lunes, 29 de septiembre de 2014

Ad astra (Peter Watts)


El libro electrónico, o e-book, es y no es aún parte de nuestra cultura. De un lado, tenemos un ámbito anglosajón y europeo que en su momento consagró al e-reader (aparato ad hoc para leerlos) como el regalo más popular de la Navidad, y que a través de Amazon, tienda online de libros y otros artículos, superó en ventas a los libros impresos. De otro lado, nosotros, para quienes el libro electrónico sigue siendo un exotismo. Baste decir que nuestras tiendas no comercializan e-readers, aunque estamos incursionando en la venta de libros electrónicos. Algo es algo.
Por eso, una iniciativa como la de la editorial Fata Libelli es más que destacable, un emprendimiento de esos que los lectores de ciencia ficción deberíamos apoyar (lo mismo que a Sportula, pero de ello hablaremos en otra ocasión). Por que Fata Libelli se ha especializado en traernos "lo último" de la ciencia ficción, el weird y otros caminos que está tomando la literatura fantástica. En lugar de esperar, como solíamos hacer, a que alguna edición impresa llegara a nuestro país, ahora con hacer unos cuantos clicks para tener descargado, en tiempo real, el libro electrónico que nos guste. Y a un precio por demás económico. Y si es ciencia ficción, mejor todavía.
Debo precisar que Peter Watts no venía bien aspectado para mi. Lo que sabía de este autor era que la editorial Bibliópolis había publicado una novela suya en español, Visión ciega, la muchos lectores consideraban o mal traducida, o incapaz de generar algún tipo de interés en el lector. Sin embargo, otros - que según observo, van aumentando su número - consideran que Peter Watts es ya uno de los grandes del género, y que tanto Visión ciega como otras historias suyas son de lectura obligatoria.
Sin embargo, aún no me decidía a leer nada de este autor, considerando que uno siempre tiene otras cosas pendientes. Pero me atraía mucho la portada del libro electrónico diseñado por Fata Libelli, que muchos lectores describían como adecuada para la grata experiencia de leer en formato electrónico. 
Creo que el punto final que me ayudó a tomar la decisión de descargar estos cuentos de Peter Watts fue el saber que estaba incluída una historia por demás curiosa: el cuento "Las cosas", una suerte de versión de "La cosa" narrada desde el punto de vista de la entidad extraterrestre. Además, dicho cuento estaba basado, más que en relato de Campbell, en la versión cinematográfica de "La cosa" de 1982, dirigida por John Carpenter, y una de mis películas favoritas.
Ya sin pensarlo dos veces, descargué el libro en mi Kindle, a un costo por demás módico. Y debo decir que fue una maravilla, tanto leer un libro electrónico tan bien "maquetado" para un dispositivo de lectura, como la calidad y el nivel de los cuentos seleccionados. Aprovechando las particularidades de los libros electrónicos, la editorial sugiere además enlaces de bandas sonoras para cada cuento (!), detalle que pienso aprovechar... cuando los relea. En esta dirección pueden leer el prólogo a la edición de Ad astra.

Malak, Historia protagonizada por un... dron de combate, cuya compleja programación lo lleva a desarrollar una serie de algoritmos y cálculos a fin de calcular el costo de la vida humana. Realizar estas operaciones lo llevará a "descubrir" que su programación adolece de ciertos errores, y que cuenta con la capacidad de corregirlos. ¿Es un programa de increíble complejidad, o estamos asistiendo al despertar de una inteligencia, de una conciencia artificial? La vastedad de conocimientos de Watts en biología contribuyen a que haya logrado un cuento por demás inquietante en sus implicaciones.

Un nicho. Este cuento es mas bien perturbador, además de estar lleno de guiños a los lectores habituales de ciencia ficción. Con decir que las protagonistas se llaman Ballard y Clarke... El autor se luce tanto en desplegar sus conocimientos científicos como en afectar al lector con sus agudas  (y acaso cínicas) observaciones sobre la naturaleza humana. Las protagonistas investigan la biología de las profundidades marinas, o tal vez, las profundidades de la psique humana, llena de maravillas... y de cosas monstruosas. De otro lado, para quienes no nos dedicamos a actividades decentes (los escritores, pues), es una suerte de alivio saber que existen otras personas que también hacen de sus peculiares características (defectos, dirían algunos) humanas una manera de vivir. Un nicho, pues.

La isla. Uno de los mejores cuentos de exploración espacial que haya leído ultimamente. Una nave espacial terrestre (al menos, así lo parece) tiene por misión trazar "caminos" entre las estrellas. En un punto muy, muy lejano de nuestro universo, se topa con vida inteligente... ¡pero qué vida! 
Una estrella, TODA UNA ESTRELLA, rodeada de un membrana de tejido viviente y consciente. Un ser con el cual habrá que contactar, pues está atravesando uno de los caminos que la nave está implementando. ¿Está sola? ¿Tiene algún propósito? Final feliz, pero de un humor negro feroz.

Las cosas. El cuento que todos estábamos esperando. La versión de "La cosa" (The thing, El enigma de otro mundo, de John Carpenter de 1982, basada en el cuento ¿Quién anda ahí? de John W. Campbell Jr.). Una estación antártica sufre los efectos de un invasor extraterrestre que puede duplicar cualquier organismo de manera perfecta. Pero, ¿y si no fuera un invasor? Watts se da maña para otorgarle una "personalidad" convincente a un ser completamente ajeno a nuestra biología, un ser de consciencia múltiple y morfología plástica, que además, actúa en nombre de un imperativo ético casi frankensteiniano - liberar a los seres vivientes de la angustia de la muerte y la "desconexión" - . Pero la humanidad rechaza a este extraño mesías venido del cielo y su evangelio de la nueva carne... ¿Vale la pena ser "amado" por un ente así?

El plato fuerte. Uno de los cuentos que, por sus implicaciones, podría convertir en suicida al más cursi de los animalistas, especialmente a esos que creen en un universo animal carente de la "maldad" humana. En un futuro cercano, la humanidad ha logrado "contactar" con otra especie inteligente: las ballenas orcas (si, las mismas de "Free Willy"). Y luego de sucesivas comunicaciones, la humanidad ha descubierto que las ballenas orcas son tan hipócritas, explotadoras, abusivas, materialistas y traicioneras como el mejor de los seres humanos (salvo los escritores de ciencia ficción, por supuesto). También hay de las candelejonas (ballenas orca que se vuelven "ecologistas" (!). Demás está decir que bajo estos parámetros, la convivencia entre humanos y ballenas orcas se convierte en una experiencia por demás provechosa para ambas especies. Humor negro retinto, pero muy bien fundamentado. Habrá que probar suerte con las cucarachas, en esto de buscar especies amigables.

Ad astra (a los astros, en latín) es una selección de cuentos que combinan biología, especulación, humor negro y un sentido de la maravilla que, sin quererlo, ayuda a disfrutar del pesimismo del autor. 

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