Durante los años ochenta, tuve la suerte de conseguir una edición de la prosa completa de Jorge Luis Borges. Eran cuatro tomos en bolsillo, publicados por la desaparecida editorial Bruguera. Al fin pude leer textos tan caros y afines a la ciencia ficción (¿o acaso no lo son?) como El inmortal, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Utopía para un hombre que está cansado, El informe de Brodie y There are more things... Sin menoscabo de su profunda y exquisita ensayística en torno a temas tan variados como la eternidad, el tiempo y la divinidad.
Pero además de esta prosa, estaba un Borges poco conocido (al menos, para mi), que también había prologado obras de culto para el aficionado a la ciencia ficción. Una de ellas, las Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, cuya edición por parte de la editorial Minotauro se puede adquirir con relativa facilidad, incluyendo el prólogo de la referencia.
Con el transcurso del tiempo, tuve la mala fortuna de perder los cuatro tomos de la prosa borgeana, cuya diagramación y demás detalles propios de una buena edición había llegado a vincular a mi vida. Así estuvieron las cosas hasta fechas recientes, cuando al fin se volvieron a publicar, no solo la prosa, sino la obra completa de Borges, añadiendo al placer de la lectura de sus ficciones, ensayos y reseñas, el de otras obras publicadas con posterioridad a sus escritos más populares, además de sus poemas, de los que he llegado a disfrutar (con mucha emoción) El golem y Spinoza.
En fin, un alma compadecida de mi nostalgia ha tenido a bien obsequiarme las Obras Completas de Jorge Luis Borges, que apenas estoy apreciando. Y me encontré con otras joyas: comentarios de Borges a La última y la primera humanidad y Hacedor de estrellas del maestro Olaf Stapledon.
¿Qué sorpresas habrá en lo que aún quedar por leer (y releer) de un genio como Jorge Luis Borges?
Ojalá me alcance la vida para descubrirlas.
Daniel Salvo
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