duerme, el público traga pochoclo y observa, el hombre desea y puede, y la mujer, ¡ay, la mujer es un enigma!
- Concierto, el: Juan José Tena (España)
Arranca como un coloquial encuentro para degustar música clásica y culmina sumergido entre estruendo sanguinolento y destrucción. Premonición y el atentado a las Torres Gemelas se mezclan para un resultado eficaz.
- Molinos de Viento: Claudio Biondino (Argentina)
Metáfora que se mueve de lo animado imaginario hacia lo inanimado simbólico, combina la visión del Quijote con la depredación industrial, asumiendo que los gigantes transitan a torres monstruosas devastadoras de cualquier manifestación vital, ingenioso y sápido.
- Felidae: Héctor Horacio Otero (Argentina)
Evoca tanto a Puerta al verano de Robert Heinlein como en cierta forma elusiva -a la manera de los felinos- a Las Puertas de Anubis de Tim Powers, pero con un final trágico, me da la impresión de que pudo ser un poco más dilatado porque uno se queda pensando si la escena de los gatos semidescompuestos es una parodia de momificación (con guiño al dios de los muertos) o un anuncio de castigo (en cuyo caso creo que Bastet tendría que aparecer con cabeza de leona)
- Origen del universo, el: Carlos Almira Picazo (España)
Estimulante inicio, con parareferencias que enlazan literatura (nombre del hotel), premio Nobel (acontecimiento convocante) y ciencia (origen del universo), le saca el jugo al fenómeno de la sobrefusión del agua (con enlace a una idea novedosa sobre el “big bang”), y a un evento azaroso que nos ocurre a quienes coleccionamos libros y solemos recorrer “bazar suelo”, “rambla” “libreros de viejo”, etc. hasta tropezar con los deseados. Las circunstancias parecen anacrónicas y la forma de presentar al relato nos empuja a una realidad alternativa para que suceda, o sea… posee lo que un “corto” debe tener: guts and brain.

Marte Humano: Sergio Alejandro Amira (Chile)
Una enorme deuda adquirimos con Bradbury y también con Burroughs cuando de Marte se trata, ahora hay que agregar a Varley, Kim Stanley Robinson y Greg Bear, cada cual ha aportado una membrana conceptoemocional de la cual no podemos desprendernos con facilidad. Sergio la sabe y juega con esa interpenetración entre mente y pseudorecuerdo para ofrecernos una aventura con sabor a Sheckley y con acabados a lo Connie Willis, a pesar de su introito en apariencia trágico, aún no acabamos de reír con una peripecia cuando ya iniciamos otra igual de extravagante y surrealista, con teleportaciòn, animación de materia humana muerta y reencarnaciones sucesivas, pirámides-madrigueras de seres parecidos a “imbunches” -análogo al presentado por José Donoso en “El obsceno pájaro de la noche”-, razas marcianas, cronodesplazamientos, ajadas reminiscencias del pasado soviético, estatuas semejantes a los moáis de Rapa Nui, diálogos con aristócratas renacentistas, ángel cyborg y entidades lovecraftianas, en fin que en la variedad se encuentra el gusto, el final engancha por ubicarnos con humildad frente a los inconmensurables misterios del universo. No se lo pierda, además de divertido profundo.

En el umbral entre lugares y tiempos: M. Eugenia Pereyra (Colombia)
Conflictos familiares y desapariciones, misterio y secretos, ¿telenovela en ciernes?, claro que no, para evitarlo brotan los rituales druidas y las borracheras ceremoniales, se despliegan el monólogo interior del protagonista y las costumbres del clan; una belleza fría y azulada envuelve las circunstancias y se eleva de las líneas un aliento poético que vibra en mito y sacrificio trágico… pero alguna explicación anexa debería acompañar al texto para saber más acerca de esos dioses y diosas que se inmiscuyen en las existencias de l@s human@s.

