lunes, 2 de noviembre de 2009

Revista NM N° 4 (VV.AA.)




Se afianza la producción hispanoamericana con esta cuarta entrega de NM, correspondiente a mayo de 2007, con una más que sugerente portada y un contenido que no tiene desperdicio. Al menos, a mí me lo parece.



Editorial:


Donde Santiago Oviedo se explaya en su felicidad por los resultados obtenidos con NM.



Desplazamiento (Fabio Ferreras):


Relato que homenajea, desde un planteamiento propio de la ciencia ficción, al cuento Continuidad de los parques de Julio Cortázar. Un niño cuya curiosidad le ocasiona un percance con la electricidad. Un conflicto con el padre. Muchos años después, el mismo niño, adulto ya y acaso consciente de su decadencia, vuelve a tener un incidente con la electricidad, que le devuelve la percepción de un momento olvidado en el tiempo. Pero, ¿ese momento realmente pertenece al pasado? ¿O pertenecía al futuro, convertido en presente? Y en todo caso, ¿el momento le pertenecía al protagonista, o a alguien más? El ambiguo final acrecienta el desasosiego del lector, incapaz de llegar a una solución concreta.



No lo hago por el sabor (Sue Giacomán Vargas):


La lucha entre los que sueñan con un mundo de libertades contra los que desean un mundo de control totalitario, en nombre de la seguridad (en este caso, en nombre de la salud), parece que nunca tendrá fin. Esta vez, la sociedad del futuro prohibe a los ciudadanos la búsqueda de un placer mas bien inocuo: la degustación de alimentos naturales. Por absurdo que suene, por que así es el malsano deseo de controlar al otro, de dominarlo totálmente, de ejercer nuestro poder sobre él: impedir que pueda satisfacer sus anhelos más simples. La habilidad de la autora convierte lo absurdo en verosímil... e inquietante, si prestamos un poco de atención a lo que ya viene sucediendo en el mundo.



El criadero (Fernando Bomsenbiante):


Un grato ejemplo de cuento con vuelta de tuerca final, de esas que trastocan por completo todo lo que aparenta ser la historia de un buen negocio, de una empresa que marcha viento en popa merced a la explotación de un tipo muy peculiar de animales. Pero como dicen, al final nadie sabe para quien trabaja.



La araña tiene patas cortas (Hernán Dominguez Nimo):


El relato más largo de la presente edición, y el más amargo. En un futuro indefinible, los ácaros y otras variedades de arácnidos han mutado hacia una especie capaz de controlar la mente humana, lo que los ha convertido en enemigos nuestros. La humanidad adopta medidas draconianas para combatirlos, evitando su contacto y eliminando sin misericordia a los infelices que han sido "contaminados" por los araña (así los llaman en el relato), esto es, aquellos de cuyas mentes se ha apoderado el enemigo. Al protagonista se le encarga la más ingrata misión: acabar con la vida de una contaminada, nada menos que la mujer que alguna vez amó y acaso sigue amando. El encuentro final con la supuesta víctima (supuesta en más de un sentido), nos ofrece más de un cuestionamiento a nuestras ideas respecto a qué es bueno y qué es malo, y sobre todo, a la naturaleza de eso que llamamos amor.


Otra Babel (Gonzalo Geller):


Una deliciosa fantasía bíblica que habría merecido el aplauso de Ted Chiang. En el futuro remoto o en el pasado mítico, no hay una sino muchas torres que apuntan al cielo, mientras que en la tierra hay cada vez más incomprensión. Misma incomprensión que puede llegar a lo alto de las torres...



Hilos conductores (Eduardo M. Laens Aguiar):


La figura de Nikola Tesla, inventor de mil y un ingenios eléctricos, además de gran idealista (como lo prueba su idea, no del todo impracticable, de un transmisor mundial de energía eléctrica inalámbrica, aprovechable desde cualquier punto del globo), viene despertando un interés cada vez mayor. El relato, que bien podría ser una estampa de los últimos días del inventor, en una apacible sesión de pesca, nos muestra cómo la incomprensión y la ambición humana siempre parecen ponerse de acuerdo en contra de los más nobles y puros ideales.



Contacto fallido (José C. Canalda):


Un relato de antología, tanto por la manera en que está narrado como por las manera en que desarrolla la idea central. El tan ansiado primer contacto con inteligencias extraterrestres al fin se ha producido. Una nave de origen alienígena está transmitiendo señales a nuestro planeta, si bien de naturaleza incomprensible. Los humanos delegados para efectuar este primer contacto siguen los protocolos del caso, bastante previsibles: mostrar a los visitantes los logros más elevados de la ciencia y el arte humanos. Pero, ¿qué ocurriría si alguien se saliera del protocolo, y decidiera mostrar a los extraterrestres cómo somos realmente los seres humanos? Es lo que sucede en este magistral cuento, que con mucho humor, nos enfrenta a lo que generalmente queremos evitar reconocer en nosotros mismos, como son nuestras flaquezas y debilidades. No somos perfectos, pareciera ser la moraleja de la historia. Para poder establecer un contacto real con los otros, debemos primero aceptarnos a nosotros mismos.


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