Ramsey Campbell es, para mí, un autor difícil. Tanto, que algunas de sus obras más comentadas se me han caído de las manos, dejando algunas de ellas inconclusas. Sin embargo, Luna sangrienta (cuyo título original es The hungry moon, es decir, La luna hambrienta o La hambrienta luna) tenía el señuelo de estar incluida dentro de las 100 mejores novelas de fantasía, consideradas como tales por el crítico británico David Pringle. Así que decidí darle otra oportunidad al señor Campbell.
La trama es magnífica. En Moonwell, un pequeño pueblo inglés de raíces célticas, hay una cueva que tiene una leyenda particular - la mismísima Luna desciende dentro de ella - , y hay que aplacarla cada año mediante un ritual incruento, que consiste en depositar flores a la entrada de la misma. Pero para mala suerte de los lugareños, a Moonwell viene a radicar un fanático religioso llamado Godwin Mann (algo así como "Dios se gana al hombre"), para quien ese y otros rituales no es más que una blasfemia pagana que debe ser erradicada. De modo que, tras haberse ganado a gran parte de los moradores del pueblo, quienes hasta el momento se sentían más que cómodo con su bondadoso párroco, decide descender a las profundidades de la cueva, para demostrar que no hay nada ahí... Y, aparentemente, resurge ileso de la misma.
Pero tras este acto, las cosas empiezan a cambiar en Moonwell. Una extraña oscuridad comienza a adueñarse del pueblo, al tiempo que parece ser "olvidado" por el resto del país. Comienzan a ocurrir accidentes, mientras que grotescos seres de piel blaquísima y carentes de ojos son vistos en diferentes circunstancias. Casi todas las esperanzas se vuelven hacia el predicador Godwin Mann, al parecer dotado de poderes sobrenaturales, pues se asegura que su rostro brilla con un resplandor lunar, y puede modificar partes de su cuerpo... Algo ha sido despertado, algo que está vivo y que nació antes de la aparición del hombre sobre la Tierra, que fuera venerado por los druidas y, aparentemente, erradicado - que no destruido - por los romanos. Este ser, de reminiscencias lovecraftianas, apenas podrá ser enfrentado por las pocas almas sensatas de Moonwell, es decir, quienes no hayan sucumbido previamente al fanatismo religioso del cual Godwin Mann es sólo una cabeza visible: el mal y la intolerancia habitaban desde hacía ya tiempo en Moonwell.
Lástima que el narrador de tan inquietante novela no haya sido H.P. Lovecraft o siquiera alguno de sus epígonos. No se si será cosa de la traducción, o es el estilo de Ramsey Campbell, pero a mi juicio la narración es, por decir lo menos, desangelada, al punto que los mejores momentos de la historia tienen la intensidad y tensión de un manual de electrodomésticos. Si a ello se suma la cantidad de personajes y puntos de vista, tenemos una novela en la cual no sabemos bien quienes son los héroes y quienes los malvados, cuando ocurre algo y cuando se sueña o imagina algo. Y la sensación final es que da lo mismo si uno u otro personaje ha muerto o no. Vamos, más que una novela, parece que el lector se enfrenta a un estupendo guión para una película o miniserie de terror.
Buenas ideas, narración - o traducción - deficientes. Sin embargo, vale la pena el esfuerzo de leerla.