Pata de mono, la: William Wymark Jacobs (United Kingdom)
Sabemos que navegamos en aguas clásicas cuando leemos “Un viejo faquir le dio poderes mágicos… hombre muy santo... Quería demostrar que el destino gobierna la vida de los hombres y que nadie puede oponérsele impunemente. Le dio un poder: tres hombres pueden pedirle tres deseos”, su hálito macabro atrae y provoca un repeluzno, pero nos agarra. Y a medida que avanza abriendo la flor de la desgracia en cada uno de los deseos recordamos aquello de “en la realidad nada se consigue gratis” y “ten cuidado con lo que deseas, puedes conseguirlo” y que la ley de la compensación te otorgara en simultánea el éxtasis y la locura, el dolor y el desconsuelo. Si ya lo leíste, no importa, repásalo, el final será otra vez como hielo amargo quemándote la garganta, sobre todo si has perdido a alguien amado.
Star Trek: Silvia Angiola & Adrián M. Paredes
Inauguro, agradeciendo la explicación inicial que me coloca en el sendero temporal de la serie clásica, para enseguida saltar a un universo alternativo donde la historia y peripecias de los personajes serán diferentes y donde el acontecimiento que lo genera queda incluido como un bucle lateral que funciona en exclusiva para desencadenarlo. Este nuevo comienzo permite alterar los límites bajo los cuales se movía la creatividad en la anterior visión de la franquicia y expandirse abracando aspectos que antes estarían negados, y afecta al conjunto, a la velocidad, a las relaciones entre las personas y su entorno, a la tecnología, a los gags, a las reiteraciones y clichés que identifican comportamientos y procesos conspicuos para los fanáticos de la serie y los ocasionales enterados. El estilo musculoso y efectivo del articulo nos conduce al borde de la emoción y cuando remacha con una síntesis potente en el último párrafo nos colma ese corazón trekkie que nos transporta de precuela a película y vuelta a empezar, no se lo pierdan, es más que un comentario cinematográfico acertado, es adrenalina en estado de gracia igual que el film.

Búsqueda de planetas habitables, la - Salir de la cuna: Marcelo Dos Santos (Argentina)
Nos tiene acostumbrados a un nivel tan alto de calidad, que por lo general no pescamos el esfuerzo tras la trama que sustenta sus exposiciones, didáctico y ameno, es una de mis secciones favoritas, he repasado la mayoría de las mismas (sé que me faltan por analizar, pero cuando descubro alguna bajada sin inspeccionar de inmediato me ponga a la faena porque asumo la certeza que me recompensará). Dejando a la deriva por la parte posterior la sección de elogios y fuegos de artificio, pasamos a la esencia: ¿Cuándo será destrozada nuestra civilización por una catástrofe que la extinga?, pregunta clave y que debe espolearnos hacia diversas acciones, quizás simultáneas: salir al espacio exterior, cambiar las características fisiológicas y anatómicas que nos identifican, explorar biotecnologías potenciadoras y encontrar los mejores y más raudos mecanismos de terraformación, etc. como remedio ante la sobrepoblación, el agotamiento de recursos, modificaciones letales en el sol, u otros macroproblemas. Marcelo nos cuenta la excitante búsqueda de planetas similares a la Tierra, y culmina con una vibrante nota de expectativa: el proyecto Kepler quizás pueda decirnos dónde dirigirnos cuando emprendamos la gran migración extraplanetaria. Salud.

Don Ramirito: En el Infierno: FRAGA —algún día conocido como Francisco García Aldape (México)
Sus tiras son sencillas, son graciosas, se leen velozmente, el grafismo con que son concretados es funcional y claro, y son internacionales, sonreímos con sus propuestas sápidas cual si saboreáramos café caliente.

PD: Me he permitido por comodidad, en algunos casos reorganizar la presentación de los comentarios rompiendo el orden del índice, mis disculpas a autores, lectores y diseñadores de la revista.