jueves, 4 de agosto de 2011

Horizontes de fantasía (Carlos E. Saldívar)

Nuestro habitual colaborador, casi co-redactor de Ciencia Ficción Perú, Carlos E. Saldívar, nos honra con el prólogo a su excelente libro de cuentos "Horizontes de fantasía", publicado en 2010. Con el iniciamos la nueva época de "Ciencia Ficción Perú", espero que les guste.








16 horizontes fantásticos (1)




A veces, la gente que me conoce me pregunta: ¿por qué escribo? ¿De dónde nacen esas ganas para contar hechos asombrosos o cotidianos? No encuentro respuesta para ambas cuestiones, simplemente les digo que escribir (que es un acto solitario) es para lo que sirvo. Las personas en general son buenas en algo y, la mayoría de veces, se desempeñan en ese algo. Hay personas que no sirven para nada, aunque ese es un tema que no viene a colación. De alguna manera, pienso que los seres humanos desarrollan habilidades a lo largo de su vida, pero a su vez, han nacido con ciertos caracteres que los hacen distintos de los demás seres y les proporcionan, también, la facilidad de hacer cosas que otros no podrían hacer tan bien como ellos. En mi caso escribir representa: hacer aquello en lo que soy bueno. Y lo hago siempre que puedo. Las energías nacen de la nada y dedico mucho tiempo y atención a esta actividad. Debo reconocer que para mí no representa un «trabajo», en todo el sentido de la palabra pues, a mis veintisiete años, nunca me han pagado por los cuentos que he publicado. Y no han sido pocos. Lo que deja constancia de que escribo porque amo hacerlo, porque, como decía ese genio que se llama Stephen King: «no hacerlo es suicida». Tampoco lo considero un hobbie. Muchos piensan que sólo escribo, que no ocupo mi tiempo en otra cosa. No es cierto, he trabajado toda mi vida, aún lo hago, y cuando llego a casa después de un día agotador, enciendo mi 486 (que ya se ha malogrado dos veces) de la época de los dinosaurios y pongo manos a la obra. Toda actividad solitaria implica un sacrificio; también, una gran satisfacción; he escrito a la fecha infinidad de relatos, algunas novelas (que espero publicar pronto, al menos un par de ellas), y he aprendido tanto durante estos años, que he tenido oportunidad de hasta dar clases. Como decía, escribir representa un sacrificio en un país donde publicar es casi una actividad insana. Sin embargo, una vez que se tiene el cuento entre manos, es como haber traído un hijo al mundo. No entendemos el cómo o el por qué, solo sabemos que es un fenómeno maravilloso.


Mi primer libro de cuentos lo publiqué en el año 2008. Era un pequeño texto de menos de cien páginas titulado: Historias de ciencia ficción, el cual recibió muy buenos comentarios por parte de los entendidos, aunque siempre se mantuvo dentro de un circuito restringido. Es un libro que significa mucho para mí pues me permitió exponer problemas teóricos y humanos que por ese entonces (y hasta hace poco) abarcaban mis pensamientos. Hubo cuentos agradables, lo sé. Algunos de ellos habían aparecido, o luego aparecieron, en revistas profesionales como Argonautas, editada por Jorge Luis Obando (y dirigida por su servidor) y Velero 25, dirigida por Víctor Pretell. Fue un libro que me permitió ingresar al mundo de la literatura por la puerta chica. He descubierto un mundo que se enlaza con mi propio universo. Creo que mi mundo interior se refleja en los cuentos que escribo. Conocerlo depende de usted, amable lector.


Nunca he sido bueno hablando de mí. Opino que todo lo que debe decirse sobre un cuento se encuentra en las palabras que conforman dicho texto. Lo demás sobra, sin embargo explicar la génesis de un relato o el contexto en el cual éste fue escrito resulta muy interesante. Ahí tenemos los cuentarios de Isaac Asimov, por ejemplo. Aunque no me agrada imitar a los demás. No escribo siguiendo modelos. Detesto mencionar, como otros lo hacen siempre, a los sumos pontífices de la literatura latinoamericana: García Márquez, Borges y Cortázar, aunque este trío me encanta y podrá, usted, notar la influencia de estos tres maestros en los cuentos que está a punto de leer. Pero no, no me gusta admitirlo. Porque, así como los tenemos a ellos, existen por lo menos un centenar de escritores a la par de buenos a los que nunca se les menciona. Ya nombré a algunos en la primera parte de mi exposición, ahora menciono a otro: Philip K. Dick. En su tiempo, un genio incomprendido; hoy, un buen modelo literario a seguir. Invito a los lectores a degustar sus cuentos. Pueden descargar su obra completa desde Internet. Yo lo hecho (sí, que las editoriales me demanden), gracias a la red he podido leer libros que nunca hubiera podido conseguir en papel, ya sea por el exceso de costos o porque, simplemente, no llegan a este lado del charco.


