El cazador de sueños (Dreamcatcher) bien podría formar, junto con Tommyknockers, un díptico de novelas en las que Stephen King toca el tema de la invasión extraterrestre. Y no se trata de extraterrestres metafóricos o hipotéticos, sino de los de verdad, con su fisonomía "gris" y sus naves espaciales de incomprensible (pero falible) tecnología. Eso si, no creo incurrir en un spoiler grueso si desde ya advierto al lector que la película que se produjo en 2003 es MUY diferente al libro, al punto que nuestro entrañable Duddits tiene una naturaleza muy distinta, según se trate del libro o el film. Y hay muchos otros detalles que, para quienes hemos visto primero la película, crean una expectativa tan extensa como inútil, pues es recién al final que nos damos cuenta de que ciertas escenas no aparecerán para nada en el libro.
El cazador de sueños enfrenta, como en It, a un grupo de niños contra el MAL. Mal que, en la infancia, está encarnado por los sempiternos escolares, quienes son sorprendidos martirizando a Douglas Cavell, "Duddits", un niño con retardo mental. Los cuatro niños - Mike, Pete, Henry y "Jonesy" (pronúnciese Yonsi, como el gato de la teniente Ripley en "Alien"), librarán a Duddits de una degradante sesión de bullyng que al parecer implicaba la ingesta de excremento, a cambio de lo cual obtendrán el gran don de una amistad a prueba de todo, además de ciertos dones no muy bien explicados, entre los que se incluye la telepatía.
Con el paso de los años, los niños crecerán y, con sus dones, sean estos los que sean, acabarán en el lugar justo y el momento justo: una cabaña en un bosque nevado, situada en una zona que acaba de ser declarada en cuarentena. Y esto por algo muy siniestro: el arribo de una nave espacial de origen extraterrestre, que porta... ¿qué?
Uno de los puntos fuertes de El cazador de sueños es, al igual que en Tommyknockers, la caracterización de los extraterrestres. Ni máquinas de matar inmunes a todo, ni hombrecillos verdes, ni semidesnudas diosas de las estrellas. Son tres: una especie de hongo rojizo, un parásito que crece en el estómago y luego se expulsa por el ano (los diálogos en torno a los gases que se generan por la incubación de estos seres ocupan buena parte del libro) y Mister Gray, el Señor Gris, el típico extraterrestre desnudo de piel grisácea y grandes e inexpresivos ojos sin párpados ni pupilas, quien sin embargo prefiere convertirse en esporas y habitar cuerpos humanos... por que se está muriendo, o o por que tal vez no exista y sea tan solo una proyección de la mente de "Jonesy", quien a su pesar, debe cargar con Mister Gray "dentro", y de quien no sabemos como, ha logrado ocultar mucha e interesante información creando en su mente un simulacro de edificación que le permite dejar al Señor Gris "fuera". Mientras tanto, entre la locura de un militar que pretende eliminar a todos los supuestos infectados por el hongo venido del espacio, estén sanos o no, y la búsqueda y el reencuentro con el cada vez más enigmático Duddits, los demás personajes van formando la trama que conduce al enfrentamiento final, con unos extraterrestres tan vulnerables y confusos como nosotros, al punto que se derriten por los sandwiches y no saben qué es defecar. Oh si, nada más original que los extraterres que surgen de la mente de Stephen King.
Lo que no quita que la novela tenga sus puntos en contra. La parte media se excede en unas doscientas páginas, en las que King nos lleva - eso sí, con mucha maestría - en un viaje a ninguna parte. Vamos, que sucede lo mismo que en la película, pero con un exceso de situaciones, giros, intimidades y detalles a cual más innecesario. Abruptamente, la novela recupera el ritmo al hacernos partícipes de la curiosa interacción entre "Jonesy" y la entidad que ocupa su cuerpo (y parte de su mente), el desconcertante Mister Gray.
Si han visto la película y, como yo, esperan que se trate de una adaptación más o menos fiel, absténgnase de leer la novela para evitarse el "decepcionante" final. Claro que si son mas o menos fanáticos de King, como yo, no me harán caso: puntos grises o no, es una novela de Stephen King. Y con eso ya tenemos bastante.