lunes, 2 de noviembre de 2009

Editorial: ¿Mezcla o falta de creatividad?




Desde otros lares llegan noticias interesantes en el campo de las publicaciones de ciencia ficción, fantasía y terror. Entre ellas, que al reciente boom de novelas de vampiros adolescentes, seguido del más discreto de los zombies, se barrunta una nueva modalidad: la reescritura de clásicos literarios en clave de fantasía, terror o ciencia ficción. Así, está pronta a distribuirse la intrigante Orgullo y prejuicio y zombis, de Seth Grahame Smith, "una versión ampliada del clásico de Jane Austen". Grahame Smith ya está redactando otra novela en la cual Abraham Lincoln resulta ser, además de abolicionista, un competente caza-vampiros.
Las historias en las que se mezclan personajes o escenarios ficcionales pertenecientes a otros autores con los de nueva cosecha, no son desconocidas en los predios de lo fantástico. Al contrario, ¿quién no se ha emocionado con películas como Drácula vs. Frankenstein (con el considerado el peor Drácula del cine, el actor Zandor Vorkov), o sin ir más lejos, con el cómic La liga de los caballeros extraordinarios? No confundirse con el pastiche, que es una forma de homenaje al escribir "a la manera de", como es el caso del escritor español Rodolfo Martínez, encargado de dar nueva vida a Sherlock Holmes.
Pero - siempre hay un pero-, tal parece que la cosa podría exceder un poco la sana expectativa del público lector de volver a leer las aventuras - o desventuras - de sus personajes favoritos.
Y el grito de alerta fue dado - cuándo no - hace tiempo desde la ciencia ficción, en el hermoso y triste relato Treinta días tenía setiembre de Robert F. Young, en el cual un melancólico y frustrado padre de familia del futuro añora los días de su infancia, en los que pudo asistira a una "escuela de verdad" - en vez de las clases por televisión que siguen sus hijos - y disfrutar de las clases impartidas por encantadoras maestras-robot. La nostalgia del protagonista lo lleva a adquirir una maestra-robot de segunda mano, con el pretexto de que ayude a su hijo en sus tareas escolares y a su antipática esposa en las labores domésticas. Pero lo que el ansía en realidad es volver a los felices días de antaño, lo que logrará al fin, aunque no de la manera que esperaba.
En dicho relato, además de una sombría predicción acerca de la calidad de las relaciones humanas del futuro, se nos ofrece un atisbo de las "nuevas" formas de entretenimiento del morador de las ciudades: televisores inmensos en los que se propalan westerns. Pero no cualquier tipo de western: son versiones actualizadas de Romeo y Julieta, Macbeth, Antígona y otros clásicos, lo cual provoca las iras de la maestra-robot, acostumbrada a los textos originales. Sus críticas hacia estas nuevas versiones de las obras shakesperianas o las tragedias griegas apuntan tanto al nivel de producción de las mismas, que se adivina bastante ínfimo, como a lo que posiblemente angustiaba al autor: la pérdida de la creatividad. De paso, el autor nos previene acerca de la clase de productos que pueden resultar de un arte vendido al capital
De modo que vale la pena preguntarse si estamos ante un nuevo tipo de arte, la revisitación de los clásicos, o si méramente estamos ante una horda de saqueadores de ideas, como esos "cantantes" que no tienen otra manera de presentarse que resucitando algún tema del recuerdo. Aunque claro, quien nos dice que Orgullo y prejuicio y zombis resulta siendo mejor que la "original"... Entre nuestros escritores, Ivan Thays tiene una opinión bastante curiosa al respecto.
Y ya puestos, Edmundo Paz Soldán se pregunta, con mucho humor:

Me imagino que, en el futuro, habrá varios adolescentes confundidos: "¿Orgullo y Prejuicio? ¿No es la novela con zombies? La tal Austen, una precursora de George Romero". A prepararse, porque esta moda sólo acaba de comenzar. Después de los zombis, seguro que vendrán otras novelas con criaturas de muy mala reputación: La ciudad y los perros con vampiros, Pedro Páramo con hombres lobo (¿pero, Rulfo no la escribió ya con zombis?)... Se acercan días interesantes para la gran literatura.


Pues sí: algunos ya estamos escribiendo Un mundo feliz para Julius y La tía Julia y el Terminator.
Daniel Salvo

3 comentarios:

  1. Sr. Salvo:

    Es notable esa idea... ya quisiera Escribir Rafael Ray: el guión de "En la boca del lobo" con Zombies en vez de terroristas o que las fosas comunes no sean sino "pobres criaturas infectadas y sacrificadas por el bien común" Apuesto que veremos ríos de tinta y hasta videojuegos basados en tanta fertilidad creativa...

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  2. Mmm... será por eso que el género no tiene muchos adeptos entre nuestros escritores... la realidad ya es suficientemente macabra.

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  3. En oriente eso es muy comun, he visto varias peliculas hindus que son una mezcla de Forrest Gump, ET, Batman y Grease todo en una misma pelicula.

    En lo segundo, ya lo dijo Angelica, en latinoamerica la CF es la literatura mas realista.

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