Hablemos de la ciencia ficción: escribirla es difícil, yo aún no sé como nombrarla: «ciencia ficción», «ciencia-ficción», «SF», «CF», «C-F», aunque eso no importa. Es un género bello. Hay que investigar mucho para lograr un relato de calidad. Mi nivel científico no es muy alto (tampoco es bajo), conozco datos que la mayoría no conoce, por ejemplo: que la «materia oscura» abunda en el universo y los científicos aún no saben qué diablos es. La ciencia ficción implica un trabajo duro, pero un buen cuento del género es un manjar para los que disfrutan de la lectura.


La lectura, ese es otro tema.


Quisiera confesar un pequeño secreto: me gusta escribir textos sencillos, textos que las personas que no están acostumbradas a leer puedan asimilar con facilidad. No puedo solucionar el problema de la no lectura, de la dislectura (leer y no comprender) o del analfabetismo, no obstante puedo aportar mi pequeño grano de arena creando cuentos que pueda disfrutar cualquier persona con un mínimo de criterio sobre la realidad... y sobre la irrealidad. Creo que prefiero escribir C-F, fantasía y terror; al menos del primer género he escrito y publicado muchos cuentos (varios de ellos en revistas profesionales), del segundo y tercer grupo sólo he publicado unos pocos relatos. Me gusta también el misterio y el realismo, ambos géneros forman parte de mi producción inédita a la fecha y espero que puedan formar parte de publicaciones futuras. Cuido mucho el lenguaje y el estilo, aunque no me considero un experto y ese trabajo se lo dejo al corrector, mas debo admitir, para esta entrega yo mismo he realizado la corrección estilística. La razón: el tiempo, no estaba seguro de publicar este libro, tenía otros dos listos, ambos de cuentos de horror que quizá no hubieran sido apropiados para los adolescentes. Por eso opté por reunir dieciséis cuentos de fantasía y ciencia ficción escritos entre 1997 y 2007, once años que representan mi mayor etapa de producción literaria.


No voy a extenderme mucho con esta introducción porque la ficción nos llama como sirenas cantando a un marinero, nada más quisiera hacer unos comentarios breves sobre los cuentos que forman parte de este volumen.


He reunido estos relatos, pensando, como dije, que este libro formará parte del plan lector de algunas escuelas y creo que mi elección de las narraciones en cuestión ha sido correcta. Algunos textos podrían resultar demasiado alucinantes, pero en ningún caso van a aburrirlo, lector. Y si usted es de los que sabe leer entre líneas, entonces disfrutará los cuentos aún más. Me pareció justo incluir textos que escribí siendo adolescente pues éstos serán leídos por adolescentes. Mi yo a la edad de quince años ya escribía cuentos y el hecho de que otro joven de quince o dieciséis años pueda leerlos hoy me llena de una curiosa sensación de diálogo más allá del tiempo. Son cuentos muy importantes para mí, fueron concebidos en diversas etapas de mi vida y muestran un desarrollo artístico agraciado.


«Una nueva historia» fue concebido en 1997, lo escribí en papel, al igual que muchos otros cuentitos, en un viejo cuaderno de colegio que por milagro he conservado (y desmenuzado).


«Rosado» es mi cuento favorito del libro, uno de los más breves y tal vez el más complejo, ojalá, lector, pueda comprender el sentido que subyace en sus líneas.


«El vaivén extraordinario» es uno de esos cuentos que denota mi temprano interés en lo fantástico y mi excesiva tendencia a liberar la imaginación las veinticuatro horas del día.


«La historia perfecta» fue concebido para un libro de Cuentos del depósito, sin embargo lo he extraído de ahí debido a su extensión y porque representa, quizá, mi propia búsqueda de un tesoro inalcanzable.


«Lo que el cuento nos contó» es uno de esos cuentitos muy breves que hablan sobre cuentos y que solía escribir de noche y muy inspirado.


«¡Estado de shock!» surgió como un ejercicio. Transformé en cuento un breve cómic, ubicado en las páginas de una historieta del Juez Dredd, por lo que aclaro: no es una idea original mía. Buscaba relacionar el mundo de la literatura con el de las historietas para encontrar puntos de ruptura y concatenación. Aún sigo en esos trotes, de momento el cuento resultante me ha gustado.


«Yo, estólido creyente» es también uno de esos cuentos escritos con un estilo que, por desgracia, he abandonado hace muchos años, debido a mi incesante búsqueda de un estilo literario novedoso y más completo. Por cierto, es uno de mis relatos «adolphianos».


«Una cosita muy, muy pequeña» es, tal vez, el cuento que más dialogue con mi primer libro, por la temática y la personificación de... pero no quiero adelantar el final.


«El elegido» fue publicado en la revista Cosmocápsula, número 1, en diciembre de 2009, una publicación virtual colombiana de ciencia ficción que concibió sus dos primeros números el año pasado. Agradezco a su equipo editorial por ayudarme con la revisión de este relato.


«Entelequia» fue publicado en la revista Argonautas, número 2, en enero de 2007. Pasó desapercibido en dicho volumen, por eso, lector, tiene usted la oportunidad de leer de nuevo esta especie de cuento de hadas... a la inversa.


«Recordando a Alma» es otro de esos cuentos escritos con un estilo antiguo, lleno de una sensibilidad ilimitada y que escribí para satisfacer mis propias apetencias, lo cual me agrada en demasía. Ah, y es ciencia ficción, no deje que lo engañen.


«Encarar» es un texto que representa un salto de un estilo a otro, creo que en 2005 maduré como escritor y fui capaz de desarrollar nuevas técnicas para confeccionar ficciones de largo aliento. Este relato se haya influenciado por todos los escritores que se encuentran mencionados en él. Estoy seguro que más de uno podrá identificarse con el simpático Jorge, quien se enamora de la adorable Rita mientras va padeciendo una inesperada metamorfosis facial. Lean el cuento y luego me comentan si les agradó. Por supuesto, hoy en día no sé si pueda ser capaz de escribir con ese estilo que tanto me gustaba. Es el año 2010 y he madurado mucho más.


«El tiempo del mestizo» fue publicado en la revista Velero 25, número 47, correspondiente al mes de octubre de 2007. Fue el primer cuento que me publicaron en una revista profesional y es mi segundo texto favorito en este libro. (2) La versión que aquí ofrezco es la definitiva.


«Eran felices», «Historia de Tábata» y «El corazón de Nanu» fueron escritos durante un largo y sobrecogedor viaje que realicé entre fines de enero y mediados de abril de 2007. Escribí los cuentos de manera seguida, de modo que los pongo en el libro como si fueran uno solo, o parte de un mismo todo.


«Eran felices» fue escrito para un concurso al cual nunca fue enviado. Lo reelaboré en el taller internacional de creación literaria Los forjadores, donde me dieron aportes muy valiosos para poder mejorar el texto. Estoy seguro que ha quedado bien.


«Historia de Tábata» y «El corazón de Nanu» representan esa predilección por la fantasía y lo romántico que espero no dejar de lado jamás.


Amable lector, le pido ahora que disfrute de cada uno de estos cuentos. Habrá algunos que le gustarán mucho, estoy seguro. No le voy a pedir que me escriba comentarios positivos o negativos a mi correo electrónico, aunque puede hacerlo si gusta. Su interés es muy importante para mí en pos de seguir produciendo cuentos de este calibre (o mejores). No puede haber escritor sin lector y, en mi humilde opinión, es usted quien hace a un escritor.


Hasta una nueva entrega. Sé que vendrán muchas otras en el futuro. Porque tendremos un futuro por el cual esperar. Éste depende nosotros, de nuestro sentido de la moral e imaginación.





Carlos Enrique Saldivar (Lima, febrero de 2010).





(1) Este texto es el prólogo que escribí para mi segundo libro de cuentos, Horizontes de fantasía, publicado en el año 2010.



2) Descarto cuentos míos publicados en mi propia revista pues en aquel tiempo no era profesional. Con la publicación del número 4 de Argonautas en 2009, las cosas han cambiado.

1 comentario:

  1. hola, estaba visitando a todos los blogs del concurso de los 20 blogs y el tuyo me ah parecido interesante, asi que te he dado un voto y espero votes por mi tambien en la categoria de literatura.

    http://20blogs.pe/votar/?id=10

    un saludo